Estudio de Maggi e Ipsos revela hábitos y propone alianzas para reducir el desperdicio en los hogares
Botar comida en casa no solo tiene un alto costo ambiental y social: también golpea el bolsillo. Según el Estudio sobre Desperdicio de Alimentos en Chile, elaborado por Maggi e Ipsos, 7 de cada 10 hogares reconocen que botan comida hasta seis veces por semana, generando una pérdida que en el 56 % de los casos alcanza hasta $25.000 mensuales, es decir, $300.000 al año.
Economía, la principal motivación
El informe destaca que la principal razón para evitar el desperdicio es económica (52 %), seguida por las motivaciones sociales (30 %) y medioambientales (18 %). Los principales factores detrás de la pérdida de alimentos son la falta de planificación (51 %), el hábito de cocinar de más (57 %), el desorden en el almacenamiento y la escasa revisión de fechas de vencimiento.
Desafío social y ambiental
La magnitud del problema quedó de manifiesto en una mesa de trabajo organizada por Nestlé Chile, que reunió a referentes del sector público y privado, bancos de alimentos, startups y organismos internacionales.
“Explorar el comportamiento de los consumidores nos ha mostrado que esta problemática, además de su impacto económico, tiene consecuencias sociales y ambientales profundas”, señaló María Fernanda Torres, directora del negocio Culinarios de Nestlé Chile.
Desde la FAO, Macarena Jara recordó que “en Chile casi 4 millones de personas presentan inseguridad alimentaria y nutricional”, mientras que Nicolás Navarrete, director ejecutivo de FOSIS, subrayó que “Chile necesita una sociedad comprometida con derrotar la pobreza y alcanzar la igualdad de oportunidades”.
Acciones y soluciones
Representantes de ODEPA, la Red de Alimentos, el Banco de Alimentos Lo Valledor, startups como GoodMeal, Maifud y Cheaf, además de universidades y Pacto Global Chile, coincidieron en la necesidad de alianzas para recuperar alimentos, fomentar el upcycling y fortalecer la donación a bancos de alimentos.
Nestlé impulsa una estrategia integral que abarca la optimización de sus operaciones, educación a consumidores y donación de productos aptos para el consumo. Estas acciones no solo generan impacto social positivo, sino que también reducen las emisiones de gases de efecto invernadero, avanzando hacia una cadena de suministro más sostenible.
