Por José Arellano, Asesor Técnico Senior Veolia Chile
Los lodos son conocidos como aquellas pastas semilíquidas densas y resbalosas que tienen la cualidad de escurrir debido a su contenido de agua. Provienen de diferentes fuentes, algunas naturales que surgen de la mezcla de tierra, agua y materiales arrastrados por la lluvia o que proceden del tratamiento de las aguas residuales domésticas y otras actividades productivas.
Estos últimos se generan en mayor cantidad y – dada sus características físicas, químicas, biológicas y bacteriológicas- son más problemáticos para ser tratados.
Dichos lodos emanan de actividades agropecuarias, mineras, forestales, pesqueras, industriales, entre otras. También generan lodos los servicios de limpieza de sedimentos en canales (mediante equipos mecanizados), fondos marinos como los canales de navegación (mediante dragado), fosas sépticas, por nombrar algunos.
Conociendo su composición y cómo se generan ¿Por qué los lodos son un problema que nos debe preocupar? En parte por falta de especialización en la materia a nivel técnico y por otro, porque tiene un manejo complejo al momento de realizar su tratamiento para depurarlo, además de su transporte y disposición final. Dentro de este universo de lodos hay algunos que nos preocupan especialmente, como aquellos que provienen de las plantas de tratamientos de aguas servidas y los que resultan de la actividad agropecuaria. No es extraño que pongamos más atención a estos lodos, ya que ambos están relacionados con nosotros directamente, ya que somos quienes generamos esas aguas servidas y consumimos muchos de los productos de plantas de agroindustria.
A pesar de la conciencia de su impacto, la dimensión de estos residuos es poco conocida, y lamentablemente mayor de lo que podríamos pensar. Por ejemplo, los lodos que provienen de la producción porcina de la VI Región, superan largamente la producción de residuos sólidos domésticos de toda esa región.
Estos lodos normalmente tienen un contenido de agua superior al 95% y son putrescibles, por lo tanto, deben recibir algún tratamiento para reducir su volumen mediante la eliminación de agua. De esta forma, se debe lograr un mejor manejo, un transporte adecuado y su estabilización para eliminar malos olores, evitando la proliferación de vectores sanitarios.
Entonces la siguiente interrogante es ¿Dónde van esos lodos?
Los lodos al igual que los residuos sólidos domésticos, tienen grandes dificultades para encontrar lugares adecuados para su disposición final en suelo. Lo habitual (y muy comprensible) es que cuando se plantea un proyecto para disponer lodos, las comunidades cercanas al lugar elegido por razones sanitarias, ambientales o por restricciones legales, se opongan a su construcción.
No obstante, los lodos pueden disponerse en rellenos sanitarios de residuos sólidos domésticos, solo hay que preocuparse que la cantidad de humedad sea compatible con la estabilidad de la obra, ya que el contenido orgánico putrescible de los lodos se estabilizará junto con los residuos domésticos. Por esta razón la autoridad sanitaria restringe el ingreso de estos lodos a un porcentaje no superior de 8% del total residuos que se disponen, para evitar la desestabilización de la masa de residuos.
La última interrogante que debemos hacernos es ¿Cómo gestionamos de mejor manera los lodos? Antes de responder, hay que considerar que los lodos por mucho tiempo estarán presentes, ya que forman parte de nuestros hábitos de vida y consumo, eso hay que asumirlo. No podemos mirar para otro lado o autoconvencernos que en ese asunto no tenemos nada que hacer y que es problema tan solo de las autoridades que fiscalizan y de los empresarios que los ocasionan en sus procesos productivos.
Muchos lugares apropiados para instalar plantas de tratamiento o de disposición de lodos son descartados porque estas actividades están estigmatizadas, catalogándolas como dañinas para el hombre y tales aseveraciones predisponen a la opinión pública para rechazarlas.
Por eso es importante aclarar que estos lodos no contienen elementos peligrosos y se podría decir que son menos riesgosos que los residuos domésticos que almacenamos en nuestro hogar. En este contexto, es relevante que las políticas públicas se orienten a resolver este problema, resguardando la salud de las personas y el medio ambiente.
Por ello es vital informarse para poder apoyar con argumentos estos temas que nos conciernen a todos.