Con el objetivo de conocer cómo se ha desarrollado la flora antártica, en particular el clavelito antártico, además de identificar algunos elementos que sirvan para analizarlas en su relación con el cambio climático, llegaron hasta el Continente Blanco dos investigadoras pertenecientes al proyecto “Patrones de Colobanthus y sus microorganismos asociados”, financiado por Fondecyt y liderado por el Dr. Marco Molina, de la Universidad de Talca. Esta iniciativa es parte de la Expedición Científica Antártica (ECA 54), organizada por el Instituto Antártico Chileno (INACH).
Natalie Rivas y Andrea Barrera, investigadoras del Laboratorio de Ecología Vegetal del Instituto de Ciencias Biológicas de la Universidad de Talca, recorrieron parte de la península Antártica a bordo del rompehielos Óscar Viel, de la Armada de Chile, que las llevó por territorio antártico para efectuar su trabajo de terreno hasta los sectores de bahía Margarita (al interior del círculo polar antártico), isla Rey Jorge e isla Livingston, entre otros.
Rivas, parte del equipo de Molina, apunta que en este viaje los principales objetivos estuvieron basados en evaluar la historia evolutiva del clavelito antártico (Colobanthus quitensis), considerando su diversidad genética y su distribución.
En estos momentos, comenta la profesora de ciencias y magister en ecología aplicada, se encuentran avocados a observar la interacción entre estas plantas y otros microorganismos endófitos (que viven al interior de la planta), por ejemplo, los hongos.
“Veremos cómo esta asociación simbiótica resulta o no finalmente beneficiosa para la planta; también queremos saber qué tipo de estrés es capaz de tolerar, ya sea baja temperatura, alta radiación, salinidad, déficit de agua. Hemos escogido en nuestros trabajos de terreno, sectores con bastante diversidad vegetal (líquenes, musgos y plantas)”, comenta Rivas.
Los investigadores pretenden entender mejor la historia evolutiva de la flora antártica para dilucidar si su diversidad actual es producto de colonizaciones recientes o si permanecieron en refugios climáticos desde la última glaciación. Además, se observará cómo los procesos históricos han influido en la distribución actual de la nativa planta Colobanthus quitensis y determinar si los patrones geográficos de variación genética son consistentes con la diversidad funcional de la microbiota asociada, y sus efectos simbióticos (relación permanente entre dos organismos).
Los investigadores trabajan con genética poblacional, la cual se refiere al estudio de las fuerzas que alteran la composición genética de una especie, lo que entregará nueva información acerca de la historia evolutiva de la flora entre Sudamérica y el Continente Blanco. Asimismo, esta temporada, en la base “Arctowski”, de Polonia, se recogieron las placas OTC (“open top chamber”, cámaras de calentamiento pasivo que simulan temperaturas a las que son expuestas las plantas).