U. de Chile lanzará primera constelación/enjambre de satélites desarrollados en el país

CAJA LOS ANDES
Antonia Carrillo
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Antonia Carrillo. Periodista de la universidad Diego Portales. Me gusta andar en bicicleta y hacer yoga. Creo que la sustentabilidad es lo más importante para mejorar el sistema y el planeta. Por eso estudié periodismo: para dedicarme por completo a visibilizar las acciones necesarias para crear un mundo mejor y sustentable. En periodismo encontré la posibilidad de expresarme, de expandir mi visión sobre el tema que más me importa, el medio ambiente.
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En abril serán lanzados al espacio los tres nuevos nanosatélites desarrollados en la Facultad de Ciencias Físicas y Matemáticas (FCFM), los que realizarán experimentos biológicos, de sistemas de información y comunicación, y de física espacial. Tras unos meses en órbita se convertirán en cinco puntos de medición.

Tres satélites principales, SUCHAI 2, SUCHAI 3 y Plantsat, más dos pequeñas unidades denominadas femtosatélites -que serán desplegadas desde SUCHAI 3-, componen la constelación/enjambre desarrollada por un equipo multidisciplinario de científicos/as de varias instituciones de investigación nacional, liderado por la Universidad de Chile.

Se trata de la primera experiencia desarrollada por un grupo de civiles en el país, que continúa el trabajo comenzado con el nanosatélite SUCHAI 1 -lanzado en 2017- y que permitirá dar un salto en el Programa Espacial de la Universidad de Chile hacia tecnologías y medición de ambientes espaciales más sofisticados.

“Nuestro objetivo es tener y presentar desafíos importantes a las personas que estamos formando para que adquieran habilidades relevantes y sofisticadas para abordar los problemas que tenemos en el país, y en el ámbito espacial tenemos muchos de esos desafíos”, indica Marcos Díaz, académico del Departamento de Ingeniería Eléctrica (DIE) y coordinador del Laboratorio de Exploración Espacial y Planetaria (SPEL) de la Universidad de Chile, líder del proyecto.

“Como programa buscamos que sea integrador, que podamos convertirnos en un equipo nacional de trabajo en este ámbito de investigación y poder articular a investigadores expertos nacionales en el desarrollo espacial, que tienen habilidades que quizás no las estaban pensando para el espacio, pero que ahora, con las oportunidades que estamos teniendo de poder llegar con tecnologías más modernas y ágiles, se ponen al servicio del desarrollo espacial”, agrega.

“Es el momento de empezar a creer en nuestras propias capacidades. Debemos confiar en que somos capaces de desarrollar tecnología avanzada en forma autónoma. La actitud de desconfianza que nos lleva a privilegiar adquirir tecnología importada debe dar paso a concebir una nueva visión: tomar el riesgo de desarrollar nuestra propia tecnología en aquellos ámbitos en que podamos abrir nuevas oportunidades para nuestro país”, señaló el decano de la Facultad de Ciencias Físicas y Matemáticas de la Universidad de Chile, Francisco Martínez.

Nanosatélites más sofisticados

Los tres satélites principales -aún clasificados en la categoría de nanosatélites- miden 10x10x30 cm y pesan alrededor de 3 kilos, el triple que SUCHAI 1. El aumento de sus volúmenes entrega ventajas para el desarrollo y transporte de experimentos e instrumentos más sofisticados, además de baterías y paneles solares más grandes, lo que se traducirá en mayor energía para la vida y uso de estos sistemas.

Entre los experimentos a bordo de los SUCHAI 2 y 3 se encuentran magnetómetros -instrumentos para medir la intensidad del campo magnético-, una sonda Langmuir, para estudiar la ionósfera, contadores de partículas de radiación solar y una cámara para evaluar la contaminación lumínica nocturna en el norte de Chile. El Plantsat contiene una planta análoga de las utilizadas para alimentación y generación de oxígeno (tillandsia o clavel del aire), que no requiere sustrato para sobrevivir, y contenedores con organismos extremófilos, que pueden ser útiles para purificar el agua, degradar residuos o con usos en una potencial minería espacial. Su objetivo es determinar si estos organismos biológicos toleran el ambiente espacial, la microgravedad y la radiación.

En el ámbito del desarrollo tecnológico, los satélites probarán modelos de comunicación moderna, software de vuelo, predicción y optimización del uso de baterías en el espacio, sistemas de cámaras más sofisticadas y la utilización de un modelo de internet de las cosas en el espacio, entre otros.

Trabajo multidisciplinario y multiinstitucional

Esta nueva etapa del Programa Espacial de la Universidad de Chile contó con la participación de científicas/os de distintas disciplinas provenientes tanto de la FCFM como de la Facultad de Ciencias de esta casa de estudios e instituciones nacionales de investigación, entre ellas, la U. de Santiago, de Valparaíso, de Antofagasta, PUC de Valparaíso, la Comisión Chilena de Energía Nuclear (CCHEN), Biociencia, CINNDA y SIRIO. Además de colaboradores internacionales de la Embry-Riddle Aeronautical University, TU Delft y Rubin Observatory.

Como parte de los objetivos del Programa Espacial de la Universidad de Chile, en el ámbito de formación de capital humano avanzado para el país en el área de tecnología espacial, estos proyectos contaron con la participación de estudiantes tanto de la universidad como de otras instituciones de investigación nacionales, apelando a una mirada de proyecto de país y desarrollo de capacidades locales.

“Quiero felicitar al equipo que dirige Marcos, felicitar a la Facultad, a los colaboradores internacionales por este importante logro. Un logro que está totalmente alineado con las acciones e iniciativas que estamos impulsando desde el Ministerio de Ciencia, la verdad que son programas muy complementarios. Estoy muy contento de que podamos impulsar este tipo de actividades en conjunto”, sostuvo el ministro de Ciencia, Tecnología, Conocimiento e Innovación, Andrés Couve. “El anhelo del decano de que la ciencia sea parte del desarrollo del país se construye gradualmente, y eso requiere políticas de largo plazo, políticas de Estado, y en eso hemos trabajado”, agregó.

El Charge d’Affaires de la embajada de Estados Unidos en Chile, Richard H. Glenn -de la que es parte la Oficina para la investigación científica de la Fuerza Aérea de EE.UU., que financió parte del proyecto-, felicitó la iniciativa. “Este ambicioso proyecto es la culminación de años de investigación y desarrollo dirigidos por investigadores y, lo que para mí es más importante, por estudiantes de la Universidad de Chile. El lanzamiento de SUCHAI 2, SUCHAI 3 y Plantsat este año, desde las instalaciones de SpaceX en Daytona Beach, Florida, dará comienzo a una nueva y emocionante era de observación y exploración espacial para Chile y EE.UU. Nosotros nos sentimos muy orgullosos y honrados de ser parte de este hito. Es interesante el esfuerzo internacional que representa, satélites creados en Chile, lanzados en EE.UU. por una empresa fundada por un empresario innovador sudafricano. De verdad es un buen ejemplo del esfuerzo multinacional en el cual estamos involucrados”, subrayó.

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