La gerente de Estrategia y Comunicaciones de Matter propone unir rigor técnico con creatividad y storytelling para sacar la sostenibilidad “del PDF” y llevarla a proyectos tangibles que movilicen cultura interna y conecten con las personas.
En el espacio la Voz de los Expertos de Diario Sustentable, Catalina Guzmán, gerente de Estrategia y Comunicaciones en MatTter, abordó el gran dilema de muchas organizaciones: cómo dejar atrás la comunicación fría y de checklist para convertir la sostenibilidad en acciones medibles, cultura viva y relatos que conecten.
“Mattter es una consultora creativa de sostenibilidad: mezclamos el rigor técnico con comunicación y conexión con audiencias. Se trata de sacar la sostenibilidad del PDF para llevarla a comunidades, colaboradores e inversionistas”, explica.
Del compliance al cambio: tres movimientos clave
Guzmán plantea una ruta práctica —trazar, tangibilizar y trascender— para pasar del discurso al impacto:
Trazar (diagnosticar con datos): Levantar línea base, métricas y percepciones (ciudadanía, clientes, colaboradores). Ordenar compromisos, avances y vacíos. “Todo debe ser medible: sin datos no hay relato coherente ni gestión del cambio”.
Tangibilizar (hacer que las cosas pasen): Convertir los compromisos en proyectos accionables de corto/mediano plazo (12–24 meses) alineados al core del negocio: energía, residuos, relación con comunidades, bienestar de colaboradores, etc. “Menos promesas a 2050 y más pilotos este año”.
Trascender (instalar cultura): Pasar de iniciativas aisladas a movimiento cultural: hábitos, formación y embajadores internos. “Primero gestionar adentro, luego comunicar afuera. La coherencia se nota”.
¿Por qué sigue costando comunicar?
Roles separados y desalineados. Quien gestiona sostenibilidad no siempre comunica (y viceversa). Falta traducción entre datos técnicos y narrativas simples.
Checklist normativo (CMF 461/519, reportes) que absorbe equipos y ahoga la creatividad.
Brecha de comprensión y confianza. “Hablamos entre especialistas, pero la ciudadanía aún no entiende bien qué es sostenibilidad. Hay que explicar ‘con peras y manzanas’ y mostrar evidencia”.
Buenas prácticas que funcionan
Primero casa adentro: reciclar bien en las instalaciones, educar equipos, alinear incentivos.
Proyectos con sentido territorial: iniciativas que respondan a necesidades reales del entorno y a la actividad de la empresa (no “plantar por plantar”).
Creatividad aplicada: resignificar residuos, habilitar espacios y soluciones concretas mediante alianzas (municipios, fundaciones, proveedores, academia).
Comunicar desde el hacer: historias, videos y campañas que cuenten procesos y resultados, no solo metas.
¿Cuándo pedir ayuda?
“Cuando los equipos se sienten ahogados en reportabilidad, cuando faltan manos para ejecutar o cuando no saben por dónde empezar. Nuestro rol es articular, prototipar y ejecutar proyectos que den ritmo a la estrategia: del compliance a la acción”, dice Guzmán.
El ritmo que falta
Si hubiera que ponerle música a la sostenibilidad, Catalina se queda con la fusión: “Un lenguaje mixto, como Rosalía: capaz de hablarle a públicos diferentes —comunidades, colaboradores, clientes e inversionistas— sin perder coherencia”.
Claves para “darle rock” a tu estrategia
- Define línea base (datos y percepciones).
- Elige 2–3 frentes accionables y ejecuta pilotos en 12–24 meses.
- Alinea cultura interna antes del despliegue externo.
- Mide, cuenta, mejora: evidencia + storytelling.
- Co-crea con aliados para escalar impacto.
“Gestionar primero, comunicar después, y siempre con evidencia. Ahí es cuando la sostenibilidad deja de ser fome y se convierte en cultura que moviliza”, concluye.



