El “Boom” de los bonos verde como mecanismos financieros para combatir el cambio climático

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En los últimos años han surgido mecanismos financieros específicos para movilizar recursos a favor del clima. Aunque han tenido éxito, las herramientas para evaluar su impacto todavía pueden perfeccionarse.

“Boom” de los bonos verde

Es la herramienta principal del financiamiento climático. La deuda verde, es decir, los bonos destinados a financiar inversiones a favor de la transición ecológica, dio un gran salto en 2017, especialmente en Europa.

“Para 2017, las emisiones mundiales de deuda verde ya han alcanzado más de 125.000 millones de euros”, frente a 90.000 en 2016, señala Stéphane Marciel, responsable de bonos sostenibles en Société Générale CIB.

Francia dio el ejemplo a principios de año, con una primera emisión verde de un valor de 7.000 millones de euros (8.200 millones de dólares). “Y estamos convencidos de que otros países harán lo mismo”, apuntó Marciel.

“El progreso de las empresas es también real”, afirma Jérôme Pellet, director de emisiones de bonos responsables del banco HSBC. Hay muchos ejemplos: Caisse des Dépôts, RATP o Engie en Francia, Innogy o Deutsche Bahn en Alemania, el banco ICBC en China.

En el momento de obtener financiación “puede incluso ser más conveniente” dado el gran interés de los inversores por estos préstamos, agrega. “La tendencia es fuerte”, incluso si estos bonos siguen siendo marginales en la escala del mercado de bonos global.

La tarificación del carbono se expande

A principios de septiembre, 40 países y 25 provincias o ciudades implementaron la fijación del precio del carbono para presionar a las empresas a reducir sus emisiones de CO2, una muestra de que hay un movimiento que se está extendiendo aunque por el momento es “insuficiente”, de acuerdo con el think tank Institute for Climate economics.

Estas tarifas son aún muy bajas (entre 5 y 15 euros por tonelada de CO2).

“El precio del carbono debe aumentar para enviar un mensaje fuerte. Las inversiones deben ser coherentes con los objetivos (del acuerdo de) París”, estima Simon Buckle, jefe de la División de Cambio Climático de la OCDE.

¿Impuesto sobre las transacciones financieras?

Este impuesto, que en principio debe contribuir a la ayuda al desarrollo tomando una parte del valor de los flujos financieros intercambiados en los mercados, se enfrenta a la oposición del sector financiero.

Al apoyar su creación a finales de septiembre, el presidente de Francia Emmanuel Macron ha dado esperanzas a las ONG que lo han defendido durante años. Este impuesto existe por el momento únicamente en Francia y Reino Unido.

Las discusiones sobre este tema están estancadas y es poco probable que avancen en la cumbre de París sobre clima que se celebrará el martes en presencia de medio centenar de jefes de Estado y de gobierno.

Fondos dedicados al clima y salida de energías fósiles

Los fondos privados que ponen énfasis en los criterios medioambientales, sociales y gubernamentales están en pleno auge, particularmente en Francia donde, según el instituto de investigación Novethic, se comercializaron 361 fondos a finales de 2016, lo que equivale a 110.000 millones de euros.

Según los expertos, para limitar el calentamiento global a menos de 2ºC respecto a la era preindustrial se debería también dejar de desarrollar proyectos de combustibles fósiles (gas, petróleo, carbón), responsables de las tres cuartas partes de las emisiones globales de gases de efecto invernadero.

Bancos, aseguradoras, fondos de inversión y fundaciones ya se han comprometido a tener menos, o a eliminar por completo, sus participaciones en las empresas del sector o a dejar de financiar ese tipo de proyectos.

De las promesas a la realidad

Si bien la movilización es importante, la evaluación de la eficacia de la financiación sigue siendo un desafío importante.

Organizaciones como Attac, por ejemplo, se preocupan por el hecho de que no se detalle “lo que un bono verde puede y no puede financiar”.

Para poner un poco de orden, los Estados han desarrollado etiquetas con la esperanza de atraer inversores hacia fondos claramente dedicados a financiar una economía baja en carbono.

El Consejo de Estabilidad Financiera (una emanación del G20) también ha emitido recomendaciones para que las empresas incluyan en sus informes financieros anuales el impacto del clima en sus negocios y aplicar una estrategia real.

En el mercado de bonos verdes, “todavía joven, también hay mucho trabajo por hacer para mejorar los métodos de ‘reporting'”, o informes de impacto, dice Marciel.

Pero, según él, ya se han realizado esfuerzos reales bajo la presión de los inversores.

© Agence France-Presse

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