Más que números: las MiPymes chilenas y el desafío de crecer con propósito, tecnología y redes

ENEL
Javiera Palma
Javiera Palmahttps://www.diariosustentable.com/
Periodista especializada en el área digital. Transformo ideas en historias que conectan, cautivan e inspiran. Más de 5 años convirtiendo conversaciones en oportunidades a través de contenido creativo e innovador.
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Representan más del 98% de las empresas y el 65% del empleo formal, pero solo generan el 13% de las ventas. En esta radiografía analizamos sus desafíos estructurales, el auge de las cooperativas, el potencial de la innovación tecnológica y el impacto de certificaciones como la Empresa B. ¿Qué falta para que realmente despeguen?

Están en todas partes: en la esquina del barrio, en ferias, en emprendimientos familiares y, cada vez más, en cooperativas y redes colaborativas. Pero, ¿Cuál es realmente su peso en la economía? ¿Qué avances han logrado y qué desafíos siguen enfrentando?

Para entenderlo, hicimos una radiografía basada únicamente en cifras oficiales, que permiten observar las diferentes aristas del ecosistema MiPyme en el país.

Más del 98% de las empresas en Chile son MiPymes, pero su peso económico sigue siendo limitado

De acuerdo con el Servicio de Impuestos Internos (SII), más del 98% de las empresas activas en Chile son micro, pequeñas o medianas. Sin embargo, esa abrumadora mayoría no se traduce en un peso económico proporcional. En 2023, solo el 13% de las ventas totales del país provinieron de este segmento, mientras que el 87% restante se concentró en las grandes empresas.

Esta desigualdad evidencia una brecha persistente entre la presencia y la capacidad de generar ingresos de las MiPymes, particularmente en el caso de las microempresas (ventas anuales de hasta 2.400 UF), que siguen siendo las más frágiles en términos de productividad y financiamiento.

Pese a estas brechas, el rol social de las MiPymes es incuestionable. Según el Ministerio de Economía, representan el 65% del empleo formal del país. Las microempresas (hasta 9 trabajadores) concentran el 37,3% del empleo, seguidas por las pequeñas (13,1%) y las medianas (14,9%).

Detrás de estas cifras hay familias, barrios y comunidades completas que dependen de la actividad de este tipo de empresas.

Cooperativas en Chile: una estrategia colaborativa en crecimiento

Frente al escenario económico actual, muchas MiPymes han optado por organizarse colectivamente. Las cooperativas están en pleno auge y, según el Ministerio de Economía, al 2025 existen 2.159 cooperativas activas que agrupan a más de 2 millones de personas.

Para fortalecerlas, Sercotec destinará más de $1.300 millones este año, con foco en asistencia técnica, capital inicial y apoyo organizacional. Estas alianzas son claves para ampliar redes, acceder a nuevos mercados y fortalecer el poder de negociación, especialmente en sectores como la agricultura y la pesca artesanal.

Acceso a financiamiento y externalización de negocios

El acceso a créditos sigue siendo uno de los principales obstáculos para el crecimiento de las MiPymes en Chile. Según el Informe de Resultados de la Encuesta Longitudinal de Empresas (ELE-5) elaborado por el Ministerio de Economía, mientras solo un 1 % de las grandes empresas vio rechazado un crédito solicitado, el 19 % de las microempresas enfrentó ese mismo escenario.

A esto se suma una mayor tasa de rechazo y que las condiciones ofrecidas a las MiPymes suelen ser más exigentes y con un costo financiero más elevado. Esta realidad limita su capacidad de inversión, innovación y resiliencia frente a crisis coyunturales.

Desde el punto de vista de la externalización de los negocios, el Informe Anual de Empresas Exportadoras 2024, elaborado por ProChile, demuestra que solo el 0,4% de las MiPymes chilenas realizó exportaciones y sus ventas representan apenas el 2,2% del total exportado a nivel nacional.

Para Verónica Poblete, directora ejecutiva de Bee Partners, uno de los grandes obstáculos está en cómo estas empresas comunican su propuesta de valor. “Muchos de los cuellos de botella más críticos no están en el producto ni en la tecnología, sino en la estrategia de comunicación”, explica.

Desde su experiencia, muchos emprendedores subestiman el valor estratégico del mercado local. “Chile es visto como un laboratorio de innovación. Lograr tracción aquí puede ser una señal potente para el mundo, pero muchas veces no se capitaliza ese activo en la narrativa de crecimiento”, agrega.

