“Cocinar sostenible no es una tendencia, es una responsabilidad diaria”, afirma Pablo Cáceres, chef ejecutivo de Viña VIK, quien ha convertido su propuesta gastronómica en una experiencia donde cada ingrediente cuenta una historia de origen, identidad y respeto por la tierra.
Ubicada en el corazón del Valle de Millahue, Viña VIK no solo es reconocida por sus vinos de excelencia, sino también por una cocina contemporánea que fusiona técnica, intuición y sostenibilidad. Bajo el liderazgo de Cáceres, el equipo culinario ha puesto el foco en ingredientes de temporada, productos orgánicos del propio huerto, alianzas con pequeños productores locales y prácticas regenerativas.
“Mi cocina se define por el respeto al producto, la conexión con el entorno natural y la búsqueda constante de identidad. Buscamos que cada plato cuente una historia y que puedas viajar por los territorios chilenos”, explica Cáceres.
Sostenibilidad que se cocina todos los días
En Viña VIK, la sostenibilidad se traduce en acciones concretas: compostaje, reutilización de aceites, reducción del desperdicio y una lógica circular en el diseño del menú. Pero para Cáceres, este compromiso va más allá de la técnica: también implica educar a nuevas generaciones de cocineros y sensibilizar a los comensales sobre el origen y el impacto ambiental de los alimentos.
“Los chefs tenemos la responsabilidad de ser comunicadores. A través de cada plato, podemos generar conciencia sobre la trazabilidad y el impacto de nuestras decisiones alimentarias”.
Uno de los ejes clave en su trabajo ha sido el vínculo con Guardianes de las Semillas y Delfín Toro, con quienes desarrollan el huerto Vik Zero, un espacio de biodiversidad comestible y aprendizaje vivo que aporta al concepto de gastronomía regenerativa.
El futuro de la cocina es sustentable
Para Cáceres, los desafíos de la gastronomía actual pasan por cambiar la mentalidad desde una cocina abundante y desechable, hacia una más consciente y responsable. Pero también ve grandes oportunidades: nuevas generaciones con enfoque ético, avances tecnológicos e iniciativas como Food Lab, un concurso que impulsa propuestas culinarias sostenibles con ingredientes locales y visión circular.
“En definitiva, el futuro de la gastronomía tiene que ser sustentable. Solo así lograremos una cocina que no solo emocione, sino que también transforme”.
“Cocinar sostenible no es una tendencia, es una responsabilidad diaria”, afirma Pablo Cáceres, chef ejecutivo de Viña VIK, quien ha convertido su propuesta gastronómica en una experiencia donde cada ingrediente cuenta una historia de origen, identidad y respeto por la tierra.
Ubicada en el corazón del Valle de Millahue, Viña VIK no solo es reconocida por sus vinos de excelencia, sino también por una cocina contemporánea que fusiona técnica, intuición y sostenibilidad. Bajo el liderazgo de Cáceres, el equipo culinario ha puesto el foco en ingredientes de temporada, productos orgánicos del propio huerto, alianzas con pequeños productores locales y prácticas regenerativas.
“Mi cocina se define por el respeto al producto, la conexión con el entorno natural y la búsqueda constante de identidad. Buscamos que cada plato cuente una historia y que puedas viajar por los territorios chilenos”, explica Cáceres.
Sostenibilidad que se cocina todos los días
En Viña VIK, la sostenibilidad se traduce en acciones concretas: compostaje, reutilización de aceites, reducción del desperdicio y una lógica circular en el diseño del menú. Pero para Cáceres, este compromiso va más allá de la técnica: también implica educar a nuevas generaciones de cocineros y sensibilizar a los comensales sobre el origen y el impacto ambiental de los alimentos.
“Los chefs tenemos la responsabilidad de ser comunicadores. A través de cada plato, podemos generar conciencia sobre la trazabilidad y el impacto de nuestras decisiones alimentarias”.
Uno de los ejes clave en su trabajo ha sido el vínculo con Guardianes de las Semillas y Delfín Toro, con quienes desarrollan el huerto Vik Zero, un espacio de biodiversidad comestible y aprendizaje vivo que aporta al concepto de gastronomía regenerativa.
El futuro de la cocina es sustentable
Para Cáceres, los desafíos de la gastronomía actual pasan por cambiar la mentalidad desde una cocina abundante y desechable, hacia una más consciente y responsable. Pero también ve grandes oportunidades: nuevas generaciones con enfoque ético, avances tecnológicos e iniciativas como Food Lab, un concurso que impulsa propuestas culinarias sostenibles con ingredientes locales y visión circular.
“En definitiva, el futuro de la gastronomía tiene que ser sustentable. Solo así lograremos una cocina que no solo emocione, sino que también transforme”.