Innovación abierta para una nueva Constitución

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Contamos historias que merecen crecer. Pensamos diferente y elegimos creer en las personas, comunidades y organizaciones, las grandes y las que están empezando ahora en la mesa de un café, pero que van a cambiar el mundo.
NESTLÉ
++BETTER
PEFC

Matías Rojas, Co-fundador de Socialab

El famoso embudo de innovación- donde llegan muchas y diversas ideas que más tarde son filtradas para impulsar a las mejores- no se ve muy atractivo para la construcción de una nueva Carta Magna, pero si hablamos de  la posibilidad de co-creación entre pares improbables, sí que lo es. 

En primer lugar, la innovación abierta es un proceso colaborativo a través del cual un grupo de personas y/o instituciones buscan resolver un desafío común entre conexiones improbables y diversidad de opiniones. En este caso, sería  la construcción de lineamientos sobre los cuales nuestra sociedad pueda crecer. Si somos capaces de encauzar la diversidad para resolver ese desafío común aprovechando lo mejor de cada uno en pos de un objetivo superior, ya tenemos un buen comienzo. 

Segundo, parafraseando a Humberto Maturana, la innovación es una transformación que surge al reflexionar sobre lo que queremos conservar. Para Chile la reflexión ha sido clara, pero insuficiente: hemos reflexionado más en lo que queremos cambiar que en lo que queremos que permanezca. Un ejercicio clave para este nuevo comienzo no trata de eliminar lo negativo sino que de definir cuál es nuestro punto de partida, qué es lo que hemos hecho bien y queremos conservar. Así, cualquiera que postule con un NO a algo, ya sabemos que partió mal. 

Tercero, en la innovación abierta el proceso es igual o más importante que el resultado. Los espacios de conversación y co creación entre pares improbables es la máxima expresión de la creatividad, nos lleva a crear momentos en donde nos damos cuenta de que no siempre tenemos la razón y otros tienen mejores respuestas.

Cuarto y quizás lo más polémico que he constatado en más de 200 procesos de innovación con empresas, gobiernos y ONGs en Latinoamérica, es que no todos pueden innovar. Toda aquella persona cuyos dogmas no los dejan ver más allá de sus narices y hasta con pruebas concretas no son capaces de cambiar de opinión, no agregan valor a un proceso que requiere pensar distinto para no repetir los mismos resultados. El peor error que podemos cometer, es elegir a alguien que enarbolando su verdad, tratará de llegar hasta las últimas consecuencias para imponerla sobre otros.

Si utilizamos estas herramientas que nos entrega la innovación abierta para construir un proceso que cambiará la forma en la que nos relacionamos, no sólo comenzará a construir nuestro futuro, sino que nos ayudará a crear una sociedad igualitaria de la que todos podemos ser parte. 

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