Calificación Energética de Viviendas será un respiro para contaminación del aire en el sur del país

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La obligatoriedad de informar el rendimiento energético de las viviendas nuevas promoverá el desarrollo de proyectos mejor adaptados a la realidad climática de las ciudades de la zona sur, disminuyendo el uso de calefacción, lo que será clave para disminuir la concentración de material particulado del aire.

Hace un mes entró en vigencia la esperada Ley de Eficiencia Energética, que establece que las viviendas nuevas deberán contar con la evaluación de la Calificación Energética de Viviendas (CEV) del Ministerio de Vivienda y Urbanismo y el Ministerio de Energía, la que por años se aplicó de manera voluntaria por la industria inmobiliaria para calificar la eficiencia energética de una vivienda en su etapa de uso.

A juicio de Altas Cumbres, inmobiliaria pionera en esta certificación, la obligatoriedad de la nueva normativa impulsará que toda la industria trate de mejorar la calificación de sus proyectos respecto de la competencia, generando beneficios para los clientes y el medioambiente. “Una vivienda o edificio eficiente energéticamente puede reducir la contaminación de aire al interior porque tienen mejor control de la ventilación y de las infiltraciones, y requieren menos energía para la producción de calefacción, por lo tanto, emiten menos contaminantes, lo que va a ser un salto cualitativo para mitigar la contaminación de aire, especialmente en las ciudades del sur de nuestro país”, sostiene Enrique Loeser, gerente comercial de la inmobiliaria.

Por lo tanto, la empresa aplaude que la eficiencia energética en la construcción haya sido un pilar de la nueva ley, considerando que las viviendas consumen casi 15% de la energía total del país y ocupan el tercer lugar en emisiones de CO2, después de la minería y el transporte. Una transformación que la empresa asumió hace más de 20 años después de ver la realidad in situ de desarrollos inmobiliarios canadienses y norteamericanos en zonas extremas con climas parecidos a los de nuestro país.

“En el año 2009, nuestro proyecto de casas Mirador de Volcanes en Puerto Varas fue el primero en Chile en certificarse bajo la CEV y observábamos a muchas empresas cautelosas sobre el uso esta herramienta de medición. Otras comenzaron a probarla más que nada para comprobar si sumaba argumentos a su estrategia comercial, sin dimensionar el impacto real que podía tener en la calidad de vida de la gente y en el medioambiente”, relata Enrique Loeser.

Según el ejecutivo el desafío es ahora comunicar a las personas cómo se interpreta el sello de la CEV, que en términos generales se identifica con una letra que va desde la E hasta la calificación máxima que es de A+. Una vivienda que sólo cumple con la norma térmica vigente tendrá aproximadamente una Calificación E, lo que puede ser hasta un 20% de ahorro. Por su parte, la letra A+ requiere un ahorro de demanda energética sobre el 85%.

“La realidad climática de cada zona además implica adaptar la construcción para lograr los ahorros deseados, por lo que construir en la Región de Los Lagos, por ejemplo, significa un desafío mayor a un proyecto ubicado en Santiago, pero no cabe duda de que mejora sustancialmente la vida de sus habitantes, en términos de confort térmico y calidad de aire”, explica Loeser.

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