El desafío invisible: residuos hospitalarios y su rol en la sostenibilidad del sistema de salud

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Por Bernarda Baeza, gerente general de Coactiva, unidad de Polpaico Soluciones

Chile genera más de 12.000 toneladas de residuos hospitalarios al año. Sin embargo, su tratamiento sigue siendo un tema ausente en gran parte de las discusiones sobre sostenibilidad y salud pública. Mientras hablamos de energías limpias, circularidad y descarbonización, miles de kilos de residuos infecciosos continúan siendo tratados con tecnologías altamente contaminantes, como la incineración, generando emisiones tóxicas y afectando la calidad del aire.

La gestión de estos residuos no es solo un problema técnico. Es un tema de salud, de regulación y de visión país. Con la presión creciente sobre los sistemas sanitarios, y ante eventos como pandemias, olas de calor o crisis logísticas, los residuos hospitalarios aumentan y se vuelven más complejos. ¿Estamos preparados para enfrentarlo con los estándares que exige la ciudadanía y el medioambiente?

El desafío es claro, pero también lo son las oportunidades. Hoy existen soluciones que permiten tratar estos residuos de forma segura, eficiente y limpia, usando tecnologías como microondas con energía renovable acoplado a valorización energética que convierte estos residuos en recursos. La economía circular no puede excluir al sector salud.

Según datos del Ministerio del Medio Ambiente, solo una fracción de los residuos peligrosos en Chile se valoriza. En el caso de los hospitalarios, esa cifra es aún menor. Es hora de incluir este tema en la agenda ESG de las empresas de salud, clínicas, hospitales públicos y también de la industria que los rodea. Las memorias integradas que reportan ante la CMF deberían incorporar indicadores específicos sobre trazabilidad, tratamiento y reducción de impacto de estos residuos.

También es un desafío para el sector público. Se requiere una modernización de la normativa, que permita y promueva soluciones tecnológicas que hoy ya existen en el país, pero que aún no se implementan de forma masiva. La lógica no debe ser solo cumplir con lo mínimo legal, sino anticiparse a las exigencias sociales y ambientales que ya están aquí.

En este contexto, es importante mencionar críticamente a los rellenos sanitarios como alternativa directa en la gestión de residuos hospitalarios. Aunque son ampliamente utilizados en Chile para la disposición final de residuos peligrosos e infecciosos, representan una decisión que perpetúa problemas ambientales como contaminación del suelo y generación de gases nocivos. Es crucial avanzar hacia alternativas más sostenibles que reduzcan estos impactos negativos.

Como señala el último reporte de la OECD, los países que integran la gestión de residuos médicos en su estrategia climática logran mayores niveles de eficiencia energética, reducción de emisiones y confianza ciudadana. Chile tiene todas las condiciones para avanzar en esa dirección.

El problema está frente a nosotros. No es visible a simple vista, pero su impacto es profundo. Y la pregunta, como siempre, no es tecnológica: es de voluntad.

LIPIGAS

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