Isis Riquelme, vocera de Medio Ambiente de Tremendas: “Si una empresa realmente quiere ser responsable, debe tener un compromiso por cambiar su impacto en el ambiente y la sociedad”.

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NESTLÉ
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Isis Riquelme es Innovadora social, empresaria, educadora ambiental y activista chilena. A los 17 años creó Plan B de la Educación, el primer sistema educativo ambiental de Latinoamérica que hoy se desarrolla en Tremendas. Desde los 19 pertenece a Tremendas y a Fridays For Future Chile, y a los 21 co-fundó Chucaw, una empresa de innovación tecnológica cuyo producto es un software social para la reducción de la vulnerabilidad ante desastres naturales.

¿Cuáles creen que son los desafíos relacionados a los criterios ESG?

Los criterios de sostenibilidad, sociales y gobernanza corporativa han ido ganando terreno desde 2020, donde los beneficios sociales y ambientales que una empresa tiene pesan más en la mesa a raíz de la crisis del covid-19, debido a los efectos colaterales en distintos grupos humanos a nivel económico-social-cultural y también ante el contexto de crisis climática, donde se necesita que los principales responsables de aumento de las temperaturas (empresas) lideren los cambios y aumente su ambición de transición socioecológica.

¿Cuale es el escenario en temas de género ?

Los desafíos que hoy siguen presentándose en temas de género son la diversidad y brecha salarial dentro de la gobernanza corporativa. Falta visibilizar cuánto más vulnerables somos las mujeres ante crisis sanitarias, económicas y ambientales, para que se nos incluya dentro del interés y mostrar que somos parte de la solución, porque tenemos propuestas e ideas innovadoras valorando y validando nuestras propias experiencias también.

¿Cómo ves el rol de las empresas?

A nivel de los criterios de sostenibilidad, falta capacitación a las empresas para que comprendan la magnitud de los tratados internacionales relacionados con el medio ambiente (clima, biodiversidad, océanos, ODS) y cómo adaptarse a ellos. Falta información clara y precisa sobre el real impacto de sus cadenas de producción y, al mismo tiempo, hace falta que realmente estén tomando acciones que vayan por la naturaleza y no sean solo una limpieza de imagen sin cambiar realmente la forma de realizar sus productos (tales como el compromiso por reducir la huella hídrica, de carbono e impacto socioambiental en los territorios).

¿y en lo social?

En cuanto a criterio social, también existe una brecha cultural de relacionamiento empresa-grupos humanos. Varias comunidades, sobre todo aquellas que se ven insertas en medios costeros o rurales (como las de la zona costera del centro del país que están situadas dentro del complejo industrial, o las del sur, insertas entre medio de las plantaciones forestales), se han visto beneficiadas y afectadas. Beneficiadas porque la población trabaja, vive del rol que ejercen allí y porque en muchos casos las empresas suplieron deberes del Estado (como infraestructura deportiva-cultural-educativa), pero afectadas por la poca consideración ambiental que tuvieron en cuanto a contaminación, ruptura en la cohesión comunitaria y aumento de la vulnerabilidad ante desastres (ejemplo: caso de los incendios forestales). Si bien la construcción de estos asentamientos cumplió su rol, no puede seguir sucediendo que la economía y producción de las empresas pese más que la salud y los derechos humanos ambientales de las personas.

Hoy el planteamiento de inversión social de las empresas tiene que ser otro. Ya sea en su funcionamiento, asentamiento o cadena de producción, tienen que ayudar a impulsar los cambios, la adaptación y resiliencia frente al escenario de catástrofes naturales exacerbadas por la triple crisis, climática-económica-social. Especialmente el caso chileno, que es un país en su mayoría con matriz extractiva, las consecuencias que dejó este modelo de producción se han traducido en mayor exposición a riesgos ambientales, aumento de la vulnerabilidad ante desastres y problemas de salud en las comunidades y ecosistemas.

¿Cuáles creen que son las principales barreras?

Si bien ha ido en aumento el interés por estos criterios, a nivel general falta regulación y estandarización en cuanto a los criterios de sostenibilidad y social.

Actualmente, realizar comparaciones entre empresas es difícil en cuanto a sus niveles de transparencia. Por ejemplo, en el criterio de sostenibilidad, muchas empresas no cambian su forma de operar ni reparan el daño que generan algunos de sus productos para el medio ambiente, y paralelamente desarrollan campañas ambientales. En este caso, estaríamos frente a Greenwashing.

Si una empresa realmente quiere ser responsable, tiene que tener un compromiso por cambiar su impacto en el ambiente y la sociedad. Para eso tiene que mejorar sus estándares de funcionamiento, cuestionar sus gastos e inversiones en industrias altamente contaminantes y mejorar la cadena de producción. En conclusión, adaptarse.

En cuánto a género, hoy nos enfrentamos a que muchas empresas cumplen con el 50/50 solo por asignar un cupo, pero no por real interés en una gobernanza que considere la equidad de género. Por ejemplo, cumplen con la cuota pero dentro de la empresa no existen protocolos de género, no tienen permisos de lactancia o para atender temas relacionados a la crianza sin descontar el salario, muchas veces tampoco hay un compromiso por respetar los pronombres e identidad de género de las personas LGBTQIA+, y las mujeres en puestos de poder siguen representando un mínimo (de 321 puestos directivos en empresas importantes, solo 21 son ocupados por mujeres). El tema aquí está en que realmente exista una visión con política de género y no solo seamos un cupo.

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