Economía circular: ¡es hora de actuar!

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Los índices futuros sobre medio ambiente son catastróficos. Cada año nuevas especies entran en la lista de animales en extinción. En los océanos la vida marina se ve afectada por las toneladas de plásticos que desechamos. Las sequías se prologan y hoy vivimos intensas olas de calor, que cada año empeoran. Cada cierto tiempo aparecen nuevos estudios que aseguran cuándo la vida como la conocemos desaparecerá producto de la acción humana.

Todo se puede resumir en cambio climático, del cual el ser humano es el único responsable. El estilo de vida desechable es lo que produce la acumulación de basura que genera problemas ambientales y sanitarios. Gonzálo Muñoz, CEO de TriCiclos asegura “el modelo lineal nos ha llevado a esta realidad”. Extraemos materiales que transformamos en productos que facilitan la vida, cuando dejan de ser útiles, se descartan a su suerte.

Con estos antecedentes está surgiendo un nuevo paradigma, la vida cíclica es el eje. La economía circular es entendida como la estrategia por reutilizar materiales reduciendo los residuos; es la clave para un desarrollo sostenible y alejado del oscuro escenario que se plantea para el futuro.

Alejandro Valencia, gerente de desarrollo de negocios de Resiter, es claro al manifestar “el mundo de los residuos es infinito. Uno puede hacer muchas cosas”. En la economía circular, el residuo de uno es el insumo para otro. Todos los recursos se aprovecha al máximo dándole nuevas utilidades.

Un ejemplo es lo que hace Resiter con las conchas de choritos. Las empresas que venden choritos en latas, se desasen de las conchas sin ver utilidad en ellas. Sin embargo ese desperdicio puede ser utilizado para neutralizar los suelos ácidos del sur. Valencia explica “la concha se pulveriza logrando tener carbonato de calcio, el cual sirve para mejorar el ph de los suelos del sur”. De esta forma, los suelos se fortalecen mejorando la agricultura.

En la economía circular existe un gráfico llamado mariposa, dado su aspecto de dos alas circulares. Está enfocado en dos ciclos: uno orgánico y otro técnico. Gonzálo Muñoz explica “se busca que todos los materiales que son factibles de fabricar y trabajarse con elementos orgánicos estén diseñados efectivamente para que retornen a la naturaleza sin generar grados de contaminación, sin liberar toxinas”.

Por novedoso que pueda sonar, hay quienes argumentan que la economía circular siempre ha estado, al menos su espíritu. Al menos así expresa Gabriel Gurovich “la economía alternativa no tiene nada de nuevo, siempre estuvieron”. Fernando Díaz coincide con Gabriel al sentenciar que “todo lo que vemos hoy es el producto del origen de la revolución industrial”.

De esta forma, se expone que los elementos de la economía circular no deben ser invenciones, sino que deben utilizar lo ya creado de una forma nueva para generar un cambio. Por esto no es descabellado cuando Gabriel declara que la nueva economía “necesita tecnologías de ayer, no de mañana. Lo importante es diseñar bien”. Ahí es cuando el cuestionar el pasado atrae nuevas formas de proceso que pueden cambiar la perspectiva de futuro.

De la misma innovación nace la necesidad de un sistema de colaboración donde la emergencia de miradas económicas confluyan para un mismo fin. Hoy la necesidad es combatir el cambio climático y con ellos todo lo que involucra: nuevos sistemas productivos, reducción de residuos, consumidores y empresas responsables, entre otras. Por esto Juan Pablo Larenas, co-fundador y director ejecutivo de Sistema B, destaca “para un nuevo modelo de la economía necesitamos generar relaciones simbióticas”.

Por la urgencia con que nace esta concepción económica es necesario poner manos a la obra. A la par que se discute la filosofía que hay detrás de ella, es necesario comenzar a trabajar en que las empresas adopten estos cambios. Andrés Varela, Schneider Electric sentencia “no hay que ser pesimista ni optimista en los temas medio ambientales, hay que ser activista”.

Ya se vive en el planeta los efectos del cambio climático. La basura crece de forma exponencial dañando los ecosistemas, por esto Gonzálo seriamente expone “la lógica de impactar la tierra con nuestros residuos es del pasado y tenemos que corregir”.

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