Eficiencia Energética en la Construcción de Infraestructura Universitaria

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Wilson Aravena Hevia, Director de Infraestructura y Desarrollo Físico de la UACh

La nueva “Ley de Eficiencia Energética”, es una gran noticia que sin duda nos ayudará a optimizar el uso racional y eficiente de los recursos, abarcando mayoritariamente todos los tipos de consumo energéticos utilizados en nuestro país: minería, construcción, transporte, industria, sector residencial, público y comercial.

Esto nos permitirá como Universidad seguir avanzando hacia la sostenibilidad, reduciendo la contaminación actual, mejorando la calidad de vida de la comunidad universitaria y será un factor determinante para mejorar la productividad de las empresas prestadoras de servicios en nuestros Campus. Dentro de lo más transcendental de la ley están las acciones y compromisos para los próximos años que entre todos deberemos llevar a cabo.

  • Cada cinco años se realizará un Plan Nacional de Eficiencia Energética y el primer plazo tendrá la meta de reducir la intensidad energética en un 10% al 2030. Se considerará eficiencia energética para uso residencial, transporte, producción y ciudades inteligentes con metas a corto, mediano y largo plazo.
  • Gestión energética de grandes consumidores.
  • Calificación energética de edificaciones, estándares de eficiencia para vehículos, gestión de energía en el sector público, normativa de hidrógeno, entre otros.

Es sabido que gran parte del gasto de la Infraestructura es producto de la calefacción. En ese sentido la nueva ley también abarca la Construcción de Infraestructura, a través de la calificación energética de edificaciones y viviendas.

La cantidad de energía destinada a calefaccionar un edificio o vivienda depende en gran medida de la aislación térmica de éstos, la ley establece que las edificaciones, deberán contar con una Calificación Energética (etiquetado) para obtener la recepción definitiva.

Esto será muy positivo para la comunidad universitaria, los académicos y alumnos podrán usar las edificaciones nuevas de manera más informada respecto de su consumo de energía, lo que está relacionado con la forma en que se construyen las edificaciones en las Universidades.

Aquí como institución de educación superior nos hemos adelantado a esta nueva normativa, desde el año 2015 hemos diseñado y construido distintos edificios en nuestros campus con un alto estándar en eficiencia energética, incluso destacados y pioneros a nivel nacional, liderando el cambio en las universidades.

También la ley establece que las instituciones y/o empresas que demandan mucho consumo de energía deben tener planes de “Sistemas de Gestión de Energía” y deben contar con gestores energéticos capacitados y medir el consumo de sus edificaciones.

Es sabido que nuestra Universidad demanda gran cantidad de energía en la región, acá tenemos otra gestión a nuestro favor, la Universidad Austral de Chile cuenta desde el año 2020 con su Sistema de Gestión de Energía certificado ISO 50001, siendo además precursora a nivel nacional, por ende, vemos claramente un compromiso de nuestras autoridades y de la comunidad universitaria en general, iniciativa que cada día debemos ir complementando y mejorando para la efectividad en todas las líneas de trabajo que componen la eficiencia energética como concepto global.

Las instituciones y/o empresas además deberán buscar y aplicar nuevas metodologías de gestión, realizando actualización tecnológica, control automático de procesos, adquisición de equipamiento eficiente, mejoras en los contratos de suministro y prestación de servicios, entre otros. En esta línea también estamos trabajando como Universidad, oficialmente desde enero de 2021 estamos impulsando la gestión de residuos de demolición y construcción, obteniendo a la fecha muy buenos resultados contribuyendo a la reducción de residuos y a la revalorización de ellos, impactando en la mejora de la eficiencia energética de las Edificaciones.

Si bien este último concepto es relativamente nuevo en el mundo y en Chile, implementarlo y aplicarlo masivamente se hace urgente, debido a que las empresas constructoras para el caso de la Infraestructura Universitaria son responsables junto a la cadena productiva y los mandantes del uso indiscriminado de recursos, afectando la eficiencia energética en todos sus procesos hasta el término de la Edificación. Por tanto, las empresas constructoras que nos apoyan y apoyarán deben tener un sistema de gestión de energía para la construcción de infraestructura que establezca como principales indicadores la medición, trazabilidad, mejoras y control de todo el proceso constructivo, apoyándose en esta nueva ley.

Como Universidad también tenemos grandes desafíos relacionados con la materia, debemos acompañar y potenciar el cambio hacia una gestión energética más eficiente de las empresas prestadoras de servicios, impulsar y fomentar el uso de las energías renovables, potenciar la economía circular y el desarrollo sostenible, además de seguir capacitando a nuestra comunidad sobre el manejo de equipamiento tecnológico adquirido para la eficiencia energética en nuestras nuevas edificaciones, debido a que los procesos de funcionamiento son programables y automatizados.

Además queremos seguir produciendo edificios universitarios con el mínimo impacto ambiental y social, el uso eficiente de la energía es un tema prioritario para nosotros, en la construcción de infraestructura universitaria se utiliza una gran cantidad de energía para poder construir estos edificios y con los años de experiencia tanto en gestión como en terreno, puedo afirmar que la industria de la construcción tiene una gran tarea y responsabilidad en ello, si bien el sector en todo este tiempo ha avanzado, no me cabe la menor duda que con esta ley todo será más rápido y tendremos los lineamientos generales establecidos y estandarizados en donde nada será voluntario sino normativo.

Por último, es necesario agregar que para obtener la eficiencia energética no se requiere afectar la calidad y comodidad de la edificación, ni disminuir el uso de la energía, sino más bien debemos optimizar los procesos y el consumo a través de fuentes de energía renovables, sumado al uso consciente y responsable de los recursos, siendo prioritario el trabajo en equipo para un resultado operativo óptimo de nuestras edificaciones.

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