Finalmente, advierte que internacionalizarse no es replicar el modelo tal cual en otro país: “Cada mercado tiene códigos distintos, estilos de negociación y expectativas propias. Escalar globalmente exige hablar el idioma cultural de cada lugar”.

Certificación B: cómo reforzar el valor simbólico y económico de las MiPymes

El propósito también puede ser una herramienta estratégica para el crecimiento. Así lo plantea Zdenka Astudillo, directora ejecutiva de Sistema B Chile, quien afirma que la certificación de Empresa B permite a las MiPymes equilibrar propósito y rentabilidad.

“Legalmente, la maximización de utilidades ya no es el único fin. Las empresas B deben considerar a todos sus grupos de interés: trabajadores, clientes, comunidades y el medioambiente”, explica. Para Astudillo, el modelo B representa una oportunidad para que más empresas locales se sumen a una economía de triple impacto (social, ambiental y económico).

“Es posible hacer negocios de una manera distinta, con propósito y con resultados. Por eso impulsamos la campaña #SumaLoQueEres, una invitación a integrar el propósito en el corazón de las estrategias de negocio”, enfatiza.

Innovación tecnológica: la apuesta de Corfo para que las MiPymes crezcan y se diversifiquen

La innovación sigue siendo uno de los caminos clave para que las micro, pequeñas y medianas empresas puedan no solo subsistir, sino crecer, diversificarse y competir. Pero el acceso a tecnologías, conocimiento especializado y redes sigue siendo desigual.

Para abordar esa brecha, Corfo lanzó en 2024 el Programa de Absorción Tecnológica para la Innovación (PATI), una iniciativa orientada a que más MiPymes puedan incorporar tecnologías de punta en sus procesos.

“Este programa surge como respuesta a una necesidad nacional urgente: transformar el modelo productivo chileno desde sus bases, con inclusión, sostenibilidad y tecnología”, explica Jocelyn Olivari, gerenta de Innovación de Corfo.

Hasta ahora, 11 proyectos han sido seleccionados, beneficiando directamente a 88 MiPymes. La estrategia busca generar efectos multiplicadores que podrían alcanzar a más de 500 empresas. Para eso, el PATI contempla no solo financiamiento, sino también asesoría técnica y la realización de misiones de prospección tecnológica internacional, que permiten a las empresas conocer modelos exitosos, adquirir nuevas capacidades y adaptar soluciones innovadoras a la realidad nacional.

“Uno de los elementos más potentes del PATI es justamente el vínculo internacional. El acceso directo a tecnologías validadas en otros países, junto con redes de colaboración, permite que las empresas chilenas no solo adopten innovación, sino que también se posicionen en nuevos mercados”, agrega Olivari.

Casos de éxito y desafíos que persisten

Casos como el de Riosur en la Región de Aysén, que impulsa la electrificación de embarcaciones de servicios acuícolas, o el proyecto liderado por la Pontificia Universidad Católica para implementar terapias oncológicas CAR-T, demuestran que la innovación tecnológica puede tener un impacto directo en la reducción de costos, la apertura de nuevos mercados y la sostenibilidad del modelo de negocio.

“Nuestra meta es que la innovación no sea una excepción, sino parte del ADN productivo de las MiPymes. Por eso, el programa también se articula con otros instrumentos de Corfo para crear trayectorias más largas, sostenibles y adaptadas a cada sector”, concluye Olivari.

En paralelo, el programa Digitaliza tu Pyme, impulsado por el Ministerio de Economía y Corfo, ha acompañado a cerca de 100 mil empresas, permitiéndoles acceder a herramientas digitales, plataformas de e-commerce y capacitaciones gratuitas.

Sin embargo, la mayoría sigue operando con procesos digitales básicos. Más del 70% aún no ha incorporado herramientas más avanzadas como analítica, automatización de inventarios o sistemas de gestión interna.

¿Qué se necesita para que las MiPymes realmente despeguen?

Hoy existen programas públicos, fondos concursables y redes colaborativas, pero los desafíos estructurales como la baja productividad, concentración económica, informalidad y brechas en acceso al financiamiento o adopción tecnológica persisten.

Las MiPymes tienen rostro, historia y territorio. Son esenciales para la cohesión social y la dinamización local. Pero para traducir su valor simbólico en impacto real, se requiere más que subsidios puntuales, hace falta una política integral de desarrollo productivo, que les permita crecer y no solo sobrevivir.

Porque cuando una MiPyme despega, no lo hace sola. Se mueve una comunidad entera. Y quizás ahí esté su mayor aporte al país.

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