Annika Schuttler, Project Leader Energy & Sustainability de AHK Cámara Alemana de Comercio
Recientemente, el Ministerio del Medio Ambiente anunció que impulsará una ley de residuos orgánicos. Una excelente noticia, ya que elevar el asunto a norma legal obligará a los municipios a hacerse cargo de la gestión responsable de estos “desechos”. Por lo mismo, ahora que se está gestando la iniciativa de ley, abrir la discusión para adelantarnos y reconocer de antemano los problemas que podrían presentarse, es clave.
¿Cuánto cuesta revalorizar los residuos orgánicos municipales en lugar de tirarlos al vertedero? ¿Qué iniciativas públicas, privadas o combinadas podrían ofrecer soluciones atractivas y rentables? ¿Qué opciones de financiamiento existen? Y no menos importante: ¿Cómo se logra instalar las capacidades en las distintas comunas para que los municipios estén preparados para elaborar e implementar nuevos planes de gestión, y levantar el financiamiento requerido?
En 2021, se puso en marcha la “Cooperación Chileno-Alemana en Materia de Residuos Orgánicos: Planes de Acción a Nivel Municipal”. Aquí hemos podido constatar lo enriquecedor que ha sido para las distintas municipalidades el contar con un espacio para plantearse estas y otras preguntas, compartir sus experiencias, adquirir nuevas herramientas y nutrirse con ejemplos de buenas prácticas. Conocer cómo se gestaron iniciativas emblemáticas en comunas que llevan la delantera en la gestión de residuos orgánicos, por ejemplo, ayudó a comprender que uno de los nudos radica en saber qué fondos hay (Subdere, GORE, aportes extranjeros, etc.) y manejar el cómo postularlos para concretar las inversiones necesarias.
A la vez, ha sido fascinante observar conjuntamente cómo en distintos países se va abriendo un mundo de posibilidades con innovadoras alternativas, como las soluciones basadas en larvas de insectos. La mosca soldado negro, por ejemplo, se alimenta de los restos de frutas y verduras y sus larvas son usadas como nutritivo alimento para gallinas, cerdos y peces. Es más: la grasa de estas hasta podría reemplazar el aceite de palma o de coco y evitar de paso la deforestación de la selva, mientras en paralelo se analiza su potencial para sustituir el petróleo en la producción de fragancias.
Explorar qué productos de valor agregado se pueden obtener de los residuos orgánicos de nuestros hogares para a partir de ahí desarrollar modelos de negocio que permitan bajar el costo de la operación, o incluso llevarlo a cero, es algo a lo que hay que tomarle peso. Sin embargo, una inversión inicial siempre será requerida independiente del tipo de solución a implementar. Revisar las oportunidades de financiamiento para concretar estrategias acordes a la realidad de cada territorio es primordial en este momento, para lo cual se hace urgente el asegurar la instalación de las capacidades necesarias para el levantamiento de proyectos y fondos en cada comuna.
Tenemos que ir abriendo el camino para que los municipios puedan realmente cumplir con la futura ley y concretar esta importante tarea: valorizar los residuos orgánicos para transitar hacia una economía circular. En definitiva, haciendo las preguntas correctas, es posible captar el potencial que alberga la transformación de ver en una cáscara de plátano un recurso y ya no un desecho. Y este cambio de paradigma podría incluso resultar en la generación de ingresos adicionales a nivel comunal.