Claudio Seebach, presidente ejecutivo de Generadoras de Chile: “Probablemente, el sector eléctrico sea el que está reduciendo más rápidamente las emisiones de gases de efecto invernadero a nivel mundial”

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Felipe León Papic
Felipe León Papichttps://www.diariosustentable.com
Felipe León es fundador de Diario Sustentable. Periodista, Universidad Adolfo Ibáñez, Master en Responsabilidad Social Empresarial, Universidad Alcalá de Henares, España, Beca Fundación Carolina.
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Generadoras de Chile es un gremio empresarial que agrupa a un grupo amplio y muy diverso de las principales empresas de generación de energías renovables y otras tecnologías en el mercado chileno. “Estamos liderando la construcción y desarrollo de proyectos renovables de energía solar, eólica, hidráulica, almacenamiento y también de hidrógeno verde. Como gremio, nuestro objetivo es impulsar el bienestar de Chile a través de la generación confiable y sostenible de electricidad. Buscamos promover el uso responsable de la energía y contribuir al cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible”, destacó Claudio Seebach, presidente ejecutivo de Generadoras de Chile.

¿De dónde proviene la energía en la actualidad?

El principal consumo energético del país sigue siendo el petróleo. Dependemos del petróleo para el transporte, la industria y los camiones mineros. Actualmente, estamos enfrentando la peor crisis energética global, influenciada por varios factores. En primer lugar, la pandemia ha generado interrupciones en los mercados energéticos globales y en las cadenas de suministro de combustibles. Además, la invasión rusa a Ucrania ha afectado significativamente los mercados energéticos, generando preocupaciones sobre la supervivencia del invierno en Europa sin el suministro de gas ruso y petróleo.

Si sumamos a esto los efectos de la pandemia, como las interrupciones en la producción de paneles solares y turbinas eólicas, y la crisis climática presente en diversas dimensiones, como la sequía en Chile, podemos comprender la complejidad de la situación. A pesar de estos desafíos, el sector eléctrico continúa avanzando en la integración de energías renovables.

El año pasado, por primera vez en 15 años, la generación eléctrica renovable superó el 55% del total, lo que demuestra el progreso en la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero en el sector eléctrico. Este sector se está convirtiendo rápidamente en el líder mundial en la reducción de emisiones. Aunque aún tenemos enormes desafíos por delante, el sector eléctrico está liderando una transición hacia un desarrollo con bajas emisiones, lo cual beneficiará al clima y generará ciudades más limpias. Además, esta transición cambiará la geopolítica, ya que la electricidad renovable se produce localmente y no dependemos de los movimientos globales de combustibles fósiles.

Probablemente, el sector eléctrico sea el que está reduciendo más rápidamente las emisiones de gases de efecto invernadero a nivel mundial. En resumen, el sector eléctrico está desempeñando un papel fundamental en la transición energética hacia un futuro más sostenible. No solo en términos de cómo se utiliza y se produce la energía eléctrica, sino también en el impacto positivo que tiene en el clima, la calidad del aire y la independencia energética de los países.

El compromiso de Retiro del carbón

En el año 2018, acordamos llevar a cabo un retiro responsable de una de nuestras fuentes de generación eléctrica, que es el carbón. Aunque el carbón es una fuente de energía importada, tiene la ventaja de permitir la producción de electricidad las 24 horas del día, lo que brinda seguridad al sistema ante variaciones. Sin embargo, estamos considerando la posibilidad de eliminar gradualmente el uso del carbón. Este año, ya hemos retirado casi el 25% de la capacidad de generación basada en carbón. Al mismo tiempo, estamos reemplazando esta capacidad con generación renovable, lo cual tiene una tercera consecuencia positiva.

Como mencionó el representante del Banco Central hace unos meses, el sector de generación liderará la recuperación de la inversión en el 2023 y representamos a los principales inversionistas en energías renovables en Chile. Existe un potencial de inversión de cerca de 23 mil millones de dólares en tecnologías fotovoltaicas, concentración solar de potencia, energía eólica, almacenamiento e hidrógeno verde. Sin embargo, esto no sucede por sí solo, sino que requiere condiciones habilitantes.

Uno de los desafíos es el impacto que el estallido social del 2019 tuvo en el sector. Los flujos de recaudación de las generadoras se vieron afectados debido a la congelación y estabilización de las tarifas. Las empresas no han podido cobrar los verdaderos costos de la energía. Además, este sector contribuye a la generación de empleo y al desarrollo local, por lo que es esencial poder generar inversiones. Esto implica una buena alianza público-privada en términos de permisos.

Siendo el sector habilitante de la Ley Marco de Cambio Climático y la neutralidad de carbono, contribuimos a la reducción de emisiones tanto en la generación como en el uso final. Por lo tanto, es crucial el desarrollo de la generación eléctrica renovable. Necesitamos permisos para los proyectos y desarrollar almacenamiento para aprovechar y almacenar la energía cuando hay sol durante el día y no la hay por la noche.

Para evitar el uso de carbón durante la noche, necesitamos baterías y la capacidad de transmitir energía desde diferentes regiones como Atacama, las costas o el sur. Es importante destacar que esto también puede beneficiar a las comunidades locales.

¿Cuáles consideras que son las prioridades regulatorias actuales que la industria necesita abordar en este momento?

