“Reciclar no es solo una decisión individual, es una responsabilidad compartida entre el Estado, las empresas y la ciudadanía”, Jorge Leiva, experto de la UBO.
Cada 17 de mayo, el mundo celebra el Día Mundial del Reciclaje, una fecha que invita a reflexionar sobre nuestros hábitos de consumo, la gestión de los residuos y el rol de cada persona, empresa o institución en el cuidado del planeta.
En Chile, la conciencia ha crecido, pero las cifras aún muestran un largo camino por recorrer: menos del 10% de la basura domiciliaria se recicla, de un total cercano a 9 millones de toneladas anuales. Esto nos ubica muy por debajo del promedio de los países OCDE, donde el reciclaje residencial alcanza el 33%.
Avances lentos, pero señales de transformación
Pese a este escenario, hay avances que permiten mirar el futuro con optimismo. La implementación de la Ley REP, que obliga a empresas e importadoras a hacerse cargo de productos como envases, neumáticos y electrodomésticos al final de su vida útil, ha comenzado a mostrar resultados concretos.
Durante 2024, el Ministerio del Medio Ambiente anunció que 48 comunas del país ya cuentan con recolección diferenciada, más del doble que el año anterior. Esto incluye rutas separadas, convenios con municipios y sistemas de gestión colectiva, impulsando así una infraestructura que permita facilitar el reciclaje desde el hogar.
“Estamos viendo los primeros efectos de la política, pero aún falta mucho si aspiramos a países donde reciclar es parte de la rutina, como Alemania o Japón”, comenta Jorge Leiva, jefe de carrera de Ingeniería Civil en Medio Ambiente y Sustentabilidad de la Universidad Bernardo O’Higgins (UBO).
Desafíos pendientes y nuevas oportunidades
Uno de los retos clave está en la infraestructura local: muchas comunas carecen de puntos limpios, centros de acopio o instalaciones para compostaje. También se requiere formalizar y reconocer el rol de los recicladores de base, quienes han sostenido la cadena de reciclaje por décadas, muchas veces en condiciones informales.
Asimismo, ciertos materiales como el plástico siguen con tasas muy bajas de recuperación. Mientras el papel, el cartón y los metales tienen sistemas consolidados, el plástico apenas alcanza un 8% de reciclaje. “Faltan incentivos claros, como devolución por envases o restricciones a productos difíciles de reciclar. Hoy muchos materiales valiosos siguen terminando en la basura”, advierte Leiva.
Un llamado a reciclar con propósito
El mensaje es claro: Chile necesita avanzar hacia una cultura del reciclaje que sea accesible, justa y colaborativa. Y para lograrlo, se requiere el compromiso de todos los sectores. No basta con separar residuos en casa, también se necesitan políticas públicas consistentes, inversión en infraestructura y modelos económicos que premien a quienes apuestan por la sostenibilidad.