¿Podríamos hacer más para vivir mejor en nuestras ciudades?

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cityBikeRiders_pippalouSegún el BID, en promedio, los habitantes de ciudades en América Latina gastan de 3 a 4 horas al día para ir de su casa al trabajo y viceversa. Este es uno de los principales indicadores que golpea la productividad y la calidad de vida de las ciudades en la Región y que incentiva, de forma indirecta, prácticas como la informalidad. 

El dato que presenta el BID tiene una lectura adicional, que está ligada a la crisis de los sistemas de transporte convencionales como ejes que podrían aportar o minar el desarrollo sostenible de nuestras ciudades.


Al margen de las millonarias inversiones y de las opiniones de muchos “expertos” urbanistas. Es cada vez más evidente que para determinar qué modelo de transporte es el más viable y eficiente habría primero que plantearse cuál es el modelo de ciudad que se quiere. Eso significa poner sobre la mesa la reflexión sobre cómo queremos vivir y qué estamos dispuestos a ceder o modificar conjuntamente para que una nueva idea de ciudad se haga realidad.

La apuesta debe ser conjunta

Preguntarse sobre el tipo de ciudad que nos gustaría tener no debiese ser una tarea endosada sólo a los gobiernos de turno, ellos claramente deben proponer y modificar políticas públicas que impactan en la ciudad pero el punto, que se mira poco, está en qué tanto las prácticas cotidianas pueden construir periódica y sistemáticamente un nuevo modelo urbano donde empecemos a vivir mejor.

Uno de los recursos más valiosos que tienen las ciudades intensamente pobladas como las nuestras es su espacio vial. La pregunta es cómo hacer una distribución inteligente y equilibrada de este espacio entre peatones, ciclistas, transporte público y particulares, todos con igual derecho a movilizarse de forma segura y eficiente.

Como dato a la causa, se espera que en los próximos 15 años América Latina duplique su ingreso Per Cápita, lo cual significaría que 80 millones de autos particulares sean comprados en este mismo periodo de tiempo. La realidad de nuestras ciudades ha demostrado que no importa cuánto espacio se entregué al transporte particular, éste siempre llegará a ser insuficiente.

Lo anterior demuestra que la priorización de inversión vial para particulares y el uso desmedido del automóvil es un camino equivocado que se suma a la crisis del transporte público poniendo en riesgo la calidad de vida de los que habitan nuestras ciudades.

Sao-PauloEl 23 de mayo de 2014 la ciudad de Sao Paulo registró la congestión más grande de su historia: 344 km de atasco. Era jueves, día en el que buena parte de los paulistas viajan a la ciudad litoral de Santos, a 77 km, por el fin de semana. ¡La cola continua de coches empezaba en Sao Paulo y terminaba en Santos!”

*Fuente: MoviliBlog Transportando Ideas para América Latina y el Caribe.

La apuesta por un modelo de ciudad sustentable debe ser conjunta, porque implicaría cambiar hábitos, estar dispuestos a encontrar alternativas de desplazamiento distintas/compartidas, valorar lo público y darse cuenta que el peatón o los ciclistas tienen el mismo derecho a la ciudad y que probablemente están generando un modelo más eficiente que quien por gusto, costumbre o necesidad opta por el uso individual de su carro y a su vez de la vía, que es de todos.

 No todo está resuelto

El argumento que salta a la vista es que muchos podrían sumarse al esfuerzo de replantear su forma de desplazamiento pero esta decisión se daría sólo cuando hayan cambios en el sistema público de transporte, bajo una expectativa, en ocasiones sobre dimensionada, de comodidad, precio y rapidez.

Claramente nuestros sistemas de trasporte público están en crisis y este es un asunto crítico que se necesita resolver. Pero mientras eso sucede, se deberían detonar acciones individuales desde lo cotidiano para, en lugar de sumar caos, aportemos espacio, calidad de aire, ambiente, tiempo y con esto una mejor vida para todos.

La realidad actual de nuestras ciudades muestra que es insostenible esperar a que la intervención pública solucione el nudo del trasporte masivo para motivar el cambio de hábitos de desplazamiento. Las cifras de quienes empiezan a darse cuenta de que las acciones individuales pueden contribuir y ser contundentes en el cambio hacia un modelo más sostenible de ciudad empiezan a ser relevantes:

En Santiago el 37% de los ciudadanos ha empezado a desplazarse a sus destinos a pie, y el 33% lo hace en trasporte público.

En Buenos Aires, las aplicaciones móviles que permiten organizar recorridos para compartir los autos particulares tienen cada vez más fuerza.

En Bogotá el uso diario de bicicleta pasó de 285 mil viajes en 2005 a más de 450 mil en los últimos años, aunque aún es una cifra insuficiente frente al potencial que ofrecen los más de 370 kilómetros de ciclo rutas disponibles en la ciudad.

Finalmente entender que la ciudad se construye con la suma de las opciones diarias que individualmente hacemos es un primer paso para empezar a replantear hábitos y ser parte de la tan esperada solución para vivir mejor.

Por: Ximena Bedoya

 

 

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