La sostenibilidad de los proyectos con impacto social no depende solo de las buenas intenciones ni de un propósito inspirador. Requiere gestión, acompañamiento y vínculos humanos que permitan transformar las ideas en resultados concretos. Esa es la convicción que cruza la conversación del Club de la Sustentabilidad con Alejandra Iacobelli, directora ejecutiva de la Corporación Simón de Cirene, en una edición especial grabada en el marco del EtMday, en alianza con la propia organización.
Con más de 30 años de trayectoria, Simón de Cirene se ha consolidado como una corporación sin fines de lucro dedicada a acompañar a organizaciones sociales, fundaciones y emprendedores en el fortalecimiento de su gestión. “Creemos que la gestión es lo que realmente permite que un emprendimiento salga adelante o que una organización social con un lindo propósito logre finalmente cumplir su misión”, explica Iacobelli.
Gestión y afecto como motor de impacto
Uno de los elementos que distingue el modelo de Simón de Cirene es su enfoque humano. Bajo el lema “sin afecto no hay efecto”, la organización combina herramientas técnicas con acompañamiento personalizado. “No concebimos la formación como un curso online donde cada uno avanza solo. Siempre hay una persona detrás, una tutora que acompaña, hace seguimiento, escucha y apoya”, señala la directora ejecutiva.
Este modelo ha permitido a la corporación trabajar con públicos distintos —emprendedores y organizaciones sociales— pero con desafíos comunes: planificación, flujo de caja, marketing, formalización y sostenibilidad en el tiempo. Un enfoque que, según Iacobelli, se basa en explicar la gestión “con peras y manzanas”, aprendiendo haciendo y poniendo siempre a las personas en el centro.
Financiamiento, acompañamiento y menos burocracia
Durante la conversación, uno de los temas recurrentes fue el acceso a financiamiento y las dificultades que enfrentan organizaciones y emprendedores para sostener su operación. En ese contexto, Simón de Cirene impulsa Convoca, una plataforma que reúne fondos concursables públicos y privados disponibles en distintos territorios.
“Sabemos que el financiamiento es una de las primeras piedras en el zapato. Por eso invitamos a buscar fondos, pero también acompañamiento. Nadie nace sabiendo emprender”, enfatiza Iacobelli, quien además plantea un desafío estructural: avanzar hacia modelos de financiamiento que no solo cubran proyectos, sino también parte de la administración de las organizaciones. “Ojalá no hubiera tanta burocracia y se entendiera que la gestión también es clave para el impacto”, agrega.
Desafíos del tercer sector y colaboración territorial
Mirando hacia adelante, la directora ejecutiva identifica desafíos transversales para el mundo de las fundaciones, organizaciones de la sociedad civil y emprendedores. Entre ellos, el fortalecimiento institucional, la colaboración entre organizaciones pequeñas y la necesidad de asumir mayores exigencias regulatorias sin perder el sentido de propósito.
“Tal vez dos organizaciones pequeñas que buscan lo mismo pueden unirse, compartir costos fijos y fortalecerse. La colaboración no es solo un discurso, es una necesidad para sostener el impacto”, reflexiona.
En esa misma línea, destaca la importancia de articular esfuerzos con el mundo público, las empresas y los territorios, entendiendo que los grandes desafíos sociales no se resuelven de manera aislada.
Día del Patrimonio Social: visibilizar lo que Chile ya hace
La conversación también abordó el Día del Patrimonio Social, iniciativa impulsada junto a la Comunidad de Organizaciones Solidarias, que busca visibilizar el trabajo del tercer sector en Chile. La jornada invita a voluntarios, empresas y organizaciones a abrir sus iniciativas a la ciudadanía y mostrar el impacto que generan día a día.
“Siempre decimos que Chile es un país solidario y lo somos. Ahora necesitamos visibilizarlo, sumar fuerzas y mostrar con más fuerza el tremendo aporte que hace la sociedad civil”, concluye Iacobelli.



