En una región donde el emprendimiento no solo es una opción, sino un acto de coraje y amor por el territorio, más de 50 emprendedores dieron vida a la primera etapa de la Academia Austral de Emprendimiento, un programa que pone el foco en la formación técnica, el acompañamiento humano y la construcción de comunidad.
La iniciativa, impulsada por Corfo Aysén y el Campus Patagonia de la Universidad Austral de Chile, con apoyo de Fundación Simón de Cirene, cerró su primer ciclo con una feria abierta en el Centro Cultural de Coyhaique, donde los propios emprendedores compartieron sus productos, historias y aprendizajes con la comunidad.
“Esta iniciativa no solo apoya a cada emprendedor, sino que fortalece el ecosistema regional al visibilizar su trabajo y generar valor”, destacó Mario Brito, director del Campus Patagonia de la UACh.
Aprender haciendo, desde el territorio
Durante 12 meses, los participantes recorrieron un proceso formativo que incluyó talleres, mentorías individuales y asesorías especializadas, respetando las realidades diversas de cada localidad y con fuerte presencia de comunidades como Mañihuales, Puerto Aysén, Villa Cerro Castillo, entre otras.
“Uno de los mayores desafíos del emprendimiento en Aysén es la soledad con que muchas personas enfrentan este camino. Por eso, esta academia no solo entrega herramientas técnicas: construye redes reales de apoyo que nacen desde el territorio”, explicó Humberto Marín, director regional de Corfo Aysén.
De los 50 participantes seleccionados entre 194 postulaciones, 30 avanzaron a la etapa de asesorías técnicas personalizadas, donde trabajaron aspectos clave como la formalización, planificación financiera y estrategias de comercialización. El proceso de acompañamiento continuará durante el segundo semestre de 2025.
“Te validan el sueño”: el valor de creer en lo que se construye
Una de las voces que marcó este proceso fue la de Francisca Vargas, creadora del emprendimiento “Espíritu Patagonia” en Mañihuales. Para ella, la academia fue mucho más que un programa: fue un espacio de validación personal y profesional.
“Creo que es una tremenda oportunidad aceptar estos desafíos… eso valida tu idea, tu sueño y, sobre todo, las proyecciones que tienes. Desde ahí, tú dices ‘bueno, sí… me la creo’”, compartió.
A pesar de las dificultades para compatibilizar clases online y presenciales desde zonas apartadas, Francisca valoró el respaldo recibido y la flexibilidad del programa: “Te dan todas las facilidades para conectarte después, y eso se agradece”.
Comunidad, arraigo y desarrollo con sentido
Lo que diferencia a la Academia Austral de Emprendimiento es su enfoque profundamente territorial. Cada módulo, cada mentoría y cada instancia de trabajo fue pensada para acompañar a personas que no solo quieren emprender, sino quedarse en sus localidades, generar empleo y proyectar un desarrollo con identidad.
“No solo construimos negocios, también construimos confianza y comunidad. Eso es lo que hace sostenible el emprendimiento en regiones”, recalcó Humberto Marín.
