Este jueves 21 de agosto, Fundación Arcor Chile y el Centro de Investigación Avanzada en Educación (CIAE) de la Universidad de Chile dieron a conocer los resultados del Estudio sobre Valoración Social de la Educación Parvularia.
La investigación confirma que las familias chilenas reconocen el valor formativo del jardín infantil, pero que dicha valoración convive con tensiones culturales y condiciones materiales que terminan influyendo en la decisión de matrícula y asistencia.
Percepciones y juicios sociales
El informe, expuesto por la investigadora María José Opazo y comentado por la subsecretaria de Educación Parvularia, Claudia Lagos, junto al defensor de la Niñez, Anuar Quesille, detalla que muchas madres enfrentan presiones y juicios sociales al decidir si llevar o no a sus hijos al jardín, lo que genera sentimientos de culpa y sobrecarga.
La decisión, además, no depende solo de factores formales, sino también de la confianza en los equipos educativos, las recomendaciones de las redes cercanas y la reputación del centro.
En 2024, apenas un 45,3% de los niños entre 2 y 4 años estaba matriculado en un jardín infantil, y la asistencia promedio llegaba al 71,1%, según cifras del Ministerio de Educación.
Persistencia de miradas asistencialistas
Entre los hallazgos, el estudio advierte que parte de la sociedad mantiene una visión asistencialista de la educación parvularia, reduciéndola a un espacio de cuidado. Este enfoque, que equipara a las educadoras con “madres sustitutas”, contribuye a la precarización del trabajo y a la subvaloración profesional del nivel.
La subsecretaria Claudia Lagos subrayó que “la educación parvularia nos recuerda que el futuro comienza a construirse en los primeros años de vida. Queremos convocar a más actores para proyectarla como la piedra angular del desarrollo de Chile”.
Factores que condicionan la asistencia
El análisis identificó variables que inciden directamente en la matrícula y la asistencia:
- conciliación entre trabajo y cuidado,
- redes de apoyo,
- costos y percepción de calidad de la oferta pública,
- edad y desarrollo de los niños,
- aprehensiones de salud vinculadas a contagios.
También persiste la distinción cultural entre sala cuna (resguardo) y jardín infantil (educativo), con mayor valoración de este último por su efecto en lenguaje, socialización y autonomía.
Un llamado a fortalecer el nivel
El defensor de la Niñez, Anuar Quesille, enfatizó que “Chile tiene un compromiso con los niños, niñas y adolescentes. Promover la educación inicial y parvularia es fundamental para resguardar su dignidad y evitar la vulneración de sus derechos”.
Por su parte, María Laura Berner, directora ejecutiva de Fundación Arcor Chile, afirmó que “este estudio nos invita a mirar de frente las percepciones que hoy inciden en la decisión de integrar a niños y niñas a la educación inicial. Si no abordamos los juicios sociales y las condiciones materiales que pesan sobre las familias, en especial sobre las madres, seguiremos viendo su impacto en la matrícula y la asistencia”.
La investigación concluye que superar la dicotomía entre cuidado y educación, visibilizar el carácter pedagógico de la educación parvularia y fortalecer las condiciones de calidad son pasos clave para avanzar hacia un mayor reconocimiento del nivel en Chile.
El estudio completo puede revisarse en la página web de Fundación Arcor Chile.



