Mujeres cambiando el mundo con un balón

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Contamos historias que merecen crecer. Pensamos diferente y elegimos creer en las personas, comunidades y organizaciones, las grandes y las que están empezando ahora en la mesa de un café, pero que van a cambiar el mundo.
NESTLÉ
++BETTER
PEFC

La práctica del fútbol y el deporte es un tema que tradicionalmente se ha identificado como un espacio masculino. La burla clásica entre los niños: “corre como niña”, da cuenta de que este prejuicio está enraizado en la cultura y en las relaciones.

Muchas mujeres y niñas se han restado de participar en espacios deportivos dado los prejuicios existentes no solo desde el deporte, sino también por tener vergüenza de mostrar su cuerpo. Este pudor viene desde las concepciones que enmarcan a la mujer en figuras estereotipadas, con cuerpos y rostros perfectos. Mensaje que está presente en las calles, en los medios y la televisión, y eventualmente cada vez que pasa una mujer atractiva cerca de un hombre.

Dove junto a ONU Mujeres y GFK publicaron en 2018 la encuesta ‘Igualdad de género en el deporte’, que devela algunas diferencias alarmantes en Chile; el 26% de las niñas entre 10 a 17 años no practica deporte, mientras que en los niños sólo un 7%. En 2016 el 36% de las niñas declaró no hacer alguna actividad, porque no se sentía conforme con su apariencia, una de ellas era el deporte. Además, el 47% de las niñas  siente presión por cómo se ven. Son algunas de las cifras que no pueden pasar desapercibidas.

Esto no solo afecta al sedentarismo en un país donde el 86% de la población se ubica en la categoría de “sedentario, según la encuesta nacional de salud 2016-2017. También disminuye las oportunidades de empoderamiento, liderazgo y salud mental que son parte de las consecuencias secundarias de la práctica cotidiana del deporte.

Frente a este escenario surgen reflexiones: ¿Cuáles son las barreras que pone la sociedad en relación a la práctica del deporte y el fútbol en niñas? ¿De qué forma se ve perjudicada la autoestima y liderazgo de niñas al restarse de espacios deportivos?, ¿Qué estamos haciendo para contrarrestar los efectos de la cultura en las generaciones de niñas? ¿Cuáles son las referentes femeninas en el deporte y qué tipo de validación se les da desde los medios de comunicación?

Como respuesta a alguna de estas preguntas, presentamos la historia de Denisse, Quetzali y Ariana, tres mujeres mexicanas que trabajan con el “deporte para el desarrollo” en la Fundación Fútbol Más. Y quienes desde pequeñas comunidades están cambiando el mundo con un balón.

Denisse Vyvany, es pedagoga y a sus 27 años cuenta que comenzó a jugar fútbol en la primaría, junto a sus compañeros. ‘‘Nunca me consideré buena jugando, pero lo hacía por diversión. Con los años dejé de practicarlo, y he vuelto a estar cerca de él gracias a Fútbol Más’’.

Aunque los comentarios estuvieron presentes solo al inicio, Denisse reconoce haber escuchado, muchas veces, frases desde sus mismos profesores. Sin embargo, esto no le hizo bajar los brazos. ‘‘Si digo que el camino ha sido fácil, estaría mintiendo.  Siempre te encuentras con comentarios negativos cuando eres mujer, sobretodo si trabajas en un entorno que se considera exclusivamente para hombres’’.

A pesar de su entorno, Denisse pudo desarrollar sus capacidades sin tener miedo o poner límites a su inclinación por el fútbol, lo que le permitió conocer distintas cualidades que ella tenía. ‘‘Estar vinculada al fútbol me ha demostrado a mí misma, y a los que me rodean, que las mujeres no tienen límites, que no hay campos exclusivos para hombres o para mujeres, que podemos ser buenas en cualquier ámbito. Saber que mi trabajo ha inspirado a tantas niñas, a ver más allá de lo que su contexto les ha enseñado, le ha dado un valor agregado a mi trabajo como profesional’’, finaliza.

