¿A qué retos se enfrentan las empresas sociales? ¿Comparten los mismos problemas que las empresas tradicionales?
Muchos de los retos para crear y gestionar empresas sociales son similares a los que nos encontramos en empresas puramente comerciales o en organizaciones sin ánimo de lucro. Sin embargo, hay algunas tensiones y dificultades que son particulares del sector del emprendimiento social, en tanto que es un entorno híbrido donde los modelos de éxito todavía están en fase de experimentación y consolidación:
- Competición por los recursos: En todas las organizaciones existe por definición escasez de recursos, ya sean humanos, financieros o técnicos. Las empresas tienen a menudo relaciones de dependencia con los proveedores de estos recursos, y el objetivo suele ser alinearlos de manera que caminen en la misma dirección. Sin embargo, esto es a veces más difícil en las empresas sociales, donde la rentabilidad financiera y el impacto social pueden demandar asignaciones de recursos en sentidos opuestos y por tanto crear tensiones que solo se pueden resolver con un liderazgo fuerte y claro.
- Conflicto entre lógicas distintas: Más allá de las tensiones en la asignación de recursos, las empresas sociales habitan en un entorno donde chocan lógicas muy distintas, ya que el sector social y el mundo de los negocios tienen valores, prácticas, y reglas del juego que pueden ser contrapuestas. La falta de claridad en cuanto a la estrategia y el modelo a seguir puede crear oportunidades para la innovación pero también tensiones a la hora de ganarse la legitimidad de los diferentes stakeholders.
- Ausencia de infraestructura: En tanto que sector en una fase inicial de desarrollo, el emprendimiento social carece de la infraestructura institucional – regulación, intermediarios, estándares, plataformas, etc. – que sí se encuentran en otros ámbitos con trayectorias más largas. Por este motivo, a medida que los mercados específicos en los que operan las empresas sociales se vayan desarrollando, aumentarán las eficiencias organizativas que favorecerán su sostenibilidad financiera.
- Nuevas formas organizativas: Los modelos organizativos de las empresas sociales son a menudo distintos de los que encontramos en otros sectores. Además, no son simplemente un punto intermedio entre una empresa tradicional y una ONG, sino que tienen estrategias, roles y rutinas particulares. Estas nuevas formas organizativas tienen que ser diseñadas, probadas y desarrolladas, además de integrarse en contextos locales (legales, sociales, culturales) con diferentes expectativas.
- Ambigüedad del sector: La falta de claridad o acuerdo sobre lo que significa el emprendimiento social implica que actividades muy diferentes se acaban englobando en el mismo paraguas. Si bien esto puede ayudar a ampliar el número de actores interesados, también crea un riesgo de pérdida de enfoque y legitimidad.
Estos cinco retos pueden suponer un lastre para las empresas sociales a la hora de competir con modelos organizativos más consolidados, pero también apuntan a que el emprendimiento social será cada vez más competitivo a medida que se minimicen estos desafíos.
Fuente: Esocialhub ESADE