Nueva iniciativa regional de WWF busca identificar y conservar los Corredores Azules oceánicos

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Proyecto Corredor Azul del Pacífico explorará las rutas de las ballenas que se desplazan a través de aguas internacionales, mares nacionales y zonas costeras, recomendando soluciones para los gobiernos y las industrias que operan en dichos lugares, en el contexto de una economía azul.

Los corredores azules son rutas de migración para la icónica megafauna marina.  Las ballenas y los delfines dependen de hábitats oceánicos críticos para su supervivencia, en donde se alimentan, se aparean, dan a luz, amamantan a sus crías, socializan o migran. En innumerables zonas de todo el mundo, estas especies están amenazadas por actividades humanas tales  como la pesca intensiva, el aumento del transporte marítimo, la exploración en alta mar de petróleo y gas, la salmonicultura y el turismo marítimo. El cambio climático, la construcción costera y la contaminación del agua también están poniendo en peligro a las ballenas y los delfines.

La protección de los Corredores Azules es un nuevo e importante proyecto de conservación de  WWF para identificar los hábitats migratorios y aumentar la urgencia de catalizar soluciones regionales colectivas para estas importantes zonas oceánicas para la vida marina. WWF y sus socios explorarán las rutas de las ballenas que se desplazan a través de aguas internacionales, mares nacionales y zonas costeras, especialmente entre las principales zonas de reproducción y alimentación, recomendando soluciones para los gobiernos y las industrias que operan en dichos lugares, en el contexto de una economía azul.

“La protección de las rutas migratorias de las ballenas exige un esfuerzo verdaderamente hemisférico. Especies como las ballenas jorobadas realizan migraciones bianuales a lo largo de miles de kilómetros entre aguas nacionales e internacionales. Sin embargo, sus viajes épicos son cada vez más peligrosos y complejos. Para asegurar que las ballenas continúen recuperándose de la caza comercial de ballenas del siglo XX, es urgente que protejamos estas rutas migratorias que requieren estrategias regionales y nacionales cada vez más complejas”, señala Chris Johnson, líder mundial de la Iniciativa de Protección de Ballenas y Delfines de WWF.

Salvaguardar el Corredor Azul del Pacífico

El Océano Pacífico Oriental alberga una representación única de hábitats y especies marinas, muchas de las cuales no se encuentran en ningún otro lugar de la Tierra. Desde el Golfo de Alaska hasta la Península Antártica, el corredor del Pacífico oriental es reconocido por su importancia para la migración de la megafauna marina -ballenas, tiburones y tortugas marinas-, lo que lo convierte en una zona de gran importancia para la conservación. En esta región se pueden encontrar unas 30 especies de cetáceos (ballenas, delfines y marsopas) y cinco especies de tortugas marinas. El corredor es crucial para la ballena azul, el animal más grande de la Tierra, y las icónicas ballenas jorobadas.

Mediante un esfuerzo regional denominado Corredor Azul del Pacífico, las oficinas de WWF en América Latina trabajarán con científicos, la sociedad civil, las pesquerías y los gobiernos nacionales para identificar áreas prioritarias para la conservación y soluciones para las ballenas migratorias cuyos hábitats críticos se encuentran en aguas de América Central, Colombia, Chile, Ecuador, México, Perú y la Antártica.  El proyecto se centrará en primer lugar en los hábitats de la ballena azul y la ballena jorobada, conectando a todos los países del Pacífico oriental para mitigar y controlar las crecientes amenazas transfronterizas.

WWF trabajará para reducir los impactos como la captura incidental, el transporte marítimo y el ruido oceánico en las zonas identificadas, así como para recomendar estrategias para hacer frente a esas amenazas, soluciones para mitigar los impactos mediante medidas de protección del hábitat y también conformará una red de expertos que trabajen en los corredores azules de la región.

“Esta iniciativa de conservación abre una gran oportunidad para examinar estratégicamente las necesidades de conservación que tenemos en nuestro océano, desde la cobertura de las Áreas Marinas Protegidas (AMP) y los niveles de impactos acumulativos en todo el Océano Pacífico Oriental, por ejemplo, donde importantes AMP oceánicas en diferentes países, entre las que se cuentan Juan Fernández, Galápagos o Revillagigedo, podrían servir como un ‘refugio de protección’ para la megafauna marina en hábitats críticos como las zonas de alimentación o reproducción”, explica Yacqueline Montecinos, encargada de Biodiversidad Marina de WWF Chile y coordinadora de este proyecto regional.

“Sin embargo, necesitamos fortalecer el manejo y la protección de las rutas migratorias que conectan estas áreas, lo que requiere de esfuerzos transfronterizos y una mejora colaborativa del manejo en beneficio de las especies y los ecosistemas, pero también de las comunidades que dependen de ellos.  Proteger las especies marinas que se desplazan entre los ecosistemas en alta mar y las aguas nacionales”, agrega.

Se está desarrollando una nueva urgencia en el Pacífico Oriental con flotas pesqueras extranjeras que operan en zonas de alta mar en el borde de los límites de las aguas nacionales.  Estas actividades tienen lugar en el corazón del Corredor Azul del Pacífico, que es un hábitat crucial para las ballenas migratorias y los delfines oceánicos.

En respuesta a esta necesidad urgente, esta iniciativa de conservación comienza en septiembre de 2020, sobre la base de una labor de larga data sobre cuestiones marinas en América Latina. 

“Esta contribución se basa en años de trabajo dirigido por las oficinas y socios de WWF en la región para reducir la captura incidental, las redes fantasma, el creciente riesgo de colisiones con embarcaciones y los impactos del ruido submarino, y para establecer redes de áreas marinas protegidas. Nuestro enfoque consiste en trabajar con una red de asociados, incluidos los pescadores, la industria y el gobierno, para promover el uso responsable de los recursos marinos, asegurando al mismo tiempo la conservación a largo plazo de estas especies de cetáceos altamente migratorias”, puntualiza Yacqueline Montecinos.

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