Macarena Huichamán, profesora de filosofía y emprendedora mapuche, creó una experiencia ancestral que reinterpreta el café con ingredientes del sur de Chile.
En pleno corazón del Cerro Santa Lucía, un aroma distinto al del café tradicional invita a detenerse. No proviene de granos tostados, sino del maqui y el trigo. Así comienza la experiencia en Liwen Coffee, una cafetería mapuche donde parte de la carta de café no es café, y donde cada sorbo es un viaje a la memoria ancestral del sur de Chile.
“Me di cuenta de que no existían cafeterías relacionadas con la pertenencia cultural. Como mujer mapuche y profesora de filosofía, quise unir la herencia de mi familia con el mundo contemporáneo. Liwen Coffee nace de esa fusión entre el tiempo antiguo y el tiempo moderno”, explica Macarena Huichamán, fundadora del proyecto.
Una experiencia ancestral en el corazón de la ciudad
El emprendimiento busca integrar la sabiduría mapuche con la vida urbana, ofreciendo una carta alternativa que honra los ingredientes nativos y las preparaciones tradicionales.
Entre las bebidas más destacadas está el espresso de maqui, una concentración de 35 ml de antioxidantes naturales que funciona como un “shot de energía saludable”, además del maquilatte y el café de trigo, considerado el emblema del café mapuche.
“El maqui es antioxidante, antiinflamatorio y muy nutritivo. Queremos que las personas vivan una experiencia natural, ancestral y saludable”, comenta Huichamán mientras prepara un espresso morado intenso que reemplaza la cafeína por bienestar.
De la identidad al emprendimiento con propósito
Liwen Coffee nació con el propósito de abrir espacio a la identidad cultural mapuche en el mundo gastronómico y del café de especialidad. En poco tiempo, el proyecto se ha convertido en un punto de encuentro entre tradición y modernidad, donde el relato, el sabor y la filosofía se entrelazan.
“Quiero que cuando hablen de Liwen Coffee digan que fue una experiencia natural, ancestral, con los mismos sabores que se encuentran en el sur de Chile”, afirma su fundadora.
Huichamán no solo busca comercializar bebidas, sino transmitir una cosmovisión: una manera de mirar el territorio, el tiempo y la naturaleza desde la conexión espiritual y el respeto por los ciclos de la tierra.
Soñar en grande: del cerro al país
Aunque el espacio en el Cerro Santa Lucía ya es un refugio cultural y turístico, la emprendedora proyecta su crecimiento con una mirada ambiciosa. “Todavía me quedan sueños por cumplir. Quiero abrir un local más grande, con una oferta más amplia, y ojalá hacerlo realidad el 2026”, adelanta.



