Incluso los lugares más remotos pueden verse amenazados por una contaminación invisible. Así lo reveló una expedición científica en el mar interior de Chiloé, donde investigadores detectaron residuos plásticos flotando en zonas clave para la biodiversidad marina. Un hallazgo que no solo preocupa, sino que también moviliza conocimiento para la acción.
Durante ocho días de navegación, un equipo liderado por la Dra. Lara Marcus (Universidad San Sebastián) y el Dr. Jorge Mardones (Centro IDEAL – UACh y CREAN – IFOP) recorrió uno de los ecosistemas más ricos del país: la Patagonia norte. Esta zona, reconocida por su alta productividad biológica y por ser punto de alimentación de especies como la ballena azul, fue el escenario de una investigación pionera sobre la presencia de microplásticos y contaminantes asociados en la cadena trófica marina.
“Nuestra expedición buscó entender si los residuos plásticos coinciden espacialmente con las zonas de alta productividad biológica, lo que podría tener implicancias importantes para la salud de los organismos, los ecosistemas y también para nosotros”, señaló la Dra. Marcus.
A lo largo de la campaña se recolectaron muestras que abarcan todo el ecosistema marino: desde fitoplancton y zooplancton, hasta peces, delfines y ballenas. Este enfoque sistémico —inédito en Chile— permitirá comprender cómo los microplásticos se desplazan, se acumulan y podrían amplificarse a través de la cadena alimentaria.
Plásticos donde se alimentan las ballenas
Una de las observaciones más preocupantes fue la detección de plásticos flotantes en áreas que actúan como zonas de retención natural, por efecto de los “giros oceánicos”. Estos mismos sectores son donde se concentra el alimento para la megafauna marina.
“Incluso en ecosistemas considerados más protegidos, la presencia de desechos plásticos es evidente”, advierte la investigadora.
El Dr. Mardones, en tanto, destaca una nueva línea de investigación con gran potencial: la interacción entre microplásticos y floraciones algales nocivas (FANs), fenómenos que pueden provocar mortalidades masivas de peces. “Entender cómo estos contaminantes influyen en la toxicidad de las microalgas será clave para anticipar impactos ecológicos y sanitarios”, afirma.
Ciencia para conservar
Aunque los análisis de laboratorio siguen en curso, esta campaña marca un hito para el diagnóstico ambiental de la Patagonia norte. Los datos obtenidos no solo contribuirán al conocimiento científico, sino que serán fundamentales para proponer acciones concretas de conservación, prevención y educación ambiental.
En un contexto donde la presencia de plásticos se ha vuelto una amenaza global para los océanos, esta investigación representa una esperanza: la de comprender, proteger y actuar antes de que sea demasiado tarde.