Navegando en la incertidumbre

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NESTLÉ
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Héctor Rosales, socio Director Empathia

Las empresas viven hoy en Chile un estado de incertidumbre como hacía tiempo no se veía. El paso de la pandemia, que de alguna manera daba la certeza de que vendrían momentos muy difíciles, ha dado paso a una incerteza jurídica, en materia de derechos y obligaciones, producto del trabajo realizado por la Convención Constitucional. Hay sectores económicos que están siendo cuestionados de plano, algunos con razones atendibles y discutibles y otros simplemente por razones ideológicas.

Sin embargo, frente a este escenario complejo, incierto y hostil, aún hay alternativas para quienes deben tomar decisiones en el marco de la continuidad operacional y acuerdo de negocios. La gran mayoría de empresas se debe a sus clientes, colaboradores y accionistas y, por ende, debe evaluar cómo navegar en aguas turbulentas.

Una opción es aplicar un freno fuerte a la actividad y dejar solo lo esencial en marcha. Esto implica hacer un alto a proyectos de inversión, a iniciativas de desarrollo productivas u organizacionales, a la innovación y a planes que requieran de plazos medianos y largos para su maduración y retorno. Esta es la opción de “Ver y Esperar” (wait and see, en su expresión anglo). Se trata de reducir riesgos al máximo para no exponer recursos a que se los lleve la marejada eventual que se avizora.

Por supuesto, esto tiene consecuencias: puede implicar ceder terreno a la competencia, el desarrollo organizacional interno se estanca, el estado anímico de los colaboradores decae, puede haber oportunidades de negocio desperdiciadas, etc. En suma, el foco es solo mantenerse a flote y capear la tormenta.

Otra opción, es intentar avanzar en medio de las olas, aunque el horizonte no esté del todo claro. La verdad, es que hace tiempo ya que navegar en aguas turbulentas e inciertas es parte de la vida empresarial. Este intento, buscará encontrar oportunidades y no postergar iniciativas.

Aquí la mentalidad estará marcada por el hecho de que la empresa debe seguir adelante y que clientes, colaboradores y accionistas siguen siendo la razón principal de su existencia, lo cual no implica desesperarse y no evaluar riesgos, pero tampoco significa congelar todo. Se trata más bien de un “Ver y Avanzar” (See and go ahead).

Para estos momentos turbulentos es que hay elementos clave a los cuales recurrir y que requerirán especial énfasis en su gestión. Uno de ellos es el propósito organizacional. Si este existía y se había “trabajado”, es ahora cuando más se pondrá a prueba el trabajo desplegado. En contraparte, si existe y no se ha trabajado, es propicio y oportuno gestionarlo de manera concienzuda y sistemática.

Conectarlo al trabajo diario, así como vincularlo al rol social de la empresa y que ello permita dar sentido al esfuerzo de mantener el buque avanzando, son aspectos esenciales, que requieren de metodología, comunicaciones efectivas y gestión. Aterrizar, empatizar, conectar, movilizar, son tareas difíciles, que requerirán de un alto grado de compromiso y voluntad desde la alta dirección.

¡Pero se puede! y el premio es obtener una ventaja competitiva frente a sus respectivos grupos de interés, además de ser fiel a la razón de ser de la organización. Esta consistencia tiene un alto retorno en el largo plazo y permite enfrentar nuevas complejidades con capacidades formadas en la dificultad.

¿Dónde están usted y su empresa en estos momentos? ¿En qué dirección se encaminan sus decisiones? ¿Cómo ve que se navegarán los próximos años?

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