Desde la reducción de emisiones hasta la economía circular, la planta de motores de Scania impulsa la transformación sustentable del sector automotriz.
En el corazón del gigante sudamericano, la planta de motores de Scania en Brasil se ha convertido en un caso de estudio sobre cómo la industria pesada puede abrazar la sostenibilidad sin sacrificar la eficiencia.
Más que una fábrica, es un laboratorio donde se experimenta con nuevas formas de producir, consumir energía y gestionar los recursos, todo ello con la mirada puesta en un futuro más limpio para el transporte.
Brasil, uno de los mercados más grandes para Scania, también se ha transformado en uno de sus centros de innovación en sostenibilidad industrial. Con una historia de más de seis décadas en el país, la compañía sueca ha implementado un plan de transformación en su parque industrial con especial foco en la histórica planta de motores inaugurada en 1962.
“Cerraremos la década de acción (2015-2025) con logros importantes y un compromiso renovado con la transición hacia un modelo de transporte más limpio y eficiente”, asegura Christopher Podgorski, CEO y Presidente de Operación Industrial de Scania para América Latina. Esta declaración no es solo una promesa, sino el hilo conductor de una serie de acciones concretas que están redefiniendo el quehacer de la empresa.
Reducción de emisiones y transición energética
La lucha contra el cambio climático es un eje central en la estrategia de Scania Brasil. La planta ha conseguido reducir sus emisiones de CO2 en un 33% desde 2020, gracias a la adopción de electricidad de fuentes renovables. A esto se suma la decisión de utilizar exclusivamente etanol en su flota interna de vehículos, lo que ha permitido una reducción adicional del 5%.
El resultado es una disminución del 47% en las emisiones operacionales, acercándose al objetivo del 50% para este 2025, en línea con los compromisos del Acuerdo de París y la Iniciativa de Objetivos Basados en la Ciencia (SBTi). La compañía también se ha propuesto reducir en un 20% las emisiones indirectas (alcance 3), que representan el 90% de su huella de carbono.

En paralelo, la eficiencia energética es otro pilar fundamental de la transformación. En los últimos tres años, se han implementado más de 50 medidas que han permitido reducir el consumo de energía por vehículo producido en un 28%.
Desde la automatización de equipos en horarios no productivos hasta la renovación de la maquinaria, cada proceso ha sido optimizado. Un ejemplo destacado es la modernización de los centros de datos, que ha generado un ahorro de 493.000 kWh gracias a la implementación de nuevas tecnologías de refrigeración.
Economía circular y gestión de residuos
En 2023, Scania puso en marcha una planta de tratamiento de efluentes y reúso de agua, lo que marcó un hito en su estrategia de gestión hídrica. Esta planta permite que el 70% del agua tratada se reincorpore al proceso productivo, mientras que el 30% restante se cede al municipio. La captación de agua de lluvia en las instalaciones de la nueva planta de motores complementa este enfoque.
La empresa también ha adoptado los principios de la economía circular en la gestión de residuos. Gracias a un programa de valorización y reciclaje, menos del 1,5% de los residuos industriales de la planta terminan en vertederos. Este compromiso le ha valido a la compañía la certificación “Residuo Cero” durante dos años consecutivos.
Un ejemplo concreto de economía circular es la utilización de plástico reciclado de botellas PET en la fabricación de la parrilla frontal de los camiones. En el área de mecanizado, la compactación de materiales y la minimización de lubricantes han permitido reducir el volumen de residuos y el consumo de agua y químicos.

Digitalización y automatización: el futuro de la producción
La transformación de Scania Brasil no se limita a la sostenibilidad ambiental; también abarca la digitalización y la automatización de los procesos productivos. La planta cuenta con un nuevo Laboratorio de Limpieza, considerado el más avanzado de Latinoamérica, equipado con tecnología de punta para el control de impurezas en las piezas mecanizadas.
La automatización de áreas como el mecanizado, el ensamblaje y la limpieza ha requerido una inversión de 7 mil horas de capacitación para más de 700 empleados. “La automatización camina junto a las personas”, explica Patricia Acioli, directora de comunicaciones y sustentabilidad de Scania Brasil, destacando que la tecnología transforma el trabajo de los empleados, permitiéndoles asumir tareas de programación, análisis y asistencia técnica.
La fábrica también integra 75 robots industriales, sistemas de sensores automáticos para iluminación y tecnologías desarrolladas por sus propios trabajadores, como los vehículos guiados automáticamente (AGV) para el transporte interno.
La apuesta de Scania por la sostenibilidad es una respuesta a los desafíos del cambio climático y una visión de futuro. Como afirma Andrés Leonard, Presidente de Operaciones Comerciales de Scania en la Región de las Américas, la compañía busca “liderar, inspirar y lograr un cambio real” en el sector.

Chile, un contexto diferente con desafíos similares
Al analizar la situación de nuestro país, se observa un contexto diferente al de Brasil en cuanto a la matriz energética y las políticas de transporte. Chile, a diferencia de muchos países de la región, no cuenta con reservas de gas natural.
Esta particularidad ha influido en las políticas públicas, que han priorizado la electrificación del transporte, especialmente en el transporte público de pasajeros en las grandes urbes como Santiago, donde el sistema Transantiago tiene un gran porcentaje de sus buses eléctricos.
Sin embargo, el gas natural licuado (GNL) también ha encontrado un espacio en el mercado chileno, impulsado por iniciativas privadas como la red de estaciones de carga de Lipigas, que se extiende desde el sur de Chile hasta otros países de la región. Scania, en colaboración con Lipigas, ha introducido flotas de GNL y explora la combinación de gas natural con biogás para reducir las emisiones de CO2.
Andrés Leonard señala que la electrificación enfrenta desafíos en ciertos sectores, como el transporte forestal en el sur o la minería, donde la infraestructura de carga puede ser más compleja. Si bien Chile cuenta con una matriz de generación eléctrica relativamente renovable, se requiere inversión en infraestructura para ampliar el acceso al transporte eléctrico.
A pesar de las diferencias, Chile comparte con Brasil el desafío de construir un futuro del transporte más sostenible. La experiencia de Scania ofrece lecciones sobre cómo la innovación, la colaboración y una visión a largo plazo pueden impulsar la transformación de la industria en toda la región.