Por Diego Fuentes, socio fundador de INC Consultores
La sostenibilidad no es solo un activo comunicacional. En un entorno de desconfianza creciente y sobreexposición digital, se ha convertido en un criterio esencial de legitimidad y en un componente central de la reputación. Así lo confirma el Estudio de Reputación Digital de Líderes Empresariales 2025, que realizamos en INC Consultores por quinto año consecutivo en conjunto con Ipsos. Este ranking, que mide la reputación digital de los líderes corporativos más influyentes del país, muestra una señal clara: el liderazgo más valorado es aquel que se construye desde el propósito, la coherencia y el impacto real en los grupos de interés.
La sostenibilidad dejó de ser un capítulo del reporte anual o un ítem regulatorio: hoy debe estar en el corazón del negocio. Solo cuando se integra a la estrategia puede convertirse en motor de crecimiento reputacional y consolidar la confianza en el tiempo.
En nuestros estudios —basado este año en más de 71.960 menciones y noticias digitales entre marzo y mayo de 2025— evaluamos tres dimensiones: Notoriedad (visibilidad), Notabilidad (sentimiento positivo y coherencia narrativa) y Gestión de LinkedIn (comunidad e interacción). Los resultados muestran que los líderes con mejor reputación no solo mencionan la sostenibilidad: la viven como parte de su gestión y la proyectan en un relato público consistente.
Tres aprendizajes clave
1. La sostenibilidad reputacional no depende del tamaño de la empresa, sino del liderazgo que la encarna. En el Top 10 conviven fundadoras de fundaciones, rectorías universitarias, presidentas gremiales, ejecutivos mineros y directores de empresas. Lo común es su capacidad de conectar la estrategia con las expectativas de sus grupos de interés.
2. La sostenibilidad es hoy una vía clave para fortalecer la reputación, y la reputación es un diferenciador competitivo. Tener buena reputación no es solo “verse bien”: es un activo estratégico del negocio en la economía de los intangibles, que entrega ventajas reales en términos financieros, de confianza, legitimidad y proyección.
3. El liderazgo sostenible requiere gestión profesional digital permanente, continua y consistente. La experiencia de nuestros estudios demuestra que los líderes que bajan su presencia o descuidan la gestión digital pierden rápidamente posicionamiento. La reputación no es estática: es evolutiva y se construye y erosiona en tiempo real.
El estudio también muestra que la sostenibilidad es un concepto integral que incorpora dimensiones como la inclusión, la educación técnico-profesional, la innovación y el desarrollo territorial. Ser inclusivo es ser sostenible; impulsar innovación con propósito es ser sostenible. No son causas separadas, sino expresiones de una misma visión.
En definitiva, gestionar la reputación desde la sostenibilidad no es comunicar lo que se hace, sino construir confianza futura en base a decisiones presentes. El liderazgo ya no se define solo por el cargo, sino por la capacidad de representar valores que importan en un país que exige coherencia, credibilidad y propósito.
La invitación que deja el ranking 2025 es clara: consolidar liderazgos reputados que, desde la sostenibilidad, generen valor compartido y aseguren un éxito sostenible en la economía de los intangibles.
