Por Bernardita Mancilla, Co-fundadora de Circular Coffee consultoría, Socia y Directora de Artisan Roast Chile, Organizadora Local Santiago -Circular Economy Club, Chile
El actual modelo económico lineal basado en Extraer-Producir-Consumir-Desechar tiene a los recursos naturales y a nuestra sociedad colapsados. Frente a esta problemática, la Economía Circular propone principios basados en el funcionamiento de los ecosistemas, en donde nada se pierde, sino que entra en ciclos virtuoso de regeneración. Bajo esta premisa, si bien la actual Ley 21.100 que prohíbe las bolsas plásticas de comercio es un importante paso para masificar conciencia sobre el costo socio-ambiental de la cultura “desechable”, también es posible hacer un análisis de por qué una prohibición como está planteada no conversa plenamente con los principios de Economía Circular.
Lo primero sería considerar el diseño de una política pública con al menos dos objetivos generales: regenerar los recursos y evitar la generación de residuos. Esto significa “cerrar el ciclo”, pero no del producto bolsa, si no de la basura, en los ámbitos natural, social y económico. Lo que podría alcanzarse si se regula visualizando disminuir los desechos enviados a relleno sanitario a través del compostaje de la fracción orgánica. Y para esto se requiere una bolsa adecuada que permita su almacenaje. Al prohibir la entrega de las bolsas plásticas comerciales, la ley actual está eliminando la producción excesiva, su mala calidad y su incorrecta disposición final. Pero no resuelve la contaminación asociada a la industria de las bolsas, ni disminuye la generación de desechos. Por el contrario, traslada el problema hacia otro tipo de bolsas plásticas, como la de basura o la de papel, y éstas no están reguladas. En este contexto, se pierden oportunidades al prohibir, en lugar de regular para poner los incentivos donde corresponde.
Entonces, consideremos a continuación algunas de estas oportunidades que tendría el trabajar para Cerrar el Ciclo de la basura.
Primero, lograr regenerar los recursos naturales es una oportunidad que nos lleva a preferir usar y reutilizar materiales orgánicos, con baja huella de carbono y de fuentes renovables. Y para que vuelvan a la tierra, debemos además establecer los diferentes sistemas que permitan compostar la fracción orgánica, ya sea por recolección diferenciada, compostera domiciliaria cuando se pueda, etc.
En segundo lugar, el cerrar el ciclo de la basura también permite que los recursos sociales florezcan. Dos efectos de esto son: la generación de nuevos puestos de trabajo que apelan a la trascendencia, “sentirse bien con lo que se hace”; y aumentar el bienestar a través del cambio cultural de compostar y reciclar los desechos inorgánicos. Está científicamente probado que, la adopción de pequeños comportamientos sustentables mejora nuestra sensación de bienestar. No está de más recordar que es importante recordar estos beneficios al momento de valorar o presupuestar una política pública, ya que no estarán reflejados en un simple análisis financiero.
Y tercero, los recursos económicos se pueden restaurar al menos de dos formas. Una forma es al incorporar a la oferta otras alternativas comerciales, impulsadas por la regulación en la política pública, como manufacturar bolsas reutilizables también de materiales orgánicos que puedan ser compostadas (algodón, yute, sisal, etc.). Y la otra forma es mantener el valor dentro de la cadena de producción, enfocándola a que el producto resuelva varias necesidades, usando tecnologías verdes. Algunas de estas innovaciones son el uso de biopolímeros para hacer las bolsas compostables mencionadas (a partir de algas, maíz, almidones, etc.).
Un ejemplo de iniciativa circular para abordar el tema de residuos está en Escocia. En el 2014, el país reguló la bolsa de comercio. Entre otras cosas, se establecieron criterios de calidad en el plástico, pero por sobre todo se le puso un cargo de aproximadamente $50 CLP. Parece nada, pero significó la disminución de su consumo en más del 80%. Mientras tanto, aumentaron las alternativas de bolsas reutilizables, de plástico reciclado, resistente y reciclable, de fibras naturales y de biopolímeros compostables. Paralelamente, al haber impuestos hacia el relleno sanitario, también ha ido aumentando la recolección diferenciada de residuos y, por lo tanto, la infraestructura para compostaje industrial. Lo que significó la aparición de bolsas compostables de basura y comerciales, las que, a su vez se reutilizan como bolsas de basura.
En definitiva, en Chile aún se puede llegar a un resultado circular que agrupe todos las oportunidades mencionadas, siempre y cuando avancemos en los cambios necesarios pensando en regenerar los recursos y evitar la generación de residuos, que son los objetivos más básicos de la Economía Circular.