La era de los camellos: el nuevo momento de las startups

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Cristián Tala, emprendedor e inversionista

Ponis, centauros o unicornios. Todas las startups aspiran a convertirse en uno de ellos apuntando a conseguir una valorización que, según el tipo de animal, puede variar entre los 10, 100 y los 1.000 millones respectivamente. El problema es que, claro, solo se están midiendo los éxitos en términos financieros.

Cuando se trata de cumplir este tipo de objetivos, no se toman en cuenta aspectos fundamentales como la capacidad de ser rentable en el tiempo, el manejo de amenazas y crisis, ser constante, consciente con la sociedad, entre otros factores. Todo lo contrario, lo que vale es crecer mucho y rápidamente.

Es cierto que cada vez que un emprendimiento local logra conquistar alguna de estas categorías y convertirse en un animal mitológico es motivo de celebración y fiesta, pues no es fácil alcanzar esos grandes resultados, pero no deja de parecerme una mirada tremendamente exitista.

Durante el último tiempo ha aparecido un nuevo animal en el ecosistema y, con ello, una nueva categorización cuando se trata de definirte como startup. Estoy hablando del camello. Su estilo de vida y fortalezas dicen mucho de este animal (y de estos emprendimientos): el camello camina a velocidades cercanas a los 5 km/h, pero puede recorrer alrededor de 40 km en un solo día. Además, es un animal tremendamente resiliente, capaz de resistir altas temperaturas, estar mucho tiempo sin ingerir agua y su esperanza de vida es de 40 a 50 años.

Si hacemos la relación entonces, al decir que una startup busca convertirse en camello, nos estamos refiriendo a que busca ser rentable y constante en el tiempo, resistir a las amenazas y crisis externas, y ser un emprendimiento que promete vivir por mucho tiempo. Claramente, como cualquier empresa, tiene como uno de sus objetivos crecer exponencialmente con el paso de los años, pero también prioriza la supervivencia. Este es uno de los cambios que he visto durante el último año en la mentalidad de las startups.

Nos encontramos en un momento donde la economía y la inversión han disminuido en comparación a los años anteriores, por lo que es esperable que las valorizaciones se regularicen e incluso caigan y que los modelos de crecimiento de las startups se vuelvan más cautelosos. Y en este escenario, se hace cada vez más evidente una tendencia de cambio hacia modelos de negocios más conservadores, donde la falta de liquidez se convierte en costumbre para cientos de nuevos negocios, quienes cuidan el capital logrado como los dromedarios atesoran cada gota de agua.

A fin de cuentas, como en todo orden de cosas, la realidad supera a la ficción, y ser un camello, en estos tiempos, es sin duda un atributo mucho más valioso que continuar viviendo la fantasía de convertirse en unicornios. Estamos viviendo momentos complejos para el ecosistema con altas tasas de inflación y poca inversión en capital de riesgo, entre otras cosas. Por lo mismo, hay que volverse más realistas, priorizar otros puntos como la rentabilidad y, a lo mejor, en un futuro podremos volver a ver el unicornio como un objetivo cercano.

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