Invertir en las personas para dar sustentabilidad a los barrios y espacios públicos es fundamental

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Cierre_Punta_del_Sol (167)Tras años de trabajo con Punta del Sol de Rancagua, la Fundación Urbanismo Social concluye su proceso de acompañamiento a la comunidad para prevenir el deterioro de nuevos barrios, centrándose en las personas.

Pese a que las políticas de vivienda social han avanzado mucho en Chile durante las últimas décadas -en reducir el déficit habitacional, primero, y mejorar la localización y calidad de las viviendas, después,- aún está pendiente fortalecer su sustentabilidad para no tener que intervenir, años después, varios deteriorados.

Este barrio fue construido en un espacio residencial, con excelente localización. El diseño fue hecho por la oficina de arquitectura Elemental, liderada por el recientemente premiado Alejandro Aravena. Sin embargo, todos estos esfuerzos por mejorar los estándares se pierden si no invertimos después en las personas” explica Pilar Goycoolea, la Directora Ejecutiva de la Fundación Urbanismo Social.

Y es que en Urbanismo Social llevan años trabajando en terreno para construir un modelo propio que permita prevenir el deterioro de los nuevos barrios de vivienda social centrándose en el bienestar de las comunidades que viven allí “Nos dimos cuenta que pese a que la calidad de las viviendas y barrios que estábamos entregando a las familias era excelente, todavía necesitaban acompañamiento para sortear los desafíos que implica la vida en comunidad una vez recibida la vivienda” detalló Goycoolea.

El barrio Punta del Sol de Rancagua

El primero de los barrios en los que empezaron a desarrollar este modelo fue Punta del Sol de Rancagua, conformado por dos condominios construidos en la zona norte de la ciudad, donde viven 206 familias que recibieron sus viviendas en julio de 2012.

Inicialmente, tuvimos que dar una pelea judicial para instalarnos allí, ya que los residentes de los barrios aledaños estaban asustados de los problemas que podría significar vivir al lado de un barrio de vivienda social, había mucho estigma, prejuicio y temor” señala Malena Simonetti, una de las fundadores de Urbanismo Social, que trabajó en los inicios de este proyecto.

Así, se pusieron la meta de integrar a estas familias al sector y trabajaron con los dirigentes de los Comités de Vivienda durante todo el proceso de construcción. La tarea no fue fácil, siempre hay muchas dificultades, trámites pendientes, en fin, pero, salimos adelante juntos” explicó Fabiola Aránguiz, una de las vecinas del barrio que habló en la ceremonia de cierre del trabajo de la fundación en el barrio, el sábado recién pasado.

Cuando llegaron al barrio los dirigentes estaban muy cansados y los vecinos, más que participar, querían estar en su casa, arreglarla, ampliarla, cuidarla, disfrutarla. Este periodo coincide además con el de postventa, escrituración e instalación en el barrio, que no es fácil.

De esta manera, el equipo de la fundación pensó que la experiencia en terreno les podía ayudar a armar un modelo de trabajo para evitar que todo el esfuerzo que se había hecho antes de la entrega de la vivienda, se esfumara si el barrio comenzaba a deteriorarse por falta de cuidado.

Decidieron entonces enfocarse a la felicidad de los barrios, más allá de la calidad de los barrios “Dijimos, si las personas se sienten felices de vivir en sus barrios van a querer permanecer allí, cuidarlo y proyectarse en él en el tiempo, esto ayuda además a que si está cada vez más bonito, aumente la plusvalía en el tiempo” agregó Goycoolea.

Y así, construyeron un modelo que hasta ahora llaman de “Urbanismo Social Preventivo” y construyeron un instrumento piloto para monitorearlo, que se aplicó en Punta del Sol. Los resultados fueron muy concluyentes, pese a que siempre existen dificultades y desafíos, el 90% de quienes viven allí recomendarían el barrio a otros. Y, otro dato fundamental, la mayoría de quienes recomiendan permanecer en un barrio lo hacen basándose en la calidad de los vínculos que tienen con su comunidad de vecinos.

Estos resultados dan luces respecto al trabajo que se requiere hacer en los nuevos barrios, es decir, fortalecer la identidad -para que las personas se sientan parte de una comunidad y de un proyecto común-, además de su integración al entorno y su autonomía. Y eso es lo que “experimentalmente” han hecho en Rancagua, ya que el modelo se encuentra en construcción y prueba, en todos los nuevos barrios en los que han trabajado durante los dos últimos años, periodo en el que se ha desarrollado el modelo para la etapa después de la entrega de la vivienda

“Tras vivir este proceso entendemos que la entrega de la vivienda es el principio y no el fin” explicó Hugo Anziani, Presidente de la Junta de Vecinos de Punta del Sol 2 el sábado recién pasado, fecha en la que en una emotiva y entretenida ceremonia comunitaria, la Fundación Urbanismo Social se despidió por primera vez de un barrio, porque sus líderes y su comunidad ya estaban preparados para salir adelante juntos de los próximos desafíos.

Invertir en las personas para dar sustentabilidad a los barrios y espacios públicos es fundamental

 

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