La directora del Centro Eula de la U. de Concepción, Dra. Alejandra Stehr, destacó que la situación se agravará con la menor precipitación provocada por el cambio climático, que afecta también a Bío Bío.
Mientras que el investigador del Centro de Recursos Hídricos para la Agricultura y la Minería de la UdeC, José Luis Arumi, dijo que el uso de datos obtenidos por satélites podría aportar a resolver conflictos por el agua, como los que afectan a los usuarios del Río Laja o la subcuenca de Las Trancas.
Todas las regiones del país ubicadas desde la Metropolitana hasta Arica y Parinacota poseen déficit de disponibilidad de agua, el que se agravará con la menor precipitación que ya está generando el cambio climático en el centro y norte de Chile. Así lo destacó hoy la Dra. Alejandra Stehr Gesche, directora del Centro Eula de la Universidad de Concepción, al abrir la Conferencia Sudamérica del Agua desde el Espacio, en el ex Congreso Nacional, en Santiago.
Según los parámetros mundiales, el promedio mundial de disponibilidad de agua por persona es de 6.600 metros cúbicos al año, mientras que el mínimo para el desarrollo sostenible es de 2.000 m3. Desde la Metropolitana al norte no se alcanza esta segunda cifra. “El problema es que la precipitación de lluvia y nieve ha ido bajando con los años, incluso en regiones centrales como Bío Bío, donde las estaciones de Quilaco y Atacalco muestra una baja en la precipitación y aumentos en las temperaturas”, destacó Stehr.
Para aportar en la resolución de este problema, es clave comenzar a estudiar y tomar decisiones a escala de cuencas hidrográficas, donde se integre a actores de la investigación y de la toma de decisiones en diferentes áreas territoriales y decisionales, señaló la investigadora. Y en ese marco, el aporte del monitoreo satelital es clave para obtener mejores datos de las cuencas, que permitan resolver problemas como el fracaso de acuerdos entre regantes, hidroeléctricas y comunidad, como en el caso del uso del Lago Laja; o entre empresas turísticas, municipalidad, regantes y propietarios, en el caso de Las Trancas; ejemplificó.
Y aunque estos son dos casos más conocidos en la Región del Bío Bío, la cantidad de conflictos actuales y potenciales en Chile son muchos y variados, considerando que posee 101 cuencas hidrográficas, 1.251 ríos, 12.783 lagunas y lagos y 24.114 glaciares.
Esta fue la primera de las 12 exposiciones que se desarrollaron durante la primera de tres jornadas de información y análisis entre expertos de universidades y centros de investigación de Chile, Francia y Estados Unidos, además de expositores y asistentes brasileños, colombianos, peruanos, bolivianos, argentinos y uruguayos. El tema central es el aporte de la observación satelital de las aguas de todo el planeta para la investigación y la posterior gestión de las mismas para, principalmente, reducir el impacto del cambio climático en la agricultura, la minería, la disponibilidad de agua potable y la gestión de desastres naturales.
La segunda conferencia del día fue efectuada por el profesor José Luis Arumi, del Centro de Recursos Hídricos para la Agricultura y la Minería de la Universidad de Concepción, quien destacó la relevancia de la actual información satelital para le gestión del agua, destacando que, por ejemplo, la empresa Iansa ahorra 26% de agua gracias al apoyo del satélite Aquasat en su programa de Riego Asistido por Satélite.
Señaló que, en otros casos, las juntas de vigilancia de los ríos usan la percepción remota para conocer los deshielos cordilleranos y sus efectos en los causes. “Hoy la Región de Ñuble lo está implementando para conocer este efecto, lo que sumado a las posibilidades de conocimiento del efecto de las aguas subterráneas en el ingreso o pérdida de agua superficial, podría reducir la actual crisis del agua que se da principalmente en Las Trancas”, destacó Arumi.
Ejemplificó con que a veces el caudal mínimo de un río es sólo agua subterránea –sin aporte de derretimiento de nieve o hielo- y con la carencia de datos de los sectores de “veranada” o acumulación de agua subterránea en la cordillera; conocimientos de los llamados servicios ecosistémicos que entrega un área para la necesaria gestión y protección de los mismos. “Acá será clave la futura percepción remota y satelital que se está implementando en Ñuble y que se usa en otras áreas del país”, explicó el ingeniero civil.