Empresa de vino orgánico traza modelo 100% sustentable desde su fabricación hasta la entrega en domicilios

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Después de muchos años pensando de qué forma innovar con un emprendimiento sustentable, Francisco Herrera, Ingeniero en Telecomunicaciones, fundó en 2017 Red Red Wine, empresa de vinos que impulsa un modelo sustentable desde la plantación de las parras hasta la entrega del producto en la puerta del cliente. No utilizan pesticidas ni fertilizantes químicos, sólo la cooperación de los animales. Tampoco usan maquinaria pesada en la extracción de la uva, sino que contratan personas del lugar. Una vez terminada la fabricación del vino, lo despachan en empaque de madera reciclada y lo entregan en bicicleta o en moto eléctrica.

Nacido en Curicó, Francisco, creció rodeado de viñedos y animales que forjaron en él una pasión por la naturaleza y su cuidado desde temprana edad. “Me enamoré de ese ambiente, de la naturaleza que me rodeaba. De ahí la idea de un emprendimiento que fuese consciente con el entorno y las personas del lugar”, comenta. Su experiencia, la adquirió básicamente por la zona donde creció y por haber trabajado en la viña Miguel torres como temporero durante los veranos de colegio. “Me ayudó a potenciar conocimientos necesarios para el trabajo de las parras y las uvas”, admite.

La idea de llamarse Red Red Wine vino después de hacer surf en una playa del sur de Chile, donde Francisco, junto a unos amigos, escucharon a un estadounidense tocar en guitarra la conocida canción del grupo UB40 “Red Red Wine”, mientras tomaban vino en una fogata. “Más que un nombre es un recuerdo que ha perdurado toda la vida y que involucra a mis amigos, la naturaleza, el vino y el deporte”, comenta.

Y para cumplir ese recuerdo, ha debido sacrificar gran parte de su tiempo libre, amistades y hasta horas de sueño, ya que sortea su tiempo entre Red Red Wine y su trabajo en una empresa masiva de telecomunicaciones. “Por un lado, tengo la suerte de trabajar por turnos de día y noche por lo que puedo estar disponible en ambos horarios, pero a veces salgo a las 12 de la noche de la empresa y trabajo hasta las 5 de la mañana en mi emprendimiento”, sostiene. Un ritmo de vida que a veces lo agota, pero lo mantiene motivado para coordinar los procesos y acciones junto al agrónomo con el que trabaja y quien se preocupa de impulsar las practicas biodinámicas para la correcta fabricación del vino orgánico.

“Respetamos los ciclos de las plantas y no hacemos el retiro de uva con maquinaria. Además, incorporamos un control natural con gansos y gallinas que se comen las microbacterias alrededor de las parras, siendo más efectivo que los fertilizantes”, afirma.

Próximamente postularán al Fondo de Desarrollo de Negocios CRECE, para expandir sus acciones y buscar posicionarse en el mercado del vino capitalino y de regiones. Asimismo, en unos años más, esperan exportar el producto a otros países. “Hemos recibido muchos comentarios y preguntas de extranjeros sobre nuestros productos”.

En la línea socioambiental, seguirán sumando viñas emergentes que innoven de forma sustentable en la elaboración de la uva y que a su vez, impulsen las condiciones para un trato justo a trabajadores y agricultores del lugar. “Para mí ya no hay otra forma de hacer negocios que no sea de forma sustentable y con un comercio justo. Esta es la vía y hay que tomar las riendas del asunto para evitar que las consecuencias del calentamiento global aumenten”, finaliza.

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