Con más de 70 años de historia, la compañía agroindustrial está impulsando un modelo de innovación colaborativo que combina tradición, tecnología y sostenibilidad.
Empresas Iansa está escribiendo una nueva página de su historia. La empresa, con más de siete décadas de trayectoria en el rubro agroindustrial y de consumo, ha decidido colocar la innovación en el centro de su estrategia, como un motor para generar valor económico, social y ambiental.
Así lo explica Pablo Sanhueza, Gerente de Calidad y Excelencia Operacional de la compañía, en una conversación para El Club de la Sustentabilidad Podcast de Diario Sustentable: “En Iansa entendemos la innovación no como un fin, sino como un medio para hacer más competitiva a la compañía y, al mismo tiempo, generar valor en un entorno sostenible”.
Un viaje corporativo hacia la innovación
Durante los últimos tres años, Iansa ha estructurado un plan estratégico de innovación corporativa que involucra a todas sus divisiones —agrícola, industrial, logística y retail— bajo un modelo colaborativo.
El proceso comenzó con más de 50 iniciativas mapeadas en distintas áreas, desde mejoras incrementales hasta proyectos transformacionales. Hoy, la empresa cuenta con un comité de innovación transversal, conformado por profesionales de diversas áreas, que trabajan con metodologías ágiles para identificar desafíos, pilotear soluciones y escalar aquellas que demuestren impacto real.
“Creamos un embudo de ideas que avanza desde la etapa de concepto hasta el lanzamiento y escalamiento. En este proceso hemos aprendido a pilotear, a fallar rápido y a priorizar con foco”, explica Sanhueza.
Circularidad y valor compartido
Uno de los pilares de esta estrategia es la circularidad, un enfoque que Iansa ha aplicado en sus procesos agrícolas e industriales.
En el ámbito agrícola, por ejemplo, la empresa reutiliza residuos plásticos de sistemas de riego para fabricar “barrier balls”, esferas que se colocan en tranques de agua para reducir la evaporación, evitar la proliferación de algas y disminuir el desperdicio hídrico.
En su línea industrial, los coproductos de la elaboración de pulpas y jugos se transforman en ingredientes para alimentación animal o en proteínas sostenibles mediante alianzas con empresas como F4F, que produce alimento para peces a partir de larvas de mosca soldado.
“La circularidad es una forma de agregar valor al negocio y al entorno. Aprovechamos nuestros coproductos para crear nuevas líneas de negocio con bajo impacto ambiental y alto valor nutritivo”, afirma el ejecutivo.
Innovación aplicada: de la agricultura al retail
Los avances de Iansa también se traducen en nuevos productos. En su línea de consumo, la empresa ha desarrollado legumbres en formato Tetra Pak listas para consumir, elaboradas con etiquetas limpias y bajo contenido de sodio, en respuesta a las tendencias de alimentación saludable.
En paralelo, la compañía ha creado un supresor de polvo de origen orgánico, derivado de subproductos agroindustriales, que reduce el uso de agua hasta seis veces en faenas agrícolas y mineras, contribuyendo a la mitigación del cambio climático y al bienestar de las comunidades.
Innovación colaborativa y mirada a futuro
El proceso de innovación en Iansa no se limita a sus fronteras corporativas. La empresa colabora con universidades, startups y hubs tecnológicos, impulsando proyectos de investigación aplicada, como un fondo CORFO que busca mejorar la producción lechera y reducir emisiones de metano en el sector pecuario mediante la nutrición animal sostenible.
“Innovar también es abrirse al mundo. Escuchar, aprender y conectar con actores externos es clave para construir soluciones reales”, sostiene Sanhueza.
De cara a los próximos años, los desafíos apuntan a diversificar el portafolio, eficientar la cadena productiva y seguir integrando la sostenibilidad como motor de negocio.
“Nuestro foco está en la diversificación y en la eficiencia, siempre con una mirada de triple impacto: económico, social y ambiental”, concluye.



