Cuando sea grande quiero ser astronauta, bombero, enfermera… hoy la respuesta sería: ¿Analista BI?

CAJA LOS ANDES
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Por Alejandra Rojas, Gerente de Operaciones de Negocios en Adexus.

Tiempo atrás, cuando yo era niña, una pregunta muy habitual de los padres y sus amistades era: ¿Qué quieres ser cuando grande?, a lo que yo al menos respondía con mucha soltura: doctora. Otros amigos tenían respuestas que hoy podríamos considerar convencionales: bombero, astronauta, enfermera, veterinaria, policía, piloto y otras más creativas y propias de la fantasía infantil: Mazinger Z, Batman, Supersónico, Penélope Glamour, en fin, mejor no sigo porque mi edad ya quedó expuesta.

En la actualidad, no tengo claridad de la respuesta de niños o adolescentes ante la misma pregunta. Pienso que un poco de contexto y la infaltable búsqueda en internet podrían ayudar a plantear algunas alternativas.

En Google, aparecen decenas de listados con posibles respuestas, ad-hoc al contexto actual, como: ingeniero en software, analista BI, product manager digital, community manager, experto data scientist, ingeniero en robótica y otras, incluso, con mayor especificidad técnica. Lo mismo para los skills y/o expertise para el futuro y para la transformación digital: autonomía, autogestión, inteligencia emocional, colaboración, relación, creatividad, liderazgo y otros. Estas carreras y competencias responderían la pregunta de manera parcial e individual, por lo que quisiera complementar con una mirada más integral.

Nos encontramos inmersos en un ecosistema que debemos entender, para poder adaptarnos. Una constante en el desarrollo humano es el cambio y, por lo tanto, un listado de las “carreras del futuro” podría ser insuficiente para responder la pregunta. Hay muchas otras variables a considerar, porque además de una profesión u oficio, la persona debe descubrir la forma de encajar en este ecosistema, cada día más complejo.

En las últimas décadas, y específicamente, desde los años 80, hemos vivido los cambios propios de la globalización, la digitalización, el outsourcing de servicios, internet y lo que podríamos resumir como la cuarta revolución industrial. Estos grandes avances tecnológicos son tan vertiginosos que muchas personas, comunidades, escuelas, políticos y países enteros se quedan atrás. La razón es relativamente simple, pero a la vez muy compleja de resolver. Si las personas no estamos preparadas para adoptar todos estos cambios, es muy difícil que los colegios y universidades, empresas y asociaciones sindicales, parlamentos y gobiernos lo estén, por el simple hecho de que están conformados por personas.

Hace un tiempo, Seth Godin, empresario estadounidense, graduado en Informática y Filosofía y considerado uno de los teóricos del marketing más importantes del siglo XXI, escribió un titular interesante: “Ante el cambio, los competentes son indefensos”. Según sugiere, una persona competente es aquella que sabe cómo hacer una cosa realmente bien. Pero lo que no saben hacer, en realidad, lo que no quieren hacer, es cambiar porque el cambio amenaza su competencia. Lo que el mundo necesita cada vez más, sugirió Godin, son incompetentes en serie, personas que por su propia iniciativa están dispuestos a asumir los riesgos que conlleva aprender constantemente cosas nuevas, aquellos que son rápidos para dominar nuevas tareas y lo suficientemente inquietos como para pasar rápidamente a algo nuevo y de manera continua. Para que el término sea socialmente más aceptable, se puede denominar a estas personas como aprendices de por vida.

Tenemos entonces un desafío enorme, donde debemos ser y formar aprendices de por vida y, además, garantizar sistemas permanentes de aprendizaje y adaptación, no sólo en colegios y universidades, también en la fuerza laboral activa, que debe re-inventarse y re-alocarse toda vez que los cambios tecnológicos se instalan. Otro aspecto relevante queda para legisladores y gobernantes, que deben garantizar derechos y regulaciones ad-hoc, para trabajar desde nuestras casas, mejorar la accesibilidad y aumentar la penetración de servicios de comunicaciones para que esto sea factible. El mundo empresarial tiene su propio afán, debe entregar valor a sus accionistas, también a las localidades donde operan, al medio ambiente y a la comunidad global si su envergadura lo demanda.

Para que todo lo anterior no sea un listado de deseos y buenas intenciones, debemos responder a la pregunta no sólo pensando en la carrera del futuro. Debemos formar parte de este sistema adaptativo complejo, aceptando ser aprendices de por vida, protagonizando el cambio, estudiando y enseñando, para contribuir a la sociedad y al planeta, con lo que decidamos ser y hacer.

ECOLÓGICA

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