Columna: Old Clothes, New Social Enterprises. Por: Daniel Arenas, profesor asociado ESADE

Suscríbete Fondos Concursables
Diario Sustentable
Diario Sustentablehttps://www.diariosustentable.com/
Contamos historias que merecen crecer. Pensamos diferente y elegimos creer en las personas, comunidades y organizaciones, las grandes y las que están empezando ahora en la mesa de un café, pero que van a cambiar el mundo.
NESTLÉ
++BETTER
PEFC

Columna: Old Clothes, New Social Enterprises. Por: Daniel Arenas, profesor asociado del Departamento de Ciencias Sociales de ESADE y  Responsable de Investigación del Instituto de Innovación Social.

Para salir del mal humor y el pesimismo en el que a veces nos instalamos cuando escuchamos ciertas noticias del mundo económico y político, deberíamos dirigir nuestra mirada a fenómenos como las empresas de inserción social.  Es apasionante ver cómo se consolidan, ganan en escala y pueden así ofrecer más puestos de trabajo para gente en riesgo de exclusión. Cuanto más eficientes hacen sus procesos, más oportunidades se abren para estas organizaciones, tan necesarias para nuestra sociedad en los tiempos que corren. De manera que en estos casos, queda claro que la profesionalidad, el crecimiento económico y el fin social van de la mano.

Cerca de nosotros tenemos el ejemplo de Roba Amiga, que gestiona la recogida, selección y venta de ropa de segunda mano. Uno sus aspectos más notables es que, más allá de su importantísima tarea social, cumple también una función medioambiental. Si no se separan y se intentan revender estos productos, terminan en vertederos o incineradoras. Y es que el residuo textil se está convirtiendo en un problema creciente. Según un estudio reciente estaríamos hablando de 15 millones de toneladas por año en Europa y Estados Unidos. Si mis cálculos no me engañan, podríamos contar que 5 camisetas pesan 1 kg, lo que significa que… ¡cada año se estarían tirando 75.000.000.000 camisetas! Es decir, cada uno de nosotros tiramos cada año 65 camisetas. Mientras no revisemos nuestras pautas de consumo y consigamos acercarnos más a una economía de tipo circular, necesitaremos que Roba Amiga recoja más ropa desechada, la separe y la seleccione, y la venda o la exporte.

Otro de los aspectos que hace particularmente interesante el caso de Roba Amiga—tal como exponemos en el estudio que presentamos en el Instituto de Innovación Social de ESADEOld Clothes, New Social Enterprises—es analizar las diferentes etapas y niveles de organización por los que ha ido pasando. Roba Amiga es a la vez una red de organizaciones que comparte una marca, una cooperativa, y una empresa de inserción. Estos distintos niveles se han mantenido hasta hoy y conviven al mismo tiempo. Mientras que algunas teorías de la gestión nos dirían que esta multitud de niveles conlleva costes de coordinación, también hay que reconocerle algunas ventajas que son especialmente importantes en el mundo en el que lo social y lo económico van de la mano. El capital social y las redes que se tejen entre los diferentes actores son aspectos esenciales para las empresas de este tipo.

Finalmente queda el aspecto de la exportación de ropa de segunda mano a países en vías de desarrollo. Se trata de una cantidad muy importante: ¿cómo se explica, si no, que en cada reportaje televisivo sobre África, el Oriente Próximo o Asia salga un chaval con la camiseta del Barça? En nuestro estudio, presentamos el debate sobre el impacto social y económico de esta actividad. Mientras que para algunos esta exportación acaba de destruir la poca economía textil local y traslada un problema medioambiental hacia estos países, para otros esta exportación logra que al menos esta ropa se use más veces, crea empleo y beneficia a los consumidores. Además, se alega que poco puede hacerse contra la importación ilegal y la que viene directamente de China. En cualquier caso, cabe preguntarse cómo conseguir que esta fase de la actividad tenga también un fin social. ¿Qué criterios podrían plantearse para mejorar los aspectos sociales de esta exportación? Se podría pensar en favorecer ONGs o entidades locales que tengan en cuenta las necesidades de colectivos más vulnerables, ofrezcan salarios dignos o desarrollen algún tipo de reelaboración de los productos para añadir valor. En el estudio que ofrecemos en el Instituto de Innovación Social, damos algunos ejemplos del Senegal. No hay duda de que todavía queda mucho por hacer en este ámbito y puede ser otra tarea apasionante.

¿Quieres leer el informe completo ”Old Clothes, New Social Enterprises”? Clica aquí.

Por: Daniel Arenas, profesor asociado del Departamento de Ciencias Sociales de ESADE y  Responsable de Investigación del Instituto de Innovación Social.

LEAVE A REPLY

Please enter your comment!
Please enter your name here

×