Está todo hecho…ya no hay tiempo para la discapacidad. Por Ximena Flores @FloresXimena de @micompartidas

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NESTLÉ
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PEFC

Si Ud. se acuerda una vez año de las personas con discapacidad cuando va al banco a depositar algo de dinero para la Teletón y con ello cree que “realmente ayudó y contribuyó”, déjeme decirle que está total y absolutamente equivocado. La Teletón y su trabajo es una obra maravillosa que tiene entre otros méritos, el reunir a todo un país durante 48 horas en torno a una realidad que actualmente afecta no solamente a quienes se atienden en sus institutos a lo largo de Chile, sino que al más del 20% de las familias chilenas y que no tienen ninguna opción ni acceso a rehabilitación como sus pacientes.

Al escuchar el reciente Mensaje del 21 de mayo, no termino de convencerme cómo un país puede quedarse inmóvil frente a una realidad que en algún momento de nuestras vidas nos tocará a todos….Pues sí, efectivamente lo más probable es que cuando lleguemos a ser adultos mayores, el 80% de nosotros, tendrá algún tipo de discapacidad y será sólo en ese momento tal vez que quienes hoy están leyendo esta columna se acuerden de que es obligación del Estado generar las políticas públicas para lograr la plena inclusión social de personas con discapacidad.


Hablar hoy de “Inclusión” es tendencia, muestra un ciudadano moderno, un agente social que moviliza y genera buenas prácticas al interior de su empresa y/o institución. Sin embargo, no se detiene en utilizar de manera correcta el término cuando se refiere a una persona con discapacidad; le dice “con capacidades diferentes” o “discapacitado”, haciendo alusión a que se deben respetar todas las formas que existan para dirigirse a ellos.


Pues bien, déjenme decirles a quienes hablan de esa manera, que no están respetando justamente los derechos y deberes que estipula la Ley 20.422 y que establece las Normas sobre Igualdad de Oportunidades e Inclusión Social de Personas con Discapacidad. Dicha normativa surge de la ratificación por parte de nuestro país el año 2008, de la Convención de la Naciones Unidas, donde se estipula claramente que el término para referirse a ellas es PERSONA CON DISCAPCIDAD.

Me angustia escuchar a diario desde autoridades de Gobierno, académicos, profesionales de la salud, periodistas, abogados, y tantos personajes públicos cómo hablan con tanta liviandad y muchas veces en términos peyorativos de las personas con discapacidad y sus familias sin detenerse en pensar en que ellos son exactamente iguales que todos nosotros. Tienen los mismos derechos que cualquier chileno, son PERSONAS, NO SON MINUSVÁLIDOS…por Dios!.

Tengo el honor de trabajar hace varios años con y para ellos y no puedo quedarme indiferente frente a lo que cada día me enseñan. Me impresiona cómo silenciosamente se han resignado a que son un grupo de personas “invisibles” para muchos, que viven en soledad y prácticamente sin amigos, que después de los 18 años, salen de todos los sistemas: salud, educación, previsión…Y para qué mencionar el trabajo…otra gran deuda!.

Hace algunos años me autoimpuse un objetivo que trato a diario de alcanzarlo: mostrar en la medida que pueda y desde el lugar que esté, la realidad de las personas con discapacidad y sus familias. He tenido grandes satisfacciones profesionales y personales, pero también, fuertes decepciones que tienen que ver con la indiferencia que ha tenido el Gobierno para hacerse cargo de este tema y que es una realidad transversal a todos los Ministerios: Desarrollo Social, Trabajo, Salud, Educación, etc. Lamentablemente y tal como dijo la Presidenta Michelle Bachelet en el Mensaje del 21 de mayo, “La obra gruesa de mi Gobierno está prácticamente terminada…”. En otras palabras: Está todo hecho…ya no hay tiempo para la discapacidad, destinemos tiempo y recursos a lo que es verdaderamente urgente….

Pareciera una declaración fuerte, pero pese a todos los pronósticos, no voy a bajar los brazos y seguiré insistiendo en que la inclusión no es sólo una palabra que suena bien, sino que es un trabajo real, profesional, con vocación social y que muchas personas y organizaciones la vivimos a diario como fuera una verdadera evangelización.

Vayan mis agradecimientos a todos quienes han creído en mi trabajo!!.

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