Capital natural: primera línea de defensa contra el cambio climático. Por Michele Lemay del BID

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drought-780088_640El pasado diciembre negociadores de cerca de 200 países se reunieron en París y alcanzaron el acuerdo más significativo a nivel mundial para abordar el cambio climático. Los países tienen como objetivo evitar que las temperaturas aumenten más de 2º C en 2100 y dirigir sus esfuerzos para mantener el aumento de las temperaturas por debajo de 1,5º C.  El acuerdo al cual llegaron creará una infraestructura financiera para abordar el cambio climático y fomentar que se inviertan billones de dólares para adaptarse al cambio climático.

Las pequeñas y vulnerables islas-estado se perfilaron como las piezas clave sorpresa de la conferencia. Debido al pequeño tamaño y a la escasa elevación de las mismas, el aumento del nivel del mar causado por el cambio climático podría forzar a sus miles de habitantes a emigrar de sus países y poner así en peligro sus economías. Los representantes de estos países presionaron duramente a los negociadores para establecer un objetivo climático más ambicioso y lo lograron con creces.

El crecimiento de pequeños estados-isla en el Caribe está conectado histórica e indisolublemente con sus vulnerables y dinámicas costas. Más del 50% de la población de la Región vive a 1,5 Km. de las orillas, y en algunos países toda la población se encuentra en el litoral. Las capitales y las comunidades rurales a lo largo de la costa dependen en gran medida de los recursos marinos y costeros para su supervivencia. El turismo, la agricultura y la pesca, importantes actividades económicas en la región, dependen de la salud de una amplia diversidad de ecosistemas marinos y costeros. Sólo el turismo representa el 14% del Producto Interior Bruto (PIB), el 17,4% procede del total de los beneficios de las exportaciones y el 11,3% del empleo. La agricultura y la pesca son fundamentales para la seguridad alimentaria, en particular para las comunidades más vulnerables.

Con el reconocimiento de estos riesgos, unos pocos países caribeños están afrontando el reto por medio de políticas innovadoras, unidades especializadas con formación en los últimos adelantos en  ciencia y tecnología e inversiones estratégicas en un esfuerzo por adaptarse a un gran número de impactos derivados del cambio climático en las próximas décadas. Algunos proyectos que ya están en marcha se centran en estabilizar las costas, reducir las inundaciones, mejorar el acceso público y proteger la resiliencia de los ecosistemas marinos y costeros y los valiosos servicios que prestan. El Manejo Integrado de Zonas Costeras (por sus siglas en inglés, ICZM) una respuesta integrada y multisectorial,  va en aumento en el Caribe como la solución para los diversos problemas de la región. Ya sea en Barbados, en el extenso archipiélago de Las Bahamas, en la segunda barrera de coral más grande del mundo en Belice, donde recientemente el Gabinete aprobó un innovador Plan de Manejo de las Zonas Costeras, o en los prístinos manglares costeros de Guyana y Surinam.

Como consecuencia del éxito del trabajo de los enfoques del ICZM, se están llevando a cabo nuevos proyectos financiados por el BID en Las Bahamas, Jamaica, Trinidad y Tobago, y Haití. Estos incluyen desde la evaluación económica de los servicios de los ecosistemas en las áreas costeras hasta la priorización de las medidas de adaptación del cambio climático, además de la reducción de los riesgos basada en ecosistemas (como la restauración de los arrecifes de coral para la protección de las playas, las soluciones de ingeniería costera híbridas y naturales, el monitoreo costero y oceánico en tiempo real y las ciencias cívicas).

El Gobierno de Las Bahamas, en colaboración con el BID,  se ha embarcado recientemente en un proceso de planificación de desarrollo nacional a gran escala. Éste incluye un nuevo marco nacional para el Manejo Integrado de Costas (ICZM) resilientes desde el punto de vista climático, un nuevo plan de desarrollo económico nacional, así como un Plan Maestro para el desarrollo basado en el ecosistema para la Isla de Andros, donde los residentes locales y los expertos están evaluando las compensaciones del capital natural de futuros escenarios alternativos ante el cambio climático. Este enfoque de planificación integrada es una oportunidad para generar prosperidad para los bahameños, a la vez que les permite conservar su capital natural, su primera línea de defensa frente al cambio climático.

Esta columna fue originalmente publicada en el blog https://blogs.iadb.org/naturalcapital del Banco Interamericano de Desarrollo BID.

Michele Lemay
Michele Lemay
Ms. Lemay has been heading the IDB Biodiversity and Ecosystem Services (BIO) Program since its inception in 2012 as well as spearheading pilot initiatives aimed at mainstreaming natural capital in economic sectors such as tourism in Belize and in development planning The Bahamas. As lead natural resources specialist at the IDB, she also oversees multi-disciplinary project teams in the design and analysis of public sector investment loans and grants in integrated coastal zone management, fisheries, tourism, marine conservation and land tenure security throughout Latin America and the Caribbean. Prior to joining the Bank in 1992, Ms. Lemay worked with the National Oceanic and Atmospheric Administration (NOAA) in marine protected area planning and management and with the Coastal Resources Center of the University of Rhode Island on piloting integrated coastal zone management programs in Latin America and Asia. In 1998, Ms. Lemay authored the IDB’s first institution-wide strategy for coastal and marine resources management, marking the transition towards an ecosystem-based approach to economic sectors in the coastal zone.
Capital natural: primera línea de defensa contra el cambio climático. Por Michele Lemay del BID
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