En un contexto donde la liquidez sigue siendo uno de los principales dolores de las pequeñas y medianas empresas en Chile, algunas grandes compañías comienzan a replantear su rol más allá de la eficiencia operativa. Para Abastible, ese punto de inflexión llegó hace tres años, cuando definió como propósito corporativo potenciar el espíritu emprendedor, una decisión que hoy se traduce en acciones concretas, medibles y con impacto sistémico.
Uno de los hitos más relevantes de ese camino ha sido el compromiso de pago a siete días a todos sus proveedores PYMES, una medida que la compañía mantiene desde hace más de dos años, con un 95% de cumplimiento y más de 3.000 pequeñas y medianas empresas beneficiadas.
“Las empresas no quiebran por ventas, quiebran por caja. Entender eso fue clave para asumir este compromiso”, explicó Cristóbal Aravena, líder de Propósito y Relaciones de Abastible, durante una conversación realizada en terreno en una edición especial del Club de la Sustentabilidad, desarrollada en alianza con Simón de Cirene.
El propósito como eje cultural y operativo
Lejos de quedarse en una declaración aspiracional, el propósito de Abastible ha sido integrado a la gestión cotidiana de la empresa. Para ello, la organización desarrolló un trabajo interno de comunicación y alineamiento cultural, buscando que cada colaborador entienda cómo su rol contribuye a potenciar el ecosistema emprendedor.
“El propósito es un paraguas que permea todo. Lo bajamos a componentes concretos como espíritu emprendedor, innovación y agilidad, que hoy forman parte de nuestra evaluación de desempeño. Así deja de ser algo etéreo y pasa a influir en el día a día”, explicó Aravena.
Este enfoque ha permitido que áreas que no tienen relación directa con emprendimiento comprendan por qué el fortalecimiento de las PYMES es un tema país y una prioridad estratégica para la compañía.
Desarrollo local y alianzas territoriales
Más allá del pronto pago, Abastible ha impulsado iniciativas de desarrollo local en alianza con actores públicos y sociales. Un ejemplo es el trabajo conjunto con la Fundación Simón de Cirene y el PTI de Turismo Rural de Corfo en el Valle del Huasco, donde durante 2025 se realizaron capacitaciones a cerca de 100 PYMES locales.
Las temáticas abordadas respondieron a necesidades concretas del territorio, como negociación con grandes empresas de turismo, comercialización y gestión de servicios, fortaleciendo capacidades para que los emprendimientos puedan escalar y vincularse con nuevos mercados.
“Nos conectamos con el territorio y trabajamos desde sus necesidades reales. Ahí es donde la colaboración cobra sentido”, señaló Aravena.
Data, productividad y el círculo virtuoso PYME–gran empresa
Abastible también es parte de la Corporación Grande PYME, integrada junto a empresas como BCI, SURA, Entel, Aguas Andina y Cencosud, cuyo objetivo es generar información sólida para incidir en políticas públicas a favor de las PYMES.
Uno de los estudios más recientes, desarrollado junto a McKinsey, confirmó que las PYMES que trabajan con grandes empresas son más productivas, pero también que las grandes empresas que integran PYMES en su cadena de valor mejoran su propio desempeño.
“Esto no es filantropía ni solo relacionamiento. Es productividad. Si a las PYMES les va bien, a Chile le va bien, y se genera un círculo virtuoso que beneficia a todos”, afirmó Aravena.
Colaborar para escalar impacto
Desde Abastible reconocen que ningún actor puede resolver en solitario los desafíos estructurales que enfrentan las PYMES, que hoy representan el 98% de las empresas del país, pero han reducido su participación en las ventas nacionales desde un 25% a un 12,5% en las últimas décadas.
Por eso, la compañía apuesta por la colaboración con startups, fundaciones, academia, Corfo, Sercotec y gobiernos locales. “El mundo privado tiene capacidades y recursos; el mundo público tiene territorio y cercanía. Cuando esos mundos se juntan, el impacto es mucho mayor”, destacó Aravena.
Mirada de futuro
De cara a los próximos años, el desafío será escalar estas prácticas y lograr que iniciativas como el pago a siete días se conviertan en estándar. “Nos encantaría que todas las grandes empresas lo adoptaran. Sabemos que implica esfuerzo operativo, cambios en procesos y sistemas, pero el impacto para las PYMES es enorme”, concluyó.
