Por: Juan Claudio Leiva
Siendo esta mi primera columna en un medio digital, debo confesar que ha sido un auténtico y grato desafío con todos los desaciertos que ello implica, y ante lo cual pido mis más sinceras disculpas de forma anticipada, pero al mismo tiempo, con mi mirada y el corazón muy atentos para expresar la amplia gama de formas de pensar, sentir y dirigir la voluntad de diferentes personas que han pasado frente a mi vida, ya sea presencialmente o a través de las informaciones suministradas por las redes sociales.
Pues bien, hace pocos días atrás me enteré que un alto ex ejecutivo de una empresa minera chilena ha tomado la decisión radical de asumir el cargo de director ejecutivo de la ONG TECHO. Me refiero al Sr. Ignacio Cruz. Quizás más de algún mal pensado ya estará diciendo que después de llenarse los bolsillos de dinero ha tomado la decisión de hacer un acto de caridad antes de partir al “otro mundo”. Y aunque así fuese, ¿estaría mal la decisión que ha tomado?
A mi juicio, no. Un rotundo no. Es altamente probable que él tenga un muy buen pasar, y sin embargo, después de una dilatada y exitosa trayectoria empresarial, su espíritu le pidió algo mas para trascender. Asumir un cargo tan importante en una de las organizaciones sin fines de lucro más grande de Chile puede sonar a un contrasentido, junto con generar mucho ruido en el ambiente. Pero él es feliz con su decisión, y no me cabe duda que luchará con toda sus energías para tratar de terminar con los campamentos de familias en extrema pobreza, que de por sí ya es una tarea titánica, pues aun falta mucho en esta materia. Claramente, para algunos esto es una rareza, y otros más agregarán que es muy valiente la tarea que el Sr. Cruz se ha propuesto en el momento actual de su vida.
Por otra parte, he de mencionar y destacar la visita a Chile del consultor español Diego Isabel La Moneda durante la penúltima semana de Octubre, con el fin de fomentar y difundir un nuevo sistema por la economía del bien común. Esta es la segunda vez que viene a nuestro país en lo que va del año, y a decir verdad, me siento profundamente agradecido de haber tenido la oportunidad de participar junto a un reducido pero maravilloso y energético grupo de personas, en la planificación y coordinación de las diversas actividades que coparon su nutrida agenda. Entre ellas cabe mencionar la inauguración del Global Hub de la Economía del bien común en la Universidad Alberto Hurtado ante académicos, empresarios, alumnos, y personas de distintos ámbitos del quehacer profesional curiosos de saber algo más sobre un tema que a todas luces está muy alejado aun de insertarse en la sociedad chilena.
Esta actividad servirá de base para que en las próximas semanas grupos de personas de Londres y Barcelona, colaboren y presenten una propuesta de cómo queremos ver al planeta y la humanidad en el año 2025. Durante el breve periodo de tiempo que nos acompañó Diego, realizó talleres, entrevistas, una reunión con la Subsecretaria de Economía Sra. Katia Trusich, así como una potente presentación sobre nuevas economías junto al Sr. Pedro Tarak, presidente de Sistema B, y el ministro de economía Sr. Luis Felipe Céspedes en el reciente Festival internacional de innovación social FIIS2015.
Debo reconocer que hubiese preferido ver a muchas más personas dialogando, escuchando o compartiendo más de cerca con Diego, quien por lo demás es el coordinador de expansión internacional en Latinoamérica de la Economía del bien común, un modelo cuyas raíces se encuentran en el Viejo Continente de la mano del profesor de economía austriaco Sr. Christian Felber.
Pero esto también nos da luces que los que formamos o formarán parte de la futura Asociación para el fomento de la Economía del bien común en Chile, tendremos la misión de difundir y desarrollar la amplia variedad de tópicos que este sistema económico encierra en su esencia, y que no es otra que poner los valores esenciales del ser humano en el centro de las actividades socioculturales, políticas o económicas, pudiendo llegar a una pequeña comunidad o comuna, hasta una región o a todo Chile incluso, para lo cual resultará fundamental la reunión y colaboración entre grupos de personas en los llamados Centros de Energía, como los que actualmente existen en Santiago y Valparaíso.
Dos instancias muy diferentes pero con un fin en común para un Chile que avanza paulatinamente. Dos instancias para una primera vez
