Arquitectura, cultura y deporte se unen en un refugio que invita a vivir el territorio Pehuenche con respeto y propósito.
En medio de bosques de araucarias milenarias y ríos cristalinos, nace Casa Río Experience, un proyecto que redefine la forma de habitar y explorar la naturaleza en la Araucanía Andina. Más que un alojamiento, es un espacio que promueve la conexión profunda con el entorno, el deporte al aire libre y la cultura viva del territorio Pehuenche.
Impulsado por la reconocida arquitecta Cazú Zegers y la familia de Carolina Arriagada y Juan Pablo Vergara, junto a sus hijos —conocidos por su proyecto de vida Fourwalking—, Casa Río es el resultado de una visión compartida: crear experiencias auténticas que integren la hospitalidad, la arquitectura consciente y los saberes ancestrales de las comunidades locales.
“Queremos que Casa Río sea un lugar donde las personas se sumerjan en la riqueza natural y cultural de la Araucanía Andina, pero siempre desde una perspectiva de respeto, conocimiento y valoración del territorio”, explica Cazú Zegers, destacada por su enfoque en arquitectura sustentable y su trabajo con identidad territorial.
Turismo con sentido: una experiencia transformadora
Casa Río se presenta como la puerta de entrada a la Ruta Pehuenche, un recorrido guiado por emprendedores locales que han encontrado en el turismo sustentable una forma de conservar sus tradiciones y territorios. Aquí, los visitantes no solo disfrutan de actividades deportivas de alto nivel, sino que también se sumergen en una experiencia de aprendizaje cultural y ambiental.
Este refugio, construido bajo principios de diseño sostenible, es también un punto de encuentro: entre quienes buscan aventura y quienes protegen sus raíces, entre la contemplación del paisaje y el respeto profundo por su historia y biodiversidad.
Una experiencia para todas las estaciones
Ubicado en Malalcahuello, un destino que brilla en cada estación del año, Casa Río Experience ofrece actividades que invitan a explorar la naturaleza en todas sus formas. En invierno, el ascenso de volcanes y las rutas para esquí y snowboard capturan la atención de los amantes de la nieve. En verano, el trekking, las cabalgatas y el hiking entre senderos y bosques nativos permiten una inmersión total en el paisaje andino.
Cada actividad está pensada para despertar un vínculo emocional con la naturaleza y para generar un impacto positivo en las comunidades locales.