Las nuevas maneras de trabajar: 6 grandes desafíos que ha dejado la pandemia

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El mundo del trabajo también ha evolucionado tras casi dos años de crisis sanitaria. Hoy son los formatos híbridos los que comienzan a imponerse, sin estar éstos exentos de dificultades. La consultora Corporate Citizenship aborda seis importantes desafíos que deben asumir las organizaciones de cara a lo que es y será la relación de las empresas con sus colaboradores.

La pandemia cambió nuestra realidad. Nada será como antes en muchos ámbitos y todos han debido adaptarse, o bien, iniciar ya ese proceso definitivo. Uno de estos cambios fundamentales tiene que ver con el tipo de relación que se está dando entre empleadores y trabajadores.

“El impacto del COVID-19 ha sido devastador en muchos aspectos. Sin embargo, también ha estimulado una variación positiva, al acelerar la transición de las organizaciones hacia otros modelos de trabajo, donde se pone al centro el bienestar de los colaboradores. Esto ha significado un reenfoque del mundo empresarial hacia la creación de una fuerza laboral flexible e inclusiva”, sostiene Germán Sáenz, director de Corporate Citizenship.

Como una manera de aportar a esta nueva realidad, la consultora global especialista en ESG, Corporate Citizenship, enumeró seis desafíos que han surgido a raíz de estos acelerados cambios y explora algunas de las maneras en que las compañías pueden abordarlos.

“Si bien es poco probable que las cosas se mantengan estáticas durante los próximos meses, una cosa es segura: el trabajo, tal como lo conocemos, ha cambiado para siempre”. asegura Sáenz.

1.La gran renuncia

La pandemia ha propiciado que mucha gente se replantee sus valores, estilo de vida… y sus trabajos. Más de 4 millones de estadounidenses están renunciando cada mes a sus trabajos durante 2021, y un fenómeno similar se observa también en China y otros países. Ante las crecientes dificultades para la atracción y retención del talento, las organizaciones están bajo presión para convertirse en empleadores más flexibles.

“Las empresas deben priorizar su fuerza laboral como uno de sus recursos más valiosos y críticos, ofreciendo beneficios competitivos e innovadores que reconozcan las realidades que todos estamos enfrentando”, explica el director de Corporate Citizenship.

2. Fomento de la diversidad, la equidad y la inclusión

Las organizaciones deben asumir la necesidad de crear un equipo diverso, inclusivo y basado en la equidad, donde todos los colaboradores, sin importar su origen étnico, sexo o circunstancias personales, se sientan escuchados y respetados en sus necesidades.

Según Germán Sáenz, “a medida que nos adentramos en un nuevo mundo laboral, donde los empleados tienen más oportunidades para elegir su forma de trabajo y la competencia por el talento es feroz, los empleadores deberán asegurarse de que sus sistemas y procesos se basen en el desempeño y no discriminen en función de la presencialidad u otras variables que tienen que ver con la modalidad de trabajo, pero no sus resultados”.

3. Rediseño del trabajo de oficina

¿Cómo supervisar y garantizar la productividad de su fuerza laboral que trabaja en casas o mediante un sistema híbrido? Suelen existir jefaturas que consideran que no abrir las aplicaciones como Slack o Teams a primera hora de la mañana es lo mismo que llegar tarde al trabajo. Mientras, en la vereda opuesta, han emergido ONGs que defienden la privacidad de los hogares y la salud mental de los trabajadores remotos.

Sin embargo, lo más complejo será la implementación de una política de trabajo híbrida posterior al COVID-19. Para garantizar el éxito de esta modalidad, los empleadores deben responder a preguntas críticas operativas, éticas y culturales. A medida que más empresas buscan un lugar de trabajo flexible, muchas están decidiendo que necesitan designar a una persona específica para que lo administre. Por nombrar algunos ejemplos, Facebook tiene un director de trabajo remoto y LinkedIn tiene un vicepresidente de trabajo flexible.

4. Enfoque en la salud y el bienestar de los colaboradores

La pandemia ha reforzado el vínculo entre la salud y el desempeño de las empresas. Dentro de estas preocupaciones, una fundamental es la salud mental. Diversos estudios sugieren que los empleados que trabajan desde casa pasan más tiempo en sus escritorios y enfrentan una mayor carga de trabajo que antes de la pandemia, por lo que el bienestar integral del colaborador es cada vez más complicado de mantener y, por ende, los esfuerzos de la organización deben abordar esto como prioridad.

Según Piya Baptista, directora asociada de Corporate Citizenship, “si las organizaciones quieren invertir verdaderamente en la resiliencia de sus negocios, deben invertir en la resiliencia de su gente, abordando problemas críticos que afectan su salud, comunidades, estabilidad económica, educación e identidad social “.

5. El desafío de atraer a los trabajadores de vuelta a la oficina

Si bien el trabajo remoto ha brindado muchas oportunidades tanto para los trabajadores como para los empleadores, también es cierto que no es para todos. Algunas organizaciones quieren que sus colaboradores vuelvan a una modalidad presencial, ya que reconocen el agotamiento de ellos en el mediano y largo plazo debido a las altas cargas de trabajo y las horas más largas; y una pérdida de cultura y sentido de equipo.

La pregunta para las organizaciones será cómo alentar y apoyar para que sus trabajadores regresen a la oficina, respetando a quienes desean seguir desde casa.

6. El dilema de las vacunas

A medida que el mundo comienza a desconfinarse, las empresas deben pensar cómo pueden proteger a sus trabajadores, respetando al mismo tiempo su libertad.

Recuperar la economía está ligado a la velocidad y el éxito de la vacunación contra el COVID-19, pero esto varía a nivel mundial. En Chile, si bien la tasa de vacunación es alta, aún hay más de 1,5 millones de personas que no están vacunadas. En ciertos países como Estados Unidos, es más probable que los empleadores puedan obligar a sus trabajadores a vacunarse, pero en otros ello no será legal. En varios países europeos es ilegal, incluso, simplemente preguntar sobre el estado de vacunación de un empleado individual.

Las organizaciones deberán abordar la reapertura con precaución y asegurarse de implementar medidas de autocuidado y de testeo preventivo.

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