Si bien celebramos iniciativas como la celebración de la COP25 y el envío durante el segundo semestre del proyecto de ley de Cambio Climático, es en el marco de esta nueva celebración del Día Mundial del Medio Ambiente que queremos reafirmar la importancia de recalcar que tanto las empresas como los ciudadanos debemos comprometernos con el planeta.
¿Cómo desde Recursos Humanos, logramos generar una cultura de Sustentabilidad que nos permita tener equipos que sean capaces de responder a estas demandas de mercado? Como estrategas de la cultura corporativa, tenemos el desafío de incorporarla en ella para, aunque parezca paradójico “volver sostenible la Sustentabilidad”.
Una instancia que nos vuelve a recordar una realidad que no muchos conocen: en nuestro país aproximadamente 80 mil los niños se queman anualmente y de ellos, más de la mitad requiere atención médica que va desde curaciones, hasta cirugías y una prolongada rehabilitación posterior.
Según el reporte de monitoreo mundial de AirVisual, de las 10 ciudades sudamericanas con peor calidad del aire, nueve son chilenas, sobresaliendo Osorno, Coyhaique, Valdivia y Temuco, ubicándonos como nación en el lugar 26.
Este 2019, la ONU ha elegido como tema la "Contaminación del Aire", para generar un llamado a la acción en el combate de este grave problema que afecta a millones de personas en el mundo.
Quienes pasamos los 40, recordamos vivamente aquellos días de invierno en que el aire de Santiago era simplemente irrespirable y no pocas veces había que quedarse en la casa para evitar las enfermedades respiratorias.
La transformación digital está impulsando a la innovación adyacente, utilizando la tecnología para resolver nuevos problemas. Uno de los ejemplos modernos más conocidos es Uber, que combinando ubicación geográfica, análisis de datos y pagos digitales crea un nuevo servicio que reinventa el mercado.
¿Es obligación digitalizar el negocio? No, no lo es. Pero es una necesidad. Las grandes empresas ya están corriendo esta carrera y quedarse atrás podría afectar negativamente a las pymes, haciéndolas perder su capacidad de competir con sus pares y cerrándose ante la posibilidad de tener clientes globales.