Nada se pierde, todo se transforma: una nueva forma de alimentar al mundo

LIPIGAS
ENEL
Diario Sustentable
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ENEL
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En un mundo donde los recursos naturales se agotan más rápido de lo que pueden regenerarse, las empresas agroindustriales enfrentan un desafío clave: ¿cómo alimentar al mundo sin comprometer el equilibrio del planeta? En Patagoniafresh, la respuesta está clara: la economía circular no es una opción, es el camino natural.

La compañía, parte de Empresas Iansa y con más de 40 años de historia, ha transformado su forma de producir, procesar y relacionarse con el entorno. Desde sus plantas en Chile (Molina y San Fernando) y Perú (Ica), no solo exportan pasta de tomate, jugos y pulpas a más de 40 países, sino que también lideran un modelo de producción responsable que busca regenerar los recursos en cada etapa del proceso.

El círculo virtuoso del agua

Uno de los ejemplos más destacados de circularidad en Patagoniafresh se da en su planta de Molina, donde se recircula más del 70% del agua tratada en su planta de residuos industriales líquidos (RILES), la cual cumple con la exigente normativa chilena DS90. Esta agua es reutilizada en procesos clave como la descarga del tomate y el sistema hidráulico de transporte de tomate y fruta, lo que contribuye a reducir significativamente la extracción desde pozos profundos. A esto se suma que, en la generación de vapor, el 75% del agua utilizada proviene del retorno de condensado de los equipos, fortaleciendo así una gestión hídrica eficiente y responsable. Estas acciones reflejan el enfoque sostenible de la compañía y su esfuerzo por optimizar el uso del recurso hídrico en línea con sus niveles de producción.

Energía limpia, procesos inteligentes

La transición hacia energías limpias también es parte del ADN circular de Patagoniafresh. El 100% de la energía eléctrica que utilizan proviene de fuentes renovables no convencionales, lo que se suma al uso de biomasa en su planta de San Fernando y GLP en Molina. Además, cuentan con plataformas de monitoreo en tiempo real que les permiten identificar oportunidades de ahorro energético, optimizar equipos críticos y reducir emisiones.

Estos esfuerzos han sido reconocidos con certificaciones como ISO 50001 (Gestión Energética) y los sellos HuellaChile en 2022 y 2023, avalando su compromiso con la reducción de gases de efecto invernadero.

De residuos a nuevos recursos

En el corazón de su estrategia circular está la valorización de residuos. El 97% de los residuos industriales no peligrosos de Patagoniafresh se gestionan mediante prácticas sostenibles: compostaje, aplicación de lodos en campos autorizados por el SAG, alimentación animal y la cría de mosca soldado para producir fertilizantes y tierra orgánica. Incluso materiales como cartón, vidrio, plástico y metales son segregados y reciclados, cumpliendo con los principios de la Ley REP.

“Para nosotros los residuos no son un problema, son parte de la solución”, comenta Raimundo Díaz, gerente general de Patagoniafresh. “La circularidad no es solo una eficiencia operativa, es una cultura que atraviesa toda la empresa”.

Un vínculo circular con agricultores y comunidades

En Patagoniafresh, la economía circular trasciende lo técnico: también se expresa en las relaciones humanas. La empresa trabaja con más de 500 agricultores, a quienes acompaña en la mejora continua de sus prácticas productivas, integrando tecnología, asesorías agronómicas y acuerdos comerciales justos que garantizan estabilidad económica y sustentabilidad a largo plazo.

Este enfoque se traduce en transferencia de conocimientos, desarrollo rural y crecimiento conjunto. “Nuestros agricultores no son proveedores, son socios”, explica Díaz.

En paralelo, se impulsan planes de relacionamiento comunitario que buscan construir confianza y colaboración con las comunidades vecinas a sus plantas. El objetivo es claro: ser un buen vecino, promover el desarrollo local y asegurar que el crecimiento empresarial vaya de la mano con el bienestar del entorno.

Certificaciones y estándares que respaldan el compromiso

El modelo circular que impulsa está respaldado por una sólida base técnica y regulatoria. Patagoniafresh cuenta con certificaciones como ISO 14001 (Gestión Ambiental), ISO 22000 (Inocuidad), y cumple con los Acuerdos de Producción Limpia (APL) I al IV, habiendo iniciado ya el quinto, con miras a la carbono neutralidad. También avanzan en certificaciones agrícolas como Farm Sustainability Assessment (FSA), fortaleciendo la trazabilidad y sostenibilidad en toda la cadena de valor.

Una mirada hacia la industria: el desafío es colectivo

Este modelo no solo responde a una necesidad interna de eficiencia o reputación. También a un cambio de paradigma que la industria alimentaria no puede seguir ignorando.

“La economía circular nos invita a mirar los procesos de otra manera: no solo como una línea recta que termina en el consumidor, sino como un ciclo donde cada recurso puede volver a ser útil”, señala Díaz. “La agroindustria tiene la responsabilidad y la oportunidad de liderar esta transformación”.

Por eso, desde Patagoniafresh hacen una invitación abierta a productores, clientes, comunidades y actores del sector a sumarse a esta lógica regenerativa. Porque el cambio hacia una producción más consciente no solo mejora los resultados, sino que asegura algo aún más valioso: la posibilidad de seguir produciendo en el tiempo.

En este Día de la Tierra, Díaz también recuerda que la innovación no solo está en la tecnología, sino también en cómo decidimos relacionarnos con la tierra. Y en ese camino, la economía circular es mucho más que una estrategia: es una forma de honrar el origen de todo.

LIPIGAS

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