El pasado 31 de julio, el Instituto Antártico Chileno (INACH) despidió al embajador Francisco Berguño en su último día en Cancillería, antes de iniciar oficialmente su gestión como secretario ejecutivo de la Secretaría del Tratado Antártico (STA). El nombramiento lo convierte en uno de los actores claves de la gobernanza antártica internacional, en un contexto marcado por el cambio climático, el aumento del turismo y la necesidad de fortalecer la cooperación entre países.
Una trayectoria marcada por la diplomacia y la Antártica
Berguño, Licenciado en Relaciones Internacionales y Administración Pública de la Universidad Católica de Lovaina (Bélgica) y egresado de la Academia Diplomática Andrés Bello, cuenta con una extensa carrera diplomática: fue embajador en Sudáfrica y Argelia, e integró misiones en la Unión Europea y organismos internacionales en Viena. Además, ejerció como director de Asuntos Antárticos de la Cancillería en dos períodos, liderando la aprobación de la Política Antártica Nacional (2017) y la Visión Estratégica Antártica de Chile al 2035.
Prioridades para su gestión
Entre sus principales desafíos en la Secretaría, Berguño adelantó que trabajará en la modernización de las plataformas digitales de intercambio de información, un aspecto clave para mejorar la cooperación entre los países parte del Tratado Antártico. También subrayó la importancia de mantener la memoria histórica de las reuniones consultivas y asegurar el éxito de los próximos encuentros, como la Reunión Consultiva del Tratado Antártico en Hiroshima (2026).
“Una de mis prioridades será capacitar a las Partes en el uso de las herramientas ya existentes, de modo que realmente sirvan para identificar áreas de cooperación y fortalecer el trabajo conjunto”, explicó.
Cambio climático y turismo, desafíos globales
Berguño advirtió que la Antártica es uno de los territorios más afectados por el cambio climático, aunque sus causas provengan de fuera del continente. Uno de los fenómenos de mayor preocupación es el crecimiento del turismo antártico, que pasó de 34 mil visitantes en 2013 a más de 120 mil en la última temporada, concentrados principalmente en la Península.
“Existe preocupación en el Sistema del Tratado Antártico por el impacto de esta presión sobre un ecosistema frágil. Chile, como puerta de entrada a la Antártica, tiene un rol fundamental en impulsar buenas prácticas y regulaciones que permitan un turismo responsable”, señaló.
Chile: fortalezas y pendientes
El diplomático destacó los avances del país en infraestructura y financiamiento, con proyectos estratégicos como el muelle en Bahía Fildes, la fibra óptica hacia la península y el futuro Centro Antártico Internacional en Punta Arenas. Sin embargo, enfatizó la necesidad de mejorar la coordinación interinstitucional y de mantener el nivel de inversión científica en un escenario internacional de presupuestos ajustados.
En cuanto a la política nacional, Berguño valoró el Estatuto Antártico y la reciente actualización de la Política Antártica Nacional, pero adelantó que deberán revisarse en algunos años más: “La Política Antártica Nacional actual es nueva, pero tiendo a pensar que vamos a tener que introducir algunos ajustes de aquí a algunos años más, adaptándola a los desafíos actuales y futuros del Sistema del Tratado Antártico”, concluyó.
