Por Alejandra Tapia, coordinadora de sustentabilidad de Construye2025
El desafío de crear una nueva constitución representativa y participativa plantea un enorme desafío en torno a construir acuerdos basados en una visión que nos permita construir un mejor país. Desde mi perspectiva, no experta en el área legal, visualizo la nueva constitución como una hoja de ruta vinculante.
En mi experiencia, la construcción de una hoja de ruta para la economía circular del sector construcción, aprendí que uno de los principales desafíos es integrar y coordinar a distintos actores públicos, privados y a la academia, con el fin de generar confianzas, acuerdos y compromisos concretos para el logro de los objetivos y metas definidos. Esto implicó grandes esfuerzos de articulación, seguidos por la motivación y entusiasmo por la temática, así como por las voluntades existentes para trabajar en forma colaborativa y el desarrollo de iniciativas propias que permitan alcanzar un sueño en común: “un país que gestiona sus recursos en forma eficiente, impactando positivamente en los ámbitos social, ambiental y económico”.
Curiosamente, en el proceso de esta hoja de ruta surgieron dos conceptos africanos, uno en el inicio, “Si quieres llegar rápido, anda solo. Si quieres llegar lejos, anda acompañado”. Este proverbio fue una de las inspiraciones en la tarea de co-construir esta guía, debido a que, tras los diagnósticos realizados y la complejidad de los problemas detectados, se comprobó que no era posible llegar a soluciones sin la participación y el involucramiento de todos los actores y entidades. A partir del esfuerzo conjunto y un enfoque sistémico, se identificó la voluntad de avanzar unidos para impulsar la sustentabilidad y la economía circular en el sector.
El segundo concepto surgió en el lanzamiento del documento, que corresponde a un saludo de una tribu del sur de África. Cuando una persona saluda dice “sawabona” que se traduce “yo te respeto, yo te valoro”, y quien responde dice “shikova” que significa “entonces, yo existo para ti”. Y qué tiene que ver esto, bueno, nos encontramos ante dos fenómenos planetarios, la pandemia y el calentamiento global. Fenómenos globales que nos afectan a todos por igual, por tanto, es necesario destacar que lo que yo hago, mis hábitos y mi comportamiento, pueden afectar a otros, no solo en mi entorno cercano, sino que expandirse y afectar a personas en otras latitudes.
Este fenómeno planetario, al igual que el cambio climático, lo podemos enfrentar de distintas maneras, podemos visualizarlo o negarlo. Lo primero significa enfrentarlo a través de la empatía y la inclusión, visibilizando las diferentes realidades, y que, aunque no nos parezcan, existen. Por tanto, visibilizar las problemáticas es parte de la solución, no simplemente desde la crítica, sino que pasando “de los desafíos a la acción”. Esta es la invitación para desarrollar e implementar una nueva constitución, a trabajar juntos en forma colaborativa, a ser empáticos y entender que todo lo que hacemos también puede afectar a los demás, más allá de nuestra vereda, calle, comuna, región y más. Es decir, entender nuestro país como territorio, medioambiente y ecosistemas que debemos respetar y en el que debemos convivir y compartir, independiente de nuestras diferencias.
Ser responsables de nuestras acciones y empatizar, es parte del comienzo. Por esto, es el momento de repensar cómo diseñamos y construimos un nuevo país, de tal manera de poner en el centro el bienestar de las personas, en equilibrio con el medio ambiente. Garantizando las necesidades básicas, y desacoplando el crecimiento económico de la extracción de recursos, que la duración y utilidad de los componentes físicos y bienes sea el mayor tiempo posible, alargando la vida de materiales y haciendo recircular los recursos.
Para todo lo antes mencionado, no solo se requiere una nueva constitución que considere aspectos sociales y ambientales, ya que no podemos pedir que se resuelva todo desde el Estado. El sector privado tiene también un importante desafío, que es cambiar el modelo de negocio de las empresas, uno lucrativo por uno que considere a la comunidad y al medioambiente, es decir, considerar a la “empresa” como un actor relevante en la sociedad, capaz de impactar positivamente en su entorno.