Para Quetzali Villalba, psicóloga de 24 años, la historia no es muy diferente: ‘‘Yo jugué fútbol en la secundaria y aunque me decían que era buena lo deje, porque muchas veces me repitieron que eso era un juego rudo, solo para hombres. Entonces cambié a la preparatoria y dejé el fútbol por completo. Pero gracias a mi llegada a Fútbol Más me reencontré con este deporte, desarrollando nuevas perspectivas” comenta.

Al igual que ellas, muchas niñas dejan de realizar deporte a temprana edad, sintiéndose rechazadas o discriminadas por el resto de sus compañeros. Según el estudio de Dove junto a ONU mujeres, el 57% de las niñas dice haberse sentido discriminada por realizar algún deporte, de estas, el 15% manifiesta haberse sentido así mientras practicaba fútbol.

Junto a esto, está la creencia de que las mujeres son menos capaces en lo deportivo, creencia que se vuelve una “profecía auto cumplida” , ya que son las mismas niñas y mujeres que comienzan a creer que es cierto, y es una de las razones para dejar de practicar deporte. Según el estudio, el 21% de las niñas dice haberse sentido discriminada por considerarlas menos capaces realizando algún deporte, versus un 6% de los niños.

Ariana Pérez tiene 26 años y es Licenciada en Educación Física. A los 10 años comenzó a jugar fútbol con su hermano sin pensar que esta acción le cambiaría su vida. ‘‘Desde el momento en que toqué el balón me fascinó. Desde entonces jugué en canchitas, representando a mi escuela, delegación de la ciudad he incluso a mi país’’.

Al desempeñarse en futbol profesional, Ariana convivió de cerca con ambientes cargados de prejuicios, estereotipos y diferencias en privilegios entre las selecciones masculinas y femeninas. Son algunas de las dificultades que hacen cuesta arriba dedicarse profesionalmente al fútbol para mujeres. ‘‘Afortunadamente mi familia siempre me ha apoyado en las decisiones que he tomado, impulsándome a seguir adelante. Por esto, los comentarios del entorno no me afectaron en nada. Mi familia es mi gran pilar’’, afirma Ari.

A pesar de que sus experiencias son diversas, lo que estas mujeres tienen en común es que sin ser deportistas profesionales dedican gran parte de su vida al deporte, en particular al fútbol para el desarrollo, ¿qué significa esto? que día a día se levantan y se dirigen a barrios vulnerables, donde hacen clases a niñas y niños, formándoles en igualdad de género, fortaleciendo la autoestima, el liderazgo y fomentando el trabajo en equipo entre hombre y mujeres. Esto le ha permitido inspirar a muchas niñas y hacerse un espacio en las comunidades locales para generar cambios desde la infancia.

‘‘El reto de inspirar no consta solo de hacer participar o integrar a las niñas a un deporte, sino de tener la convicción de que no debemos condicionar a las personas por su género o forma de pensar. Las mujeres podemos enseñar fútbol en los lugares menos imaginados. Tengo la motivación de decir: soy mujer y puedo hacerlo”, exclama Quetzali.

‘‘Poder transmitir e impulsar a todas aquellas personas a seguir sus sueños es algo que me ha motivado mucho. Sé que todos no cuentan con un buen entorno o las mismas oportunidades, pero a mis alumnos siempre les digo: busquen lo que les gusta, al final todos somos buenos en algo’’. Afirma Ariana.

“El impacto no solo se queda en las mujeres, el impacto más grande es para los hombres que las observan y comienzan a aprender de ellas y hacer cambios significativos escuchando la voz de las niñas, de las madres y otorgándoles el espacio que merecen en su comunidad, todo esto logrado a través del fútbol’’, complementa Denisse.

Los cambios por muy pequeños que sean empiezan en alguna parte, muestran que las cosas pueden ser diferentes. Incentivar a miles de niñas a seguir sus sueños, derivando las barreras y comentarios sexistas o machistas, aportarán al desarrollo de una sociedad igualitaria, recalcando así las figuras femeninas como heroínas cotidianas que pueden cambiar el mundo a través del balón, tal como lo están haciendo estas tres chicas mexicanas.

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