El problema del 46%

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Por Patrick Spencer, Consultor Medioambiental, M.Arq. EE,  Académico Sustentabilidad UNAB

Una señora y su hijo se sientan en un restaurant de sushi. Luego de hacer el pedido, la señora le dice al mesero: “Las bebidas las puede traer sin bombilla, por favor”.

Cuando el hijo le pregunta el motivo de su comentario, la señora le explica: “Es que las bombillas son muy peligrosas para los animales que se encuentran en el océano y debemos actuar de forma sustentable”. Lo que la señora no sabe, es que su pedido de sushi tiene una huella plástica considerablemente mayor que la de esa bombilla.

Ubicada entre Hawaii y California, la Gran Isla de Basura del Pacífico (GIBP) es un claro ejemplo de los extremos a los cuales ha llegado la contaminación plástica oceánica. Teniendo una superficie equivalente a 3 veces el tamaño de Francia, la GIBP es la más grande de distintas acumulaciones de basura, que hoy se encuentran flotando en diversos océanos del planeta.

El problema es grave: durante los últimos 10 años, hemos producido más plástico que durante todo el siglo pasado. Cerca de 300 millones de toneladas de plástico son producidas cada año. De todo ese plástico, aproximadamente 8 millones de toneladas terminan directamente en el océano. Se estima que apenas un 9% de todo el plástico producido globalmente, termina siendo reciclado.

Esto tiene consecuencias evidentes para la flora y fauna marina. Aves costeras en sectores como Australia, han mostrado tener hasta 35 piezas de plástico en sus cavidades estomacales. Especies de mayor tamaño, como ballenas, han llegado a tener hasta 250 piezas. Un escenario realmente espeluznante en términos de sustentabilidad y preservación de la biodiversidad. Resulta indiscutible entonces, argumentar que no debemos usar bombillas o bolsas plásticas, y desde luego, que es importante reducir el uso de plásticos de “un solo uso”.

Pero volvamos rápidamente a la GIBP. Siendo la isla de basura oceánica más grande del mundo, es sin duda un caso representativo de la contaminación plástica que está sufriendo nuestro planeta. La organización The Ocean Cleanup, comprometida a limpiar los océanos del mundo, hizo un estudio en 2018 para determinar los contenidos encontrados en esta isla de basura marina. Resulta que de las 80 mil toneladas de plástico que se encuentran en la isla, la mayoría proviene de equipamiento y artículos de pesca. No solamente eso, sino que un alarmante 46% del plástico, consiste únicamente en mallas de pesca que han sido cortadas o descartadas durante actividades pesqueras. Las bombillas por otro lado, representan aproximadamente un 0,03% del plástico encontrado en el océano.

El resto de los residuos se compone de elementos como: cuerdas, trampas, bolsas de pesca, separadores y boyas. Todos elementos plásticos -utilizados de manera indiscriminada y desechable- durante los procesos de pesca masiva e industrializada que actualmente se llevan a cabo en distintos lugares del mundo.

Entonces, volviendo al restaurant de sushi, quizás es importante replantearnos el problema del plástico. Si bien nuestro uso de plásticos desechables como las bolsas y bombillas tiene un impacto medioambiental, nuestros hábitos de consumo pueden llegar a tener consecuencias considerablemente mayores.

Se estima que para el año 2050, habrá más plástico que peces en el océano. Dependerá sólo de nosotros escribir el futuro de nuestros océanos, y encargarnos de que este macabro pronóstico, no se cumpla.

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