Chile se ha convertido en uno de los países más atractivos del mundo para la inversión en energía renovable. Esto se debe, en gran medida, a diversos elementos regulatorios que han permitido este avance. Hemos logrado llegar hasta este punto debido a factores regulatorios y políticas públicas propias de Chile.

Uno de esos factores es nuestra apertura a la inversión extranjera. Dado que se requiere una gran inversión para desarrollar estas tecnologías, Chile es un país muy receptivo tanto al talento extranjero como a la importación de bienes de consumo. Nuestro enfoque en el libre comercio nos permite incorporar rápidamente innovaciones tecnológicas provenientes de otros países al mercado local.

Además, contamos con un mercado de generación eléctrica altamente competitivo. Esto significa que si una oferta es más competitiva que otra, existe una intensa competencia en el mercado, lo cual impulsa a los participantes a mejorar constantemente.

Tenemos en Chile desde hace muchos años mecanismos llamados licitaciones de suministro a largo plazo, los cuales involucran tanto a los clientes en sus hogares, pequeños comercios e industrias, como al Estado y las empresas distribuidoras. Estas licitaciones permiten que cuando alguien gana una oferta, pueda solicitar financiamiento al banco para invertir en nuevos proyectos de generación. En Chile, los principales proyectos de generación que se han instalado son de energías renovables. Estos mecanismos a largo plazo atraen inversiones y se basan en la confiabilidad de nuestras regulaciones y nuestras instituciones.

Un ejemplo de esto es la ley marco de cambio climático que tenemos en Chile, la cual es única. Esta ley establece la neutralidad de carbono para el año 2050. Además, tenemos consensos importantes en temas como el cambio climático. Estas condiciones marcan las prioridades regulatorias para mantener el impulso hacia la inversión en energías renovables.

En este sentido, el almacenamiento de energía es una prioridad regulatoria clave para aprovechar la energía renovable en momentos donde no hay disponibilidad solar o eólica, como en la noche. También debemos mejorar el uso de nuestra red de transmisión eléctrica, buscando innovaciones tecnológicas y una mejor gestión para maximizar su eficiencia, ya que construir nuevas líneas lleva tiempo. Además, debemos planificar la red eléctrica del futuro, ya que habrá un aumento en la demanda debido a la electrificación de ciudades, como la creciente adopción de vehículos eléctricos y bombas de calor.

Otro aspecto crucial es la necesidad de innovar en el mercado eléctrico para adaptarlo a las nuevas tecnologías, como la eólica, solar y almacenamiento. Nuestro sistema eléctrico, que ha sido pionero a nivel mundial y ha inspirado transformaciones en otros países, requiere una modernización para funcionar de manera más dinámica y permitir la integración.

¿Cómo ven el hidrógeno verde?

Varias de nuestras empresas asociadas están muy comprometidas con el desarrollo del hidrógeno verde. De hecho, una de nuestras empresas socias ya está produciendo combustibles sintéticos a partir de hidrógeno verde en Magallanes a través del proyecto EH.

El hidrógeno verde se produce mediante la electrólisis del agua utilizando energía renovable, por lo tanto, no es una fuente de energía en sí mismo, sino un vector energético. En el futuro, se espera que la electricidad sea cada vez más utilizada y reemplace a los combustibles fósiles en aplicaciones como los automóviles. Un automóvil de combustión interna, por ejemplo, tiene una eficiencia muy baja, ya que entre el 80% y el 85% de la gasolina se pierde en forma de calor. En cambio, los vehículos eléctricos son más eficientes, utilizando alrededor del 80-90% de la energía de la batería para el movimiento del vehículo. Esto hace que las sociedades con electromovilidad sean más sostenibles, ya que los vehículos eléctricos no emiten gases contaminantes localmente.

El hidrógeno verde se convierte en una opción para aquellos usos que no se pueden electrificar, como los viajes en avión, en barco y ciertas industrias. Sin embargo, su producción requiere un mayor desarrollo de energías renovables. Por lo tanto, el hidrógeno verde se utiliza en aquellos casos en los que la electrificación directa no es viable.

¿Cuáles son los desafíos del mercado a corto y mediano plazo?

Estoy convencido de que la energía eléctrica, tanto en su uso como en su producción, es una excelente opción en términos de sostenibilidad a mediano y largo plazo para el país. Sin embargo, es necesario comprender esto estratégicamente. Esto implica desarrollar nuevos proyectos de inversión en generación que permitan reemplazar los combustibles fósiles tanto en la generación eléctrica como en el transporte y la calefacción, acelerando el uso de la electricidad. Es fundamental que el Estado participe de manera coherente y consistente con la urgencia climática y la Ley Marco de Cambio Climático.

Para lograrlo, se deben optimizar los procesos de permisos y garantizar coherencia y respeto a los criterios de evaluación ambiental en relación con el almacenamiento, la transmisión y las nuevas tecnologías. Asimismo, es importante comprender que este es un trabajo conjunto entre el sector público y privado, donde la regulación adecuada genera confianza para los inversionistas y promueve la inversión en energías renovables y tecnologías que reduzcan el uso de combustibles en las ciudades.

Esto implica no solo reducir los combustibles fósiles, sino también abordar el uso masivo e insostenible de leña en algunas zonas. Es necesario implementar medidas que fomenten el uso de fuentes de energía más limpias y sostenibles en todos los sectores, promoviendo la transición hacia un modelo energético más sostenible y respetuoso con el medio ambiente.

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