Eficiencia energética: ¿En qué fijarse cuando compre ampolletas?

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Los lúmenes producidos es lo más importante, mientras que los Watt de potencia, que es el número publicado con grandes cifras, sólo sirven para saber qué tan caros le van a costar esos lúmenes, a pagar mensualmente a razón de aprox. $115/kWh.

Con el rasante avance de la tecnología, hoy se comercializan luminarias LED con eficacias lumínicas entre 50lm/W y 220lm/W (lúmenes por cada Watt). Finalmente, lo que se paga es el consumo total de energía [Wxh] de la luminaria, en que se suma el total de energía necesaria para producir la luz, y la para hacer funcionar el transformador, el driver, el ballast, el partidor y los otros componentes electrónicos integrados.

“Una ampolleta LED con eficacia lumínica baja de sólo 70lm/W consume un 68% más de energía eléctrica que una excelente y cara luminaria con 220lm/W, entregando la misma luminosidad. Esto es cierto, aunque publiquen que “ahorran muchísimos %” comparadas con las ya vedadas y obsoletas ampolletas incandescentes. Lo barato en la compra sale caro mensualmente en iluminación. Otro aspecto importante es la vida útil que se define para LED en horas hasta que el decaimiento natural de toda luminaria LED alcance el 70% de su luminosidad inicial, y convenga reemplazarla. Una ampolleta incandescente tiene que ser cambiada cada 700 horas porque se quema el filamento en forma catastrófica, una “ampolleta de ahorro” o un tubo fluorescente, si no se prende y apaga mucho, dura 4.000h a 8.000h, luego empieza a parpadear y/o a zumbar. Pero una ampolleta LED barata dura 10.000h y una excelente hasta 100.000h, es decir, esta última, con un uso diario de 6 horas, dura hasta 45 años sin necesidad de subirse a cambiarla”, precisa Erwin Plett, ingeniero civil de la Universidad de Chile, doctorado del KIT, Karlsruhe Institute of Technology de Alemania, con post doctorado en energías en la Universidad de Wisconsin-Madison en Estados Unidos y director de Alfa Lux en Chile.

Cabe destacar que el ser humano recibe el 70% de su información diaria a través de la vista. Por ello, la buena iluminación es de vital importancia. “Lo que el ojo registra como luminosidad son los lux (medida de iluminancia lux = lm/m2) que recibe en la retina donde son captados y convertidos en impulsos nerviosos”, precisa el experto Plett. Hay dos criterios que definen la calidad de la luz y determinan los efectos visuales, efectos biológicos y efectos emocionales de la iluminación en las personas. Uno de ellos es la temperatura de la luz, CCT, medida en grados Kelvin. La luz solar a pleno día es azulosa, denominada luz fría, y corresponde a más de 6.500K, en comparación con la luz del atardecer o del amanecer que es más amarilla – naranja, denominada luz cálida, de menos de 3.000K. “Si quiere trabajar productivamente necesita usar sólo la luz fría, y si quiere descansar tranquilo y cómodo en su hogar, preferirá la luz cálida” explica Plett. El segundo criterio de calidad de luminarias es el Índice de Reproducción Cromática, CRI, es decir, cómo se perciben los colores de superficies iluminadas comparados con la luz solar. Este criterio es importante sólo si se trabaja seleccionando o diseñando productos de acuerdo a su color. Elija un CRI mayor de 80 para estas actividades.

Por su parte, en esta línea, el Ministerio de Energía en Chile, lanzó la campaña “El reto de la energía”, que promueve el buen uso de la energía, y que puede aplicarse por todos y todas, mostrando una preocupación por nuestro entorno y a una sociedad más comprometida con las nuevas generaciones. www.alfalux.eu

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