“Zonas de Sacrificio: Las normas siguen siendo insuficientes para descontaminar”

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Por Hernán Ramírez, investigador asociado | Fundación Terram.

El 31 de octubre se publicó el anteproyecto; “Plan de Prevención y Descontaminación Atmosférica para Concón, Quintero y Puchuncaví”, en reemplazo del anteproyecto rechazado por la Contraloría en diciembre del 2017, por no ajustarse a derecho, al no “descontaminar”. Transcurridos 11 meses desde el rechazo del plan, y después de más de 1500 intoxicaciones ocurridas en Quintero y Puchuncaví y en plena investigación del “Plan Fallido” por una Comisión de la Cámara Baja, el Ministerio de Medio Ambiente (MMA) dio a conocer el nuevo anteproyecto, cuya etapa de consulta ciudadana finalizó el 14 de diciembre del presente año.

Lo “prometedor y esperanzador” del anteproyecto del “Plan de Descontaminación 2018”, genera erradas expectativas en la opinión pública, ya que en términos concretos este “Plan” solo persigue dar cumplimiento a las normativas nacionales que regulan las concentraciones máximas de material particulado respirable (fino, MP2.5, y grueso, MP10), abandonando cualquier responsabilidad frente a los demás contaminantes presentes en el aire, los sedimentos y las aguas de las comunas de Quintero y Puchuncaví.

Es relevante transparentar que este “Plan de Descontaminación” no se hace cargo de reducir los altos niveles de metales pesados como el arsénico, cadmio, mercurio y cobre, los cuales se han acumulado durante décadas en los suelos, residencias y centros educacionales de esta “Zona de Sacrificio”. El proyecto, tampoco regula los “desconocidos” contaminantes responsables de los más de los 1500 casos de intoxicaciones ocurridos entre los meses de agosto y noviembre del año que culmina; tampoco busca evitar los periódicos varamientos de carbón en la playa de Ventanas, ni los derrames de petróleo y otros vertimientos de químicos a la Bahía de Quintero, ni mucho menos asegura que los niveles de arsénico respirable y de compuestos orgánicos persistentes (COPs) cumplan los estándares recomendados por la Organización Mundial de la Salud (OMS), por último, tampoco se hace cargo de monitorear la presencia de metales pesados en el ecosistema marino.

La verdad de las cosas es que el objetivo de este nuevo Plan, es dar con el cumplimiento de dos normas nacionales para material particulado respirable, con estándares deficientes al ser comparadas con lo recomendado por la OMS.

Por ejemplo, la norma nacional primaria de calidad del aire para MP10 anual corresponde a 50 (μg/m3N), mientras que lo recomendado por la OMS para este contaminantes es de 20 (μg/m3N) al año. El anteproyecto del Plan, propone como meta que no supere el 80% del valor de esta norma, es decir, 40 (μg/m3N).

En el caso de la Norma Nacional Diaria de regulación del MP2.5 esta es de 50 (μg/m3N). El anteproyecto del Plan establece 40 (μg/m3N) al día, sin embargo, la OMS recomienda que no supere la concentración de 25 (μg/m3N). Respecto a sus emisiones anuales, en Chile se norma hasta 20 (μg/m3N), mientras el nuevo Plan establece la meta de 15,75 (μg/m3N), pero la OMS recomienda que no se supere los 10 (μg/m3N).

Si bien el nuevo anteproyecto presenta deficiencias y errores que requirieren modificación para su corrección antes de ser votada por el “Consejo de Ministro para la Sustentabilidad”, también se debe reconocer que presenta mejoras respecto a su anterior versión, como son: la reducción a 5 años del plazo para el cumplimiento del plan, la implementación de un “Plan de Gestión de Episodios Críticos” durante periodos de mala venti¬lación, el control de compuestos orgánicos volátiles, la reducción en los límites de emisión para cada empresa, el encapsulamiento de los acopios de graneles sólidos al aire libre, entre otras modificaciones.

Pero eso no nos hace olvidar sus principales errores, los cuales tienen relación con el inventario de emisiones y el techo máximo para las diferentes emisiones.

El plan indica que la fundición de cobre de Codelco, las termoeléctricas a carbón de AES Gener y la refinería de petróleos de ENAP en su conjunto, son las responsables del 75% de las emisiones de material particulado, del 99% de las emisiones de SO2 y el 81% de las emisiones de óxidos nitroso en el territorio.

Al igual que en el anteproyecto anterior, el inventario no contempla la emisión de NOx de la fundición, no obstante, la combustión de gas, diesel, carbón y leña generan emisiones de NOx a la atmósfera. A modo de ejemplo, la fundición de CODELCO empleó en diciembre del 2017 más de 3,3 millones de metros cúbicos de gas, 87 mil litros de diesel, 400 toneladas de carbón y 142 toneladas de leña.

Respecto a los nuevos límites de emisión para material particulado, el anteproyecto beneficia nuevamente a la empresa AES Gener, permitiéndole incrementar sus emisiones atmosféricas en 17 toneladas anuales.

La proporción de reducción de emisiones de las tres empresas, no cumplen con lo establecido en la Ley 19.300 (Artículo 45, letra f), respecto: “la proporción en que deben reducir sus emisiones las actividades responsables de la emisión de los contaminantes deberá ser igual para todas ellas”.
El “Plan” deroga la aplicación en Quintero y Puchuncaví de la “Norma de Calidad Primaria de Arsénico Respirable”, requerimiento contemplado en el Plan vigente desde 1992 y cuyo cumplimiento a la fecha está pendiente.

Con todos estos desaciertos más que aciertos, desde Fundación Terram creemos fundamental que la División de Calidad de Aire del MMA, debe ser más prolija y cuidadosa en su trabajo, ya que los mal llamados “Planes de Descontaminación” debiesen perseguir prevenir muertes y daños en la salud y no paradojalmente, todo lo contrario.

El plan rechazado el año pasado, buscaba evitar siete muertes, 122 atenciones en servicios de urgencia, ocho hospitalizaciones y la pérdida de 1800 horas laborales al año, lo cual claramente no era suficiente al ver la envergadura de las intoxicaciones de 2018.

Creemos que es urgente corregir los errores detectados en el anteproyecto y que los Ministerios de Medio Ambiente y Salud inicien proceso de revisión y dictación de “Normas de Calidad Primaria” que se ajusten a las recomendaciones de la OMS, (medida que sería oportuna como País Sede del próximo Encuentro Cambio Climático COP25), y se proteja la salud de los niños y habitantes de Concón, Quintero, Puchuncaví y de todas las Zonas de Sacrificio del país